Cuentos de Personas

EL COLUMPIO DE LOS NIÑOS

Había una vez, un columpio verde, en un parque muy muy grande, que estaba dentro de un colegio. Era un columpio muy especial, ya que los adultos no lo podían ver. Pero sin embargo, los niños jugaban con él todos los días.

El columpio llamaba la atención desde cualquier sitio del parque, porque se veía de un verde muy luminoso, incluso por la noche.

Cuentos-cortos-El-columpio-de-los-ninos

 

Un día, Felipe, un niño de 12 años, fue a jugar al columpio como todos los días, pero notó algo raro al acercarse a jugar. Sentía como si no le apeteciera jugar…

Al día siguiente, de manera inexplicable para él, no veía el columpio, y, aunque no estaba muy seguro de lo que le pasaba, se echó a llorar,…

Felipe, muy preocupado porque no veía el columpio, fue a contárselo a sus amigos, pero ninguno de ellos sabía lo que le pasaba, y le decían: «no se qué te pasará, pero yo sí que veo el columpio… A lo mejor es que te has hecho mayor…«.

A Felipe le dio que pensar y empezó a darse cuenta que últimamente le gustaba hacer cosas de mayores, y que estaba dedicando más tiempo de lo normal a ver la televisión.

«Me he hecho mayor«, pensó. Pero a los pocos días, se dio cuenta que lo único que tenía que hacer, para volver a ver el columpio, era dejar de ver tanto lo televisión.

Y así fue como lo hizo, volvió a dedicar más tiempo a jugar con sus amigos y a leer cuentos infantiles, y volvió a ver el columpio verde como todos sus amigos.

 

FIN

Accede a la tienda, para comprar nuestros productos exclusivos.

EL DIA Y LA NOCHE

Había una vez, un planeta llamado Tierra, en el que por una parte del planeta era de noche y por el otro lado, era de día.

Julia, una niña de tan sólo 5 años, se había dado cuenta de que por el día había luz y que por la noche se encontraba todo muy oscuro. Así que un día, cuando Julia estaba en su cama leyendo un cuento antes de irse a dormir, llegó su madre para darle un beso y desearle felices sueños.

Cuentos-cortos-para-ninos-el-dia-y-la-noche

Sigue leyendo

LOS CUBETOS MAGICOS Y EL RECICLAJE

Érase una vez, unos cubetos de basura de distintos colores. En ellos se echaba la basura clasificada en función del color de cada cubeto. Los cubetos se llamaban: Vistris, que era el que se encargaba de almacenar el vidrio para reciclar y era verde, Papelico, que era el encargado del papel para reciclar y era azul, Aceiterus, encargado de recoger las garrafas de aceite doméstico usado, Plastiki, que era el contenedor de plásticos para reciclar y que era amarillo, Pilates, el contenedor de pilas gastadas, y Basurín, el encargado del resto de basuras, especialmente de las basuras orgánicas.

Cuentos infantiles - Los cubetos magicos y el reciclaje

Sigue leyendo

FLORIN, EL PAYASO BOMBERO

Había una vez, un payaso llamado Florín que siempre solía sacar al escenario, algún niño del público en sus actuaciones.

Como todos los días, justo antes de empezar la función, Florín el payaso, se puso sus zapatos rojos dos veces más grandes que su pie y se colocó la nariz roja.

La música del circo empezó a sonar y el desfile de payasos comenzó. Salían sin parar un montón de payasos de un camión de bomberos, uno, dos, tres, así hasta quince payasetes!! Todos iban disfrazados de bomberos y cuando ya se encontraban todos en el escenario, Florín mandó apagar las luces y ordenó que sólo quedara un foco de luz, que sería el encargado de elegir al niño que saliera hoy con los payasos. Un redoble de tambores que estaba sonando, se detuvo y el foco de luz ya había escogido al niño.

 

Cuentos cortos - Florin el bombero payaso

Carlitos, que así se llamaba el niño afortunado, salió al escenario junto a los payasos. Entonces, Florín le pregunto al niño: «¿Estás preparado para empezar la misión?«, a lo que Carlitos respondió: «claro que sí!!«.

Justo en ese momento, Florín cogió una nariz de gomaespuma roja y se la puso en la nariz a Carlitos. Cuál fue la sorpresa de éste, cuando todo el público empezó a reírse de lo gracioso que estaba con aquella nariz.

Pero de repente, los ojos del niño empezaron a ponerse brillantes, pues sentía que se estaban riendo de él, así que empezó a llorar y sin pensarlo más, se quitó la nariz que le había puesto Florín el payaso, y salió corriendo del circo.

Todo el mundo se quedó expectante por lo sucedido, los payasetes siguieron con el espectáculo, mientras que Florín fue en busca de Carlitos que se encontraba en la parte de atrás de la carpa del circo.

«Carlitos, ¿pero por qué lloras?» le preguntó Florín, el payaso.

«Pues Sigue leyendo

EL DUENDE VERDE DE LA CASA

Había una vez un duende llamado Nipi que vivía en una parcela a las afueras de un pueblo muy pequeñito. En la parcela había una casa, en la que vivía una familia: la madre, el padre, el hijo, la hija, y un gato llamado Miau.

Nipi, el duende, solía vivir entre los matorrales de la parcela y a veces se metía en el garaje de la casa a pasar el rato. Sin embargo, la familia no sabía quecompartían parte de su vida con un duende.

Un día, Nipi fue el garaje de la casa como cualquier otro día a pasar el rato, pero esta vez se encontró de forma inesperada con el gato, Miau.

 

Cuentos infantiles - El duende verde de la casa

Miau se quedó quieto al ver al duendecillo verde, y a Nipi le pasó lo mismo. Se quedaron mirando fijamente el uno al otro, hasta que oyeron la voz de uno de los niños que bajaba al garaje. Entonces Nipi salió corriendo a tal velocidad, que ni Miau supo a donde había ido. Miau empezó a buscarlo olfateando el suelo para seguir su rastro, pero Miau no sabía que los duendes no dejan rastro de olores, y que por tanto, no se les puede encontrar.

Nipi era muy vergonzoso y sólo se dejaba ver por los animales, nunca por las personas, por lo que siempre salía huyendo cuando se acercaba algún humano.

Pero Nipi guardaba un secreto:sabía hablar como los gatos, conocía su idioma. Por lo que otro día, decidió buscar a Miau para hacerse su amigo.

Y así fue…, encontró a Miau y se puso a hablar con él. Miau, al principio, se quedó un poco sorprendido de ver hablar al duende verde, pero se acostumbró en seguida y estuvieron hablando juntos un buen rato.

En una ocasión Miau le preguntó: Sigue leyendo