POPI, EL PERRITO CONDUCTOR

Cuento Corto para niños,, escrito por: El Equipo de Cuentos Infantiles Cortos

Popi era un perro muy pequeño que conducía un coche de juguete de muchos colores. En realidad, Popi era un muñeco más de ese juguete, de color gris y con el pelo largo, movía las orejas cuando el coche se movía, así que parecía que era el conductor del vehículo de juguete.

El coche era de color azul, verde y amarillo, y Popi resaltaba en la parte delantera, con cara de listo y mirando al frente para no perder ningún detalle de la conducción. En su coche solían viajar otros juguetes, las muñecas de trapo Susi y Bisi, el bebé diminuto Pipe y el pato de goma amarillo Cuaqui.

Cuentos cortos - el juguete de sergio

Los muñecos se iban turnando para montar en el coche de Popi, ya que todos no cabían sentados cómodamente. Cuando las usuarias eran Susi y Bisi, Popi se aburría un poco, porque sólo hablaban de trajes de princesas y del color rosa.

Pipe el bebé, además de montar siempre con ayuda de un juguete mayor, tenía que llevar su silla reglamentaria en el coche de Popi, y además no sabia hablar, así que el perrito Popi prefería otra compañía.

El momento en que Popi lo pasaba mejor era cuando iba en el coche con Cuaqui, ya que el pato le contaba aventuras de cuando vivía en la bañera de la casa. Cuaqui era el juguete más aventurero de la habitación, y el que al poder vivir en el agua, más posibilidades de traslado tenía.

Así pasaban lo días de Popi en su coche, hasta que un buen día, Cuaqui le dijo que lo llevara de nuevo a la bañera, le habían asignado nuevo destino e iba tan cargado de maletas, que sólo Popi podía llevarlo. Su amigo el perrito así lo hizo, muy a su pesar, porque sabía que durante una temporada no vería a Cuaqui y se aburriría mucho, pero de camino al baño, se cruzaron con el carrito de la compra verde, que les dijo:

– «¿Qué tal chicos?, ¿dónde vais?, he oído que hay cambios, nuestros dueños, los niños, se han hecho mayores y nos trasladan a bastantes al trastero, ¿sabéis dónde vais vosotros'».

Popi y Cuaqui se pusieron muy nerviosos, sobretodo Popi, ya que Cuaqui parecía que se quedaría en el baño aunque fuera un juguete de adorno.

– «¿Pero Popi?, ¿qué sería de él?», – pensaron sus compañeros.

Popi intentando aplacar los nervios que sentía, llevó a Cuaqui al baño y se despidió de él. De vuelta decidió ir donde siempre había estado, en la habitación del niño, y esperar a ver qué pasaba. De repente, su dueño, Dani, lo cogió y se lo llevó a la habitación de al lado.

En la habitación contigua, había varias bolsas de plástico abiertas y un par de cajas de cartón. Los niños estaban clasificando juguetes según la utilidad que le fueran a dar. En una caja iban los muñecos, en otra los que tenían ruedas, y en las bolsas, una era para tirar, y las otras dos para juegos de construcciones y puzzles.

Popi fue a la segunda caja, y allí se reencontró con viejos amigos del pasado. El gusano de las letras, los minicoches rosa y azul y los coches de carreras. Popi se alegró de estar con esos juguetes, ya que había compartido muchos momentos con ellos, y ahora compartía la incertidumbre de lo que fueran a hacer con ellos.

Cuando Dani y su hermana terminaron de clasificar todos los juguetes, se dispusieron a ordenarlos en la habitación que correspondiera. Popi fue a la habitación de Dani en una estantería junto al gusano de letras y al minicohe azul. Los demás de su caja se quedaron en ella junto a la alfombra, ya que Dani aún jugaba con los coches muy a menudo.

Esa noche, cuando todos estaban ordenados en sus sitios correspondientes, y los niños ya dormían, empezaron a intercambiar ideas. Popi apenas decía nada, estaba contento por estar aún en la habitación de Dani, pero ya no podría hacer el trabajo que hacía antes.

Así que entre todos le dijeron que tenía que estar feliz por poder seguir viendo como un niño jugaba aunque no fuera con él. Todos tenían su tiempo de uso, y a Popi le había llegado el momento de estar de adorno, como Cuaqui. Popi en su coche de colores ya no se aburría nunca, aprendió a disfrutar de cada momento y por ser un juguete veterano, muchos otros juguetes le preguntaban cosas importantes, detalle que enorgullecía a Popi muchísimo.

FIN

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