GINCEA DECRETA LA PROTECCION DEL SER HUMANO

RELATO CORTO nº 5 DE LA SERIE “GINCEA”

Los linava avanzaban en el conocimiento de la Tierra y su diversidad en formas de vida. Era inevitable recurrir a su gran experiencia en la conquista de planetas habitables, por lo que, una vez más, tuvieron la oportunidad de verificar que los patrones de desarrollo de vida en la Tierra eran similares a los ya conocidos de otros planetas conquistados: Las formas de vida que adquieren más desarrollo, diversidad y ocupación son las “energéticamente autónomas”, es decir, las que utilizan directamente la energía estelar, siendo las primeras que aparecerán cuando el entorno les sea propicio. Más adelante aparecerán otras formas de vida dependientes de las primeras y así sucesivamente. En la Tierra, este proceso culminaba con la forma de vida humana que, en última instancia, dependía de las energéticamente autónomas, como las llamadas “vidas vegetales” por los humanos.

Toda forma de vida necesita energía para su desarrollo, por lo que su evolución dependerá de la abundancia de energía y la eficiencia en su utilización. Los humanos dependían energéticamente de otras formas de vida, al ser incapaces de utilizar directamente la energía que les llega de su estrella, el sol. Por ello, su evolución estaba fuertemente condicionada a la abundancia de esas formas de vida y a la eficiencia en el uso de esa energía. A los linava les constaba que esto era conocido por los humanos, de ahí su sorpresa al comprobar que no eran capaces de reorientar su actividad para favorecer la conservación de las formas de vida energéticamente autónomas de las que dependían. Los linava habían comprobado que la longevidad de cualquier forma de vida era inversamente proporcional a su dependencia de otras.

Los abundantes datos que los linava habían acumulado en todo el proceso de observación, les permitían conocer la evolución de la vida en la Tierra, desde su aparición. También mediante la historia que los propios humanos habían generado, pero esta era menos precisa y contenía abundantes lagunas y algunos errores que tardarían en subsanar. Habían existido en la Tierra algunas formas de vida que ya no existían por uno de los dos motivos siguientes: No eran energéticamente autónomas o, siéndolo, habían sido aniquiladas por otras formas de vida dependiente. La consecuencia inmediata es que esta forma de vida dependiente, si no tiene otra alternativa energéticamente autónoma, terminará extinguiéndose. En esto fundamentaban los linava su preocupación sobre el ser humano que de seguir por la senda presente acabaría extinguiéndose o, en el mejor de los casos, acabaría con la civilización actual y terminaría reduciéndose a diversos focos aislados repartidos por la Tierra.

Los humanos no eran desconocedores de los riesgos que estaban corriendo al utilizar la energía como lo hacían, así lo ponían de manifiesto determinados detalles observados por los linava. Sin embargo, no se ponían de acuerdo en la manera de reconducir la situación, debido, fundamentalmente, a la incapacidad para tomar acciones orientadas al largo plazo. El ser humano se caracterizaba por no ver más allá del corto plazo, una consecuencia de la débil conciencia de sí mismos de la mayoría de los individuos. Lo peor de todo, según pensaban los linava, era que los dirigentes de los grandes grupos humanos pertenecían a esta mayoría y no atendían los planteamientos e ideas que partían de ciertos individuos dotados de una cierta conciencia de sí mismos. En Gincea estaban analizando esta situación con cierta preocupación, debido al tiempo transcurrido sin que los humanos tomasen acciones correctoras de la situación actual. ¿Cómo invertir el proceso sin interferir en la historia de los humanos? El COM, en la última sesión para analizar la marcha de los asuntos de la Tierra, había decretado la protección de los seres humanos.

Los linava conocían muy bien las consecuencias que sobre los individuos tenía esa débil conciencia de sí mismo que caracterizaba a los humanos. Pero, en el caso linava, se trataba de una patología que disponía de un tratamiento con muchas posibilidades de éxito. Nada podrían hacer los linava por los humanos, porque sus propios tratamientos difícilmente serían trasladables a ellos y, además, sería imposible tratar a miles de millones de seres humanos. Sin embargo no pensaban que ese problema fuera algo patológico para ellos ya que, de ser así, el ser humano estaría abocado a su desaparición a largo plazo. En consecuencia, los linava pensaban que eran ellos mismos los que deberían resolver su problema y el decreto del COM se limitaría a prestarles las ayudas necesarias conducentes a mejorar la conciencia de sí mismos. Era el momento de trazar un plan de acción sin llegar a la observación participante, salvo en caso de necesidad.

El plan de los linava para proteger al ser humano aprovecharía todo aquello que los humanos ya habían desarrollado en la dirección adecuada, pero que, hasta el momento, había tenido escaso éxito. Determinados grupos institucionales humanos ya habían hecho declaraciones y tomado algunas acciones en la línea adecuada y sería ahí donde debería incidir la ayuda linava. ¿Qué podrían hacer los linava para conseguir su objetivo? ¿Qué debería cambiar en la Tierra para que los humanos recondujesen su comportamiento, aproximándose a aquellas trayectorias que los linava por propia experiencia sabían certeras?

 

FIN

Relato corto escrito por Lucía Nante

 

 

Recuerda que puedes recibir cuentos GRATIS en tu email, suscribiéndote aquí http://eepurl.com/eldbI

2 pensamientos en “GINCEA DECRETA LA PROTECCION DEL SER HUMANO

  1. laura beatriz vaquera carreon

    largo y no esta nada interesante por eso nadie lo lee al que lo lea les informo que este fue el primer comentario chaooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo

Los comentarios están cerrados.