EL DIA DE LA BANDERITA

Cuento Corto para niños/as, escrito por: El Equipo de Cuentos Infantiles Cortos

Virginia era una chica que había estudiado Magisterio, que desde que terminó la carrera se había dedicado a hacer voluntariados. El tema del trabajo con la crisis que imperaba en su país en la actualidad, estaba realmente complicado, así que muy arriesgadamente, había tomado la decisión de hacer todo lo que estuviese a su alcance para ayudar a los que más lo necesitasen en el tema de la educación, a pesar de no poder estabilizarse en su vida laboral.

Este año haría lo mismo, y se acercaba el gran día de la banderita, el 8 de octubre, que desde hacía bastante tiempo, Virginia se preparaba para defender con coraje y decisión. El motivo concreto de este año era asegurar el éxito escolar, y asi fue como Virginia se preparó su iniciativa en la campaña del día de la banderita, que tan ilusionada la tenía a ella y a todos sus compañeros colaboradores.

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Empezaron el día con una amplia sonrisa delante del espejo, se pusieron el uniforme del día de la banderita, y a la calle a trabajar por los niños más pobres. ¡A mitad de mañana la campaña estaba siendo un éxito impresionante!.

Todos estaban muy motivados por la labor que estaban realizando, y con ese espíritu lo que inspiraban era ayuda a raudales por todas las calles de Madrid. La ciudad se estaba llenando de banderitas rojas.

El balance del día fueron cifras desorbitadas que comparadas con las estimaciones que se habían hecho previas al evento, duplicaban la ayuda económica necesaria para suplir todas las necesidades del colectivo infantil escolar más pobre durante casi cuatro años.cuento-infantil-el-dia-de-la-banderita-cruz-roja

Virginia se fue a casa muy contenta por los resultados, esa noche cenó lasaña de verduras, su plato preferido, para celebrar su gran trabajo. Al día siguiente, una llamada la despertó:

– «¿Virginia Bueno Martínez, por favor?
– » Si, soy yo», – contestó intrigada Virginia.
– «Te llamamos de Cruz Roja. Hemos estado pendientes de tu trayectoria en la labor de colaboración y ayuda que desde hace tantos años estás realizando, y queremos ofrecerte un puesto de trabajo en un colegio inmerso en una zona muy deprimida de la comunidad. Nos encantaría contar contigo a partir de mañana».

– «Claro, claro, si que quiero, ¿cuándo empiezo?», – contestó Virginia.

Al día siguiente fue a firmar el contrato y a las pocas horas ya estaba en el colegio trabajando con los niños que estaban escolarizados allí. Virginia era la persona más feliz del mundo, y los niños que la tenían de profesora también compartían ese sentimiento. Se trataba de la maestra más implicada con el motivo de aquellos niños por superarse a sí mismos y por salir adelante, y desde entonces hasta que se jubiló, fue todos los días a trabajar con una amplia sonrisa en su rostro, y una banderita roja cerca de su corazón.

FIN

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