Había una vez, un niño de 6 años llamado Luis, que un día de camino para el colegio en el coche de su padre, mirando por la ventanilla, descubrió que se estaba formando una gran masa de humo gris, justo encima del coche.
Luis, algo asustado, empezó a mirar al resto de coches que había en la carretera, para saber si también ellos llevaban encima del coche, una nube de humo gris persiguiéndoles. Para sorpresa de Luis, todos los coches que iban circulando por aquella carretera llevaban encima el humo gris.
Luis le preguntó a su padre: «Papá, ¿que es esa nube de humo gris que llevan los coches encima?«.
Entonces, el padre de Luis, algo extrañado por la pregunta que le había hecho su hijo, le contestó: «Luis, esa nube de humo gris, es la contaminación«.
– «¿La contaminación? ¿y qué es la contaminación?«, le preguntó Luis, esperando intrigado la respuesta de su papá.
– «Pues la contaminación, por ejemplo, es ese humo gris que puedes ver encima de nuestros coches. Los coches que funcionan con gasolina o gasoil, emiten una serie de gases a la atmósfera que son muy malos para los seres vivos y para el planeta Tierra. Hoy se ve mucho el humo gris porque lleva muchos días sin llover.» le respondió su padre.
Durante un buen rato, Luis estuvo reflexionando sobre lo que acababa de contarle su padre. Y empezó a sacar algunas conclusiones al respecto. Luis pensaba que si el humo gris era malo, y que los coches eran los culpables de que existieran, ¿por qué había siempre tantos coches en la carretera?.
– «Papá, entonces si el humo gris es la contaminación, y va a hacer daño al medio ambiente y a todo el planeta, ¿por qué vamos al colegio en coche?«, le preguntó Luis.
– «Pues hijo, porque para poder llegar a tiempo a mi trabajo, tengo que traerme el coche, en autobús o metro, no nos daría tiempo«, le respondió su padre.
Luis, a partir de ese día, se quedó pensando por qué la gente utilizaba tanto el coche. Así que, como no se quedó satisfecho con la respuesta que le dio su padre, un día en el recreo Sigue leyendo