Había una vez un payaso al que le gustaba mucho nadar, y participaba en todas las competiciones de máximo nivel de todo el mundo.
Era un gran nadador, y además siempre iba vestido de payaso cuando nadaba, por eso le llamaban «el payaso nadador«.
El payaso nadador era tan bueno, que podía ganar todas las pruebas de piscina que se propusiera. Sin embargo, el payaso nadador era conocido por todos, por su forma de terminar las pruebas…
Y es que él siempre permitía que, en el último instante, le adelantara el que iba segundo, y le dejaba así ganar.
La gente le preguntaba, cómo se le había ocurrido ese número tan gracioso, cuando estaba en un momento tan importante, y se estaba jugando ganar los campeonatos mundiales… Y el nunca contestaba nada…
Hasta que un día, en una rueda de prensa, le preguntó un periodista: «Señor payaso nadador, nos encanta su número de circo, pero no entendemos por qué lo hace… ¿por qué se deja ganar siendo usted el mejor nadador del mundo?» Sigue leyendo