EL REINO DE HIELO – 3ª Parte

Cuento Infantil para niños/as, escrito por: Salvador Olvera Albores

Si mi hija lograra romper el hechizo, su mano le prometo, lo juro ante el cielo, ya que sería el ideal sucesor en este Reino de Hielo. Mas tarde, la noticia corría por la ciudad Saborín, y a los Reinos vecinos habían ido otros mensajeros; urgía se presentaran cuantos valientes caballeros.

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El Rey Frio daría audiencia libre a cuantas personas llegaran, no le importaba quienes viniesen, hallar a ese valiente sólo le interesaba.

Pasaron dos días en el que se presentaron nobles y ricos aspirantes; mas la prueba no pasaron, por dudas a su valentía y en otros casos, por no saber lo que harían.

Como el Príncipe de la Ciudad Templada, sobre la Rosa de Cristal todo lo ignoraba; del Reino Derretido, vinieron ricos caballeros y un Príncipe, pero se habían ido al apenas escuchar de los peligros a los que serían partícipes.

Del Reino Lluvioso y la Ciudad Escarpada, llegaron hombres fuertes y muy bien armados; solucionaban todo a la fuerza no creyendo para nada en magos; y cuando se les preguntó de misterios a descifrar, no supieron que contestar, no pasaron la prueba, tuvieron que regresar. No hubo quien se presentara del Reino Caluroso, tal vez por lo lejano o por considerarlo muy riesgoso.

Ya era el tercer día; muchos de la Corte Helada, a sus hijos a participar los habían desanimado, pues de los peligros a enfrentar ya estaban más que bien informados.

Casi nadie se presentaba, desesperando esto al Rey Frio, pues cada vez eran menos capaces a desentrañar este enorme y doloroso lío.

Una tarde mas se acercaba sin esperar a que ya nadie entrara, cuando todos se quedaron completamente callados, ¡el Vagabundo Fresco, a entrar había osado! ese era el comentario que en general se había suscitado.

Mucho lo había pensado, ya que no era bien visto en el Palacio de los Helados; pero se decía así mismo:

“Por algo la Bruja Paleta Helada frente a mi el hechizo dijo” y mas por nada, por el amor de su vida, ¡por eso lo hizo! ahora estaba ahí presente, ¡cuanta murmuración de gente! que sólo llegó a callar cuando el Rey Frio se levantó, y dijo:

– Confío en que buena razón tendrás para haberte presentado aquí, de lo contrario te arrepentirás, es no seré burla de nadie mucho menos de ti.

Mientras tanto la Reina Crema de Nieve, quién a un lado del Rey Frio estaba, se puso demasiado pálida anunciando que se retiraba; el Vagabundo Fresco lo notó, y cuenta se dio que ninguna buena impresión su persona causaba ahí; ¡pero eso si! su rostro jamás inclinó y acercándose fríamente contestó:

– A la Princesa Cremita vengo a tratar de salvar, y a sus órdenes me pongo para lo que me tengan que preguntar.

– ¿Qué sabes de la rosa de cristal?. – Cuestionó uno de los Magos Encampanarines; contestando el Vagabundo Fresco:

– Espada a los Espadachines, la mejor comida a ustedes y a los Reyes; eso suena lógico ¿verdad?, pues la Rosa de Cristal en el Paraíso de las Cascadas de Agua Cristal.

– ¡Ahí debe de estar!. Contestación que levantó un gran murmullo de admiración; ya que alguno jamás había contestado así a la realeza, y sobre todo con la firmeza de conocer mucho sobre la situación. Continuó preguntando el Mago:

– Se dice que no existe ese lugar ¿Cómo podrías llegar?.

– Creo que ustedes nunca habían oído sobre la Rosa de Cristal; ¿Creen que exista?. – Contestó irónicamente el Vagabundo Fresco.

Nuevamente la admiración se apoderaba de los presentes, ¿Quién de todos los caballeros ya ausentes había contestado así? ¡nadie! El Mago un poco enfadado por las indirectas que le habían contestado, dijo:

– Sabemos que los peligros a pasar son innumerables, ¿Qué dices a ellos?.

– Mi vida esta llena de peligros y no hay necesidad de estar fuera de la ciudad; ustedes siempre han sido testigos … mi acusación actual lo viene a demostrar.

Respondió seriamente el vagabundo fresco.

– ¡Sea! – Interrumpió el Rey.

– Considérate absuelto y tu honor será restaurado; desde ahora eres comisionado a traerme la Rosa de Cristal, que siempre te acompañe el bien y se aleje de tu paso el mal.

Dando por terminada la audiencia, se retiró del Salón Real el Rey; según era la ley, los Magos ultimarían detalles; acercándose ellos al Vagabundo Fresco, aprovechando la situación uno dijo con el interés de herir su orgullo:

Vagabundo Fresco, tendrás que vestirte como caballero, pues un comisionado del Rey no puede vestir como limosnero. – Recibiendo una respuesta inmediata:

– La rica vestimenta corporal no dará más valor del que tengo, eso lo deben de memorizar ya que cobardía a mi alrededor sólo veo.

Enojados completamente los Magos Encampanarines se quedaron callados; prosiguieron con la ceremonia al tratar de entregar un diamante congelado, distintivo para demostrar que del Rey era un Real Comisionado.

– ¡No!. – Contestó el Vagabundo Fresco: – Me he quedado por respeto, no para que me den joyas y poder; me despido en este momento sabrá Dios si nos volveremos a ver.

Ya era entrada la noche; el Vagabundo Fresco no coordinaba, y su abuelita aun no se explicaba el porque se había metido en eso.

– Espeso y abrumado camino te espera, y ¿Quién sabe si de alguien no necesitaras?. Le decía con marcada preocupación; – contestando él:

– No se ni por que lo hice, fue una fuerza superior que me hizo hablar lo que dije, o tal vez el gran amor, que le tengo a la Princesa Cremita, fue lo que me dio el valor.

– ¿Cuándo partirás?. – Preguntó su abuelita.

Mañana después de que sea luna llena; llevaré la delgada liana y también el cuchillo pequeño; abuela, me iré a descansar, es que ya tengo mucho sueño.

Contestando y a la vez bostezando, se retiró el Vagabundo Fresco, a lo que parecía un pequeño cuarto.

Continuará………….

 

2 pensamientos en “EL REINO DE HIELO – 3ª Parte

  1. Cuentos Infantiles

    Buenos días Rodrigo,

    Estáte muy atento porque la última parte de este bonito cuento se publicará muy pronto. Esperamos que te guste mucho!! :)

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