ROMUALDO Y ERNESTINA

Había un país que era el de Nunca Jamás. Este país era muy famoso pues en él tuvieron lugar las aventuras de Peter Pan. Pero no te voy a hablar de Peter Pan, te voy a hablar del Príncipe Romualdo que era el hijo del Rey de Nunca Jamás.

Romualdo era alto, rubio, con ojos azules y fuerte, muy fuerte. Pero Romualdo, a pesar de tener todo lo que se puede desear, siempre estaba triste. Para distraerse un poco salía a pasear con su caballo. Era un caballo blanco, de largas crines y se llamaba Sirio, como la estrella. Sirio no era un caballo como los demás. Nunca se cansaba y tenía una característica especial: ¡tenía alas! Podía volar.

Romualdo subía en él y juntos paseaban por todas las tierras del reino de Nunca Jamás. Sirio desplegaba sus alas majestuosamente y, elevándose al cielo, recorría las villas y condados del País de Nunca Jamás con Romualdo subido a su lomo.

El País de Nunca Jamás era precioso, con verdes praderas, suaves colinas y fértiles valles. En él vivían los Kutus, unos gnomos pequeños y simpáticos, traviesos y juguetones pero que eran muy inteligentes. Los Kutus eran los poseedores de la Gran Sabiduría. La Gran Sabiduría era un conjunto de normas por las que se gobernaba el País de Nunca Jamás.

Gundemaro, el Rey de Nunca Jamás, llamaba a los Kutus cuando necesitaba su consejo y apoyo.

Como Gundemaro estaba preocupado porque veía que Romualdo siempre estaba triste, llamó a Kilo y Kolo dos ancianos Kutus que eran los más sabios de todos.

Cuando Kilo y Kolo llegaron ante el Rey, éste les pregunto:

Queridos amigos, mi hijo Romualdo está siempre triste, aquí tiene todo cuanto puede desear un joven como él – caballos, jardines, frutas exóticas, palacios, fiestas, joyas y, además, un día será Rey de Nunca Jamás -.

Kilo y Kolo se retiraron un momento a meditar las palabras que les había dicho el Rey. Al poco rato volvieron y le dijeron a Gundemaro:

Majestad, es cierto que Romualdo tiene todas esas cosas, pero su tristeza se debe a la falta de un amor.

Gundemaro les dijo:

Su madre y yo adoramos a Romualdo, estamos pendientes de él, le cuidamos y le protegemos. ¿Cómo es posible que me digáis que le falta amor?

Kolo sonrió levemente y dijo:

– Majestad, no es ese amor al que me refiero. Romualdo necesita sentir el mismo cariño, el mismo amor que Vos sentís por la Reina.

Quedó pensativo el Rey. Se paseó por la estancia moviendo la cabeza afirmativamente y dijo a los ancianos:

Tenéis razón. No había pensado en ello. Organizaremos una gran fiesta. Vendrán las jóvenes más bellas de mi reino y Romualdo podrá elegir de entre ellas la que más le guste para que sea su esposa.

Kilo movió negativamente la cabeza y, dirigiéndose al Rey, dijo:

Majestad, el amor no se compra en una fiesta como si fuese un kilo de manzanas en un mercado. El amor tiene que llamar a la puerta de Romualdo. Entonces, cuando él lo descubra, será feliz.

En ese momento Kolo tuvo una idea, llamó a Kilo y volvieron a retirarse para cuchichear en secreto. El Rey les miraba con curiosidad e impaciencia. Finalmente los dos ancianos se volvieron a dirigir al Rey, pero esta vez tenían cierto temor de hablar. Aun así Kolo se atrevió a decir:

Hay una Princesa, Ernestina, que habita en la Zona Prohibida, en el País de Siempre Volverás y que

Al oír esto Gundemaro se enfureció, dio un salto y exclamó vociferando:

¡Eso nunca! Jamás nadie de mi Reino ha osado pisar el País de Siempre Volverás. ¡No consentiré que Romualdo lo haga! Es más, os prohíbo si quiera que volváis a pronunciar ese nombre en mi presencia.

Kilo y Kolo hicieron una reverencia al Rey y se marcharon. Al salir del palacio iban caminando en silencio, pensando en lo que les había dicho Gundemaro. Iban tristes porque ellos sabían que Ernestina, la Princesa del País de Siempre Volverás, era bellísima, como las tierras que habitaba. Tierras de bosques frondosos, altas montañas cubiertas de nieve, hermosos lagos y donde jamás se ponía el sol.

Kolo de repente se paró y dijo:

Tengo una idea. Volveremos al palacio del Rey e iremos donde está Sirio, el caballo mágico de Romualdo.

Así lo hicieron. Cuando estuvieron delante de Sirio, Kilo le habló al oído al caballo y le dijo:

Sirio, tú eres un caballo muy listo y entiendes todo lo que te decimos los Kutus, sólo lo que te decimos nosotros. Nadie debe saber jamás lo que te vamos a decir. Cuando vuelvas a llevar a Romualdo en tu lomo irás al País de Siempre Volverás, buscarás el claro del bosque donde va Ernestina todos los días a pasear y dejarás allí a Romualdo para que ambos se encuentren. Recuerda, esto es un secreto.

Sirio asintió con la cabeza, moviendo majestuosamente las crines.

Al día siguiente Romualdo fue a buscar a Sirio, como hacía cada día, y juntos salieron a dar una vuelta por el País de Nunca Jamás. Entonces Sirio comenzó a batir enérgicamente sus alas y se encaminó hacia donde le habían dicho los Kutus. Romualdo, extrañado, le dijo:

Sirio, ¿qué haces? Este no es el camino. ¿A dónde me llevas?

Sirio continuó volando sin hacer caso a Romualdo, se adentró en el País de Siempre Volverás, buscó el claro del bosque que le habían dicho los Kutus y, cuando vio a Ernestina, bajó cautelosamente y dejo a Romualdo cerca de ella, pero con cuidando de que no pudiera verle.

Ernestina era bellísima. Estaba en el claro del bosque y se disponía a cantar. Cantar era una de las cosas preferidas de Ernestina. Tenía una voz maravillosa y cuando lo hacía todos los animales del bosque acudían junto a ella para escucharla. Los pájaros se posaban en su hombro y mariposas de mil colores se enredaban en sus cabellos formando una corona de una belleza inigualable.

Romualdo al verla se quedó estupefacto. Jamás había visto a nadie con tanta dulzura.

Su primera intención fue la de dirigirse a Ernestina, pero lo pensó mejor y se quedó escondido, escuchándola.

Cuando terminó, volvió a montar en su caballo y regresó al País de Nunca Jamás. Ya no estaba triste, le invadía por dentro una sensación de enorme felicidad.

No dijo nada a su padre, pues sabía que él no quería que nadie pisara el País de Siempre Volverás, pero cada día, no pudiendo resistir el impulso de contemplar la belleza de Ernestina, acudía al claro del bosque para contemplarla. Así un día y otro y otro. Hasta que una vez, estando muy cerca de la Princesa, Sirio, al ver que el Príncipe no se decidía a hablarle, se acercó a ella.

Ernestina, al verle, quedó muy sorprendida pues jamás había visto un caballo tan hermoso y tan extraño. Entonces le dijo:

¿Quién eres? Tú no eres de mi Reino, pues aquí no hay caballos blancos y mucho menos que puedan volar como tú.

Sirio, agacho sus patas delanteras haciendo una reverencia a la Princesa y le dijo:

Señora, soy Sirio, el caballo de Romualdo, Príncipe del País de Nunca Jamás. Cada día vengo con mi amo a contemplar vuestra belleza y a oíros cantar.

Ernestina le contestó:

¿Y dónde está tu amo? ¿Por qué no se presenta?

Sirio le dijo:

Es muy vergonzoso. Además su padre, el Rey, le ha prohibido visitar el País de Siempre Volverás. Ahora lo llamó.

Fue Sirio a buscar a Romualdo pero éste se resistía a presentarse delante de la Princesa. Finalmente Sirio le convenció y Romualdo quedó delante de Ernestina. Ambos permanecieron frente a frente en silencio durante unos minutos sin atreverse siquiera a levantar la mirada. Los animalitos del bosque, al ver lo apuesto que era el Príncipe, saltaban de alegría y comenzaron a rodearles. Estaban todos, ciervos, ardillas, palomas, conejos, perros, pájaros, mariposas, en fin todos los que puedas imaginar. Como veían que no se decían nada, Maqui, un cervatillo hermoso y muy travieso, comenzó a empujar al Príncipe. Los demás animalitos reían y aplaudían. Finalmente Romualdo, al ver tantas muestras de cariño, le dijo a Ernestina:

Princesa, vos sabéis que mi padre me tiene prohibido visitar este hermoso País, pero no puedo evitar venir cada día a contemplaros y a escuchar vuestras preciosas melodías. Si vos me lo permitís, hablaré con el Rey, mi padre, pues deseo que seáis mi esposa y que, de esa manera, reine por fin la paz entre nuestros dos reinos.

Ernestina se ruborizó, sin atreverse a contestar. Entonces un conejito que se llamaba Jimmy, del cual te hablaré en otro cuento, le dijo a Romualdo:

Discúlpala, apuesto Príncipe, es muy vergonzosa. Pero vete tranquilo que ella será tu esposa. ¿Verdad que sí amiguitos?

Todos los animalitos del bosque contestaron:

¡Siiiiiiiiiiiii!

Y se pusieron a aplaudir a los dos Príncipes.

Regresó Romualdo muy contento al País de Nunca Jamás y habló con Gundemaro, el Rey. Éste, al escuchar las palabras de Romualdo, se enfadó mucho hasta tal punto que le dijo que no quería verle más. Al oír las voces apareció Priscila, la Reina y madre de Romualdo. Priscila le dijo al Rey.

¡Qué poca memoria tienes Majestad! ¿No recuerdas cómo me conociste? Yo era la Princesa del País de Todos a Cantar. Tu padre también estaba enfrentado al Rey de ese País y sin embargo, yo ahora soy tu esposa y la Reina de este país.

Quedó pensativo Gundemaro durante unos minutos, paseando nervioso por la gran estancia. Finalmente, con gesto serio pero amable, contestó.

Habéis ganado. No hay nada mejor para convencer que el amor de una madre cuando intercede por su hijo. Ernestina será la nueva Princesa del País de Nunca Jamás.

Todos recibieron la noticia con gran contento. Las campanas de todo el reino sonaron al mismo tiempo y hubo grandes festejos.

El día de la boda, Ernestina apareció radiante, con un vestido blanco como la nieve que tenía una cola larguísima. Los más bellos pájaros del Reino de Siempre Volverás la portaban con sus picos y una nube de mariposas formaron el más bello ramo de novia que te puedas imaginar.

Al acabar la ceremonia Romualdo y Ernestina subieron en una carroza dorada, tirada por ocho caballos blancos y remontaron el vuelo hacia Sinta, la lejana estrella cuya belleza era inigualable.

Una vez más el amor había triunfado y en ambos reinos la felicidad fue completa.

FIN

Cuento infantil escrito por: Xavier Catalán

5 pensamientos en “ROMUALDO Y ERNESTINA

  1. Cuentos Infantiles

    Muy buenos días!!

    Todos nuestros cuentos están completos, si no has podido ver el final, tienes varias opciones: Darle a «Me Gusta» Facebook, Twitter, Google+ ó esperar unos segundos hasta que aparece.
    Esperamos que te guste mucho y te ayude para tu tarea.

    Un saludo y feliz día :)

  2. rubi

    esperaba uno mas corto pero ya veo que no es corto porque ni siquiera pude leerlo y para tarea no terminas ni en 2 días por los menos 3, supuestamente :*

  3. carol

    buscaba un cuento corto para dormir a mi sobrina pequeña y esperaba uno corto de verdad
    no uno tan largo lo queria pegar en un libro para mi cuñada.Por favor si encuentran uno no mas de
    veinte pag. decidmelo,por favor.

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