Había una vez un palo de golf, llamado Larguilucho, que jugaba todos los días al golf, en un campo para la práctica de este deporte a las afueras de Madrid.
El palo de golf era un maravilloso golfista, y siempre ganaba campeonatos y torneos de golf.
Bueno siempre… siempre no…. ya que un día apareció un árbol nuevo en el campo de golf, llamado Arbolito, al que le gustaban mucho las pelotas que se usaban en este deporte, y las solía guardar para cuando llegara la Navidad, y colocárselas todas en sus ramas. Sigue leyendo