ROSALÍA Y LAS ARDILLAS

Cuento corto escrito por: El Equipo de Cuentos Infantiles Cortos

Era la época de volver al colegio después del verano, y todos los niños de la clase de las ardillas estaban deseando ver a sus compañeros y conocer a su profesora nueva.

La nueva profesora se llamaba Rosalía, y por el nombre todos los niños pensaron que sería una persona encantadora y llena de diversión, pero cual fue su sorpresa el primer día que la vieron, cuando apreciaron en su cara un montón de arrugas en el entrecejo y la comisura de los labios.

Cuentos infantiles - El niño extranjero de la clase

Los niños de la clase de las ardillas ya conocían las emociones, y sabían perfectamente qué tipo de arrugas salían cuando una persona no sonreía nunca, y también sabían qué arrugas salían al estar siempre enfadada, y esas eran las de Rosalía.

Ya dentro de clase los niños se miraban entre sí, querían reírse sin parar pero no podían bajo la mirada atenta y dominante de la maestra. Por mucho que intentaban con gestos y muecas que Rosalía sonriera, no fue posible en el primer día lectivo.

Pasaban las semanas y todos los días, los niños comprobaban como iba cambiando el gesto de su profesora. Aunque ya no producía tanto desamparo mirarla, seguía sin sonreír. Parecía que se hubiera propuesto no ser feliz nunca, así que los niños se cansaron de intentar ponerle una sonrisa a Rosalía diariamente, y actuaban según se encontrasen.

Unos días todos llegaban felices y contentos dispuestos a jugar y aprender muchísimo, otros días eran unos a otros los que se animaban, y otros días, iban todos tan alicaídos que allí no sonreía ni el gato.

Entre tanto, Rosalía cuando llegaba a su casa y delante del espejo, intentaba cambiar la cara y empezar a sonreír, pero no podía, y lo único que le salía eran lágrimas. Un día, una alumna suya, también vecina, Carlota, la vio a través de la ventana llorar sin parar.

Al día siguiente llegó la primera a clase y le fue explicando a sus compañeros, uno por uno, lo que vio el día anterior. Todos los niños al estar informados de la noticia, adoptaron la misma actitud que Carlota, entre todos la ayudarían a sentirse mejor.

Cuando Rosalía entró en clase con su gesto recto se sorprendió al ver que los niños estaban unos llorando desconsolados, otros consolándoles, y otros con cara de tristeza y preocupación.

La maestra al ver esto, cambió el gesto sin darse cuenta, su cara ya no era de enfado, sino de compasión, entendimiento y empatía.

Las ardillas poco a poco comenzaron a sonreír para desconcertar a la profesora y que ésta se diese cuenta de que había cambiado la expresión y la actitud, y así fue, de repente Rosalía comenzó a dibujar una sonrisa en su cara, y empezó a sentirse mejor.

Así fue como Rosalía y las ardillas, después de dos meses de aprendizaje encubierto, comenzaron a disfrutar de los días de colegio como nunca antes se había visto a una maestra con sus pupilos.

FIN

7 pensamientos en “ROSALÍA Y LAS ARDILLAS

  1. BETTHY

    creo que los chicos se decepcionaron al ver una profesora fea y arrugada, pero no supieron darle el amor que necesita todo ser humano.
    Si la hubiesen tratado con carino , con afecto y caricias, creo que se hubiese podido hacer mas. Y si eso no era suficiente el jugar con ella, hacerla participar de sus juegos , rodearla con un abrazo gigante y darle a entender que el gesto adusto no es vivir. Hacerla sentir necesaria y ellos la necesitaban para sentirse importantes y vivos , hubiera sido un buen camino.

  2. valentina grasiano

    me gustó mucho pero hay un problema, es que los niños se decepcionaron mucho por su nueva profesora, que era una amargada y llena de arrugas, pero ella no sonreía nada, por lo mismo, tiene muchas arrugas por su falta de sonrreir, eso fue lo que no me gustó y lo otro me encantó

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