Cuentos de Castillos

Cuentos infantiles en los que un castillo es protagonista o personaje participante. Cuentos para niños en castillos. Cuentos sobre castillos infantiles con mucha imaginación. Te lo pasarás genial contando cuentos en un castillo a los niños. Cuentos de castillos que estimularán el lado más imaginativo de los niños.

Cuentos de Castillos:

EL SOLDADITO PLOMO

Érase una vez, un soldadito llamado Plomo, que pertenecía a la guardia del rey, en un reino muy lejano.

Plomo, tenía ya 60 años, era el jefe de los 3 soldados que formaban la guardia, y se encargaba de que el rey fuera protegido en todo momento.

Un día, Plomo, salió fuera del castillo para reunir a todos sus hombres y les dijo:

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EL PRINCIPE Y EL MENDIGO

Érase una vez, un par de niños gemelos, de una familia de la realeza, que al nacer son separados, ya que su familia sólo podía mantener económicamente a un príncipe.

Uno de los niños acaba siendo príncipe del reino, y el otro acaba mendigando, que fue el que abandonaron sus padres en la calle.

 

Cuentos cortos - El principe y el mendigo

Alex, el príncipe, a la edad de 6 años, no sabe Sigue leyendo

EL PRINCIPE VALIENTE Y EL CUAJAMBIRI

Érase una vez un príncipe llamado Txopi, muy apuesto, que quería llegar a ser rey de una lejana tierra de montañas y cuevas.

Su padre, desgraciadamente, había muerto, y el puesto de rey lo ocupaba ahora su tío, ya que en la familia pensaban que Txopi no estaba preparado para ser rey, porque no era suficientemente valiente.

 

Cuentos cortos - el principe valiente y cuajambiri

Esto le molestaba mucho a Txopi, y él estaba convencido de que era valiente, pero no había tenido oportunidad de demostrarlo.

Un día, Txopi se enteró de que la mayor parte de los hombres adultos de la provincia, iban a ir en busca de un monstruo que estaba atacando sus casas por las noches.

En aquella tierra de montañas existía un tipo de monstruo muy famoso y raro, llamado Cuajambiri.

El Cuajambiri tenía tres ojos, gruñía tan fuerte que se le escuchaba a kilómetros, y se le caía la baba.

Txopi siguió con sigilo a estos hombres que iban en busca del Cuajambiri, y llegó a la cueva donde se alojaba el monstruo. Txopi se escondió detrás de una piedra para que el resto de hombres no le vieran, ya que era el príncipe y en seguida le reconocerían.

Mientras el grupo de hombres discutían sobre el plan para dar caza al Cuajambiri, Txopi se adentró sin que éstos se dieran cuenta, y empezó a buscar al Cuajambiri.

Cuando lo encontró, Txopi se abalanzó sobre sus piernas para inmovilizarlo, y Sigue leyendo

LA PRINCESA Y EL DRAGON

Había una vez una princesa muy guapa llamada Claudia, que vivía en un gran castillo, ya que su padre era el rey de Dragolandia. La joven princesa solía pasar el día jugando con sus amigas por las mazmorras del castillo. Pero un día, Claudia salió con sus amigas a pasear por la alrededores del castillo, donde había un bosque repleto de árboles.

Claudia era la más guapa de todas sus amigas, su largo pelo rubio y sus grandes ojos verdes, hacían que no pasara desapercibida por allá donde iba.

 

Cuentos infantiles - la princesa y el dragon

Cuando se encontraban paseando por el bosque, las niñas notaron que algo se movía entre las ramas de los árboles, pero no conseguían ver qué era…

De repente, un enorme dragón salió volando de entre los arbustos y cogió a Claudia con sus garras. Poco a poco, el dragón se fue adentrando en el bosque.

El resto de niñas, asustadas, salieron corriendo hacia el castillo para contarle al rey lo que había ocurrido.

El rey de Dragolandia se asustó tanto al recibir la noticia de que su hija había sido secuestrada por un dragón, que mandó un ejercito de mil hombres al bosque para buscarla. Mientras tanto, el dragón ya había llegado a su guarida con la princesa.

La joven princesa estaba tan asustada que no podía parar de observar cada uno de los movimientos del dragón, pues temía que la hiciera daño. De repente, el dragón se agachó y dijo: «Princesa, no tengas miedo, no te haré daño, sólo quiero que seas mi novia«.

Cuando Claudia escuchó al dragón, se quedó muy sorprendida, pues nunca hubiese imaginado que le pudiera gustar a un dragón. Transcurridos unos minutos, la princesa le respondió: «Pero dragón, yo no quiero ser tu novia, yo quiero ser la novia del príncipe Guillermo. Además, tú eres un dragón y yo soy una niña, tienes que buscar a una dragona que te quiera«.

El dragón, tras escuchar a la joven princesa Claudia, reflexionó durante unos minutos, y dijo: Sigue leyendo

LA PRINCESA SINCERA

Érase una vez una princesa, llamada Tani, que vivía en un castillo muy muy grande.

Los padres de la princesa, es decir, los reyes, querían que se casara con un apuesto caballero, llamado Norman, que les visitaba mucho por un tema de tierras que tenían entre manos, por lo que Tani y Norman se veían mucho.

Sin embargo, ella no le quería, y aunque se llevaba bien con Norman, no le gustaba mucho, ya que Norman era muy fanfarrón.

Un día, la princesa Tani, estaba hablando con Norman de la reestructuración que los reyes iban a hacer en el castillo, y de repente, Norman cambió de tema, y le dijo a Tani: «Tani, me gustas mucho, me gustaría pasar el resto de mi vida contigo..»

La princesa se quedó asustada, pero en vez de decirle un «NO» rotundo, le dijo: «Norman, eres un caballero muy apuesto, pero me gusta ser sincera con todo el mundo, y te voy a decir las cosas que no me gustan de tí: Eres un fanfarrón, ya que te gusta alardear de la ropa que llevas, cuando realmente la ropa no es nada importante en una persona, además escupes en la calle como si no pasara nada y a mí eso me da mucho asco, y por último, no voy a casarme contigo porque mis padres lo digan, yo me casaré con el hombre al que quiera realmente.»

Norman reflexionó mucho sobre lo que había dicho la princesa, y al principio se sintió mal por cómo le veía ella a él, pero luego se alegró de que se lo hubiera dicho, porque las cosas que le había dicho las podía cambiar, no era su personalidad lo que le molestaba, sino los modos en que se comportaba.

Y así, Norman empezó a ensayar el no fanfarronear con la ropa que llevaba, y empezó a sentirse bien vistiendo más humilde. También aprendió a evitar el escupir en la calle para no parecer tosco y desagradable, y también se sintió mejor con esto. Y finalmente, fue a hablar con los reyes, para pedirles que no le hablaran a la princesa Tani de él, y así ella no se sentiría presionada.

Tani y Norman seguían compartiendo momentos juntos, y Tani empezó a darse cuenta Sigue leyendo