Azhar es la hija pequeña del poderoso rey de cierto país lejano, donde el juego de dominó es un deporte nacional. Ella vive en el gran castillo donde habita la familia real, rodeada del más estricto protocolo y de los muchos servidores del rey. Entre ellos está Cronsos, criado responsable de los juegos y cuidador de la familia dominó.
La familia dominó vive feliz en el castillo gracias a Cronsos, que se preocupa de atender a todos sus miembros, a los que conoce muy bien. El duro trabajo que tiene que realizar la familia dominó cuando toca jugar la partida, se compensa con los cuidados que le proporciona su cuidador. Esta felicidad solo se ve alterada cuando Azhar consigue que Cronsos le permita jugar con las fichas como a ella le gusta.
A veces, cuando Cronsos no está presente, ella se las apaña para acceder a la caja donde se guarda a la familia dominó. Para ello, coloca una silla grande delante de la gran estantería del salón más gran del castillo. Toma la caja y la depositaba en la gran mesa rústica, sin la delicadeza con la que lo suele hacer Cronsos.
Toda la familia es obligada a salir de la caja, quedando desparramada por esta mesa que no es tan fría como la de mármol. Azhar no sigue el mismo protocolo que los jugadores, porque no sabe jugar al dominó. Se limita a poner las fichas en fila sin el menor miramiento. Así, unos se daban la espalda a otros, algunos quedaban enfrentados y no precisamente con el de su agrado. A veces cabeza abajo, contrariedad que afectaba muchísimo a los menos equilibrados. Cuando todos formaban parte de una fila serpenteante sobre la mesa, sabían que comenzaba la aventura y el vértigo.
Entonces, Azhar empujaba al primero y observaba divertida cómo caía uno tras otro, hasta el último. Esto no era del agrado de todos los miembros de la familia dominó, pero asumían que tenían que soportar el capricho de Azhar una y otra vez, hasta que se olvidaba de ellos dejándolos tendidos sobre la mesa. Entonces venía Cronsos, los depositaba de nuevo en su caja y los devolvía a la gran estantería del gran salón del castillo.
En cierta ocasión, coincidiendo con la fiesta anual del castillo, en la que todos lucían sus galas, Azhar, con su vestido nuevo y brillante, se dirigió a Cronsos pidiéndole que le dejara jugar con la familia dominó. Él, un poco contrariado, no pudo negarse Sigue leyendo →