PEDIR PERDÓN ES UN DON
Cuando tu hijo hace algo que no debe, entre las que se encuentran multitud de situaciones diarias, enseguida tendrá cierto sentimiento de culpabilidad y remordimiento por haber actuado de esa manera.
Dichos sentimientos no son gratuitos ni negativos vistos desde fuera, ya que de alguna manera estimulan el aprendizaje de las buenas acciones, engloban una educación que vosotros como padres le estáis dando a vuestro hijo, y también le hacen ver que si actuara bien desde el principio, el perdón no haría falta.
El perdón es un remedio que relaja la conciencia, y es muy bueno que los niños sepan utilizarlo correctamente, aunque también es cierto, que no tener que pedirlo es síntoma de que las cosas se han hecho bien, pensando antes de actuar y teniendo en cuenta al otro como persona inteligente que también sabe pedir perdón.
De esta forma lo que tu hijo aprenderá es a saber pedir perdón en aquellas situaciones que no haya sabido manejar de otra manera, y en las que sienta que su perdón puede ser un salvoconducto para mejorar sus relaciones personales.
PERDONAR ES AMAR
Las situaciones en las que tu hijo puede verse involucrado en el hecho de pedir perdón son situaciones cotidianas del día a día, sencillas y sin maldad ninguna, algunas de tipo sencillo son por ejemplo, querer algún juguete que tenga otro niño, arrebatárselo y que el otro niño llore, colarse en la escalera del tobogán y tener que pedir perdón por empujar, o bien, llamar tonto o gritar a sus compañeros.
Estas situaciones implican mucho emocionalmente a ambas partes, la que recibe y la que da, ya que para estas edades, desde que comienzan a relacionarse con otras personas, en las que estamos hablando de niños que están aprendiendo a pedir perdón como parte de su pequeño mundo, es todo un reto saber acercarse al otro, reconocer que se ha equivocado en su presencia, y realizar algún gesto de acercamiento de perdón hacia el niño dañado.
Todo esto en edades avanzadas, quizás más de 6 años, se torna bastante complicado, ya que enseñar algo cuya semilla no se ha cultivado ni regado con anterioridad hace que ese niño no sepa cuál es el procedimiento ni la enseñanza a descubrir. Pedir perdón es educar el corazón de tu hijo, y debe ser una educación importante y empática.
LA EMPATÍA ES LA LLAVE DEL PERDÓN
Como padres debéis enseñar a vuestros hijos a pedir perdón desde un punto de vista humano y cercano, para eso la empatía es la herramienta más versátil en estos momentos. Se aprende para toda la vida, y se ve como se utiliza.
Con la edad que comentamos, los niños aún no saben ponerse al 100% en la piel del otro, por eso debéis enseñarle con ejemplos concretos: «has pegado a tu hermano pequeño, mira como llora, ¿te gustaría llorar así porque te pegase él?», esta es una forma de empezar a trasladar su centro de mira al de su hermano, y poco a poco, y no siempre con actos negativos claro, ir potenciando esa puesta en marcha de la empatía.
Al mismo tiempo conocen cuáles son los límites de cada situación, y se van adaptando a ellas sin problemas, y en el camino de ese aprendizaje, es cuando afloran las situaciones en las que pedir perdón se convierte en una consecuencia de su no pensada actuación.
Los niños necesitan un guía para solucionar sus pequeños conflictos, y vosotros como padres implicados sois el mejor acompañamiento:
- Es importante explicarles claramente qué han hecho mal y porqué está mal.
- Los sentimientos deben salir a relucir como si ellos fueran espejos de lo que el otro niño esté sintiendo.
- Ir con ellos a pedir perdón les facilita el primer paso, de manera simbólica únicamente, «yo te miro como le pides perdón y le das un abrazo», y aprenden más rápidamente.
- Las formas de pedir perdón son muy personales, hay algunos niños que prefieren abrazar, otros dar un beso, y otros expresarlo con palabras.
- Reforzar cuando haya pedido perdón es importante, por el aprendizaje que supone y por el sentimiento de bienestar que sentirá tu hijo al hacerlo.
SABER PEDIR PERDÓN: CONCLUSIONES
Vosotros, padres de esos niños, sois los mejores modelos para ellos cuando hay que PEDIR PERDON. Del primer lugar del que ellos lo aprenderán es de vosotros, por lo que cuando sea necesario, practicarlo correctamente para que ellos vean que requiere su esfuerzo, como todo, y que el sentimiento posterior es muy positivo y reforzante.
Pedir perdón debe ser un acto sincero, y no para librarse de un castigo no deseado, o decir la palabra mágica sin sentimiento ni empatía. Debe ser algo consciente, cercano y responsable.
Y algo muy importante, debe servir para que se aprenda realmente lo que no se debe hacer y lo que hay que repetir, donde se juzgue el hecho y no a la persona, ya que esta es la única manera de llegar a la reconciliación y al bienestar que el perdón otorga.
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