Cuento Infantil para niños/as; escrito por: Hugo Elangel
Cierto día, una urraca que era muy inquieta y coqueta, revoloteaba y jugaba entre las ramas de un enorme árbol, que se recostaba a orillas de un camino, el cuál los hombres usaban para trasladarse con sus autos. Uno podía ver esa senda recorrer muchos kilómetros serpenteando como una víbora gigante y gris.
Así fue que nuestra amiga, que recolectaba frutos caídos y semillas, se encontró con algo que tenía un sabor muy rico y era muy pegajoso. Creyó que era una especie de semilla o fruto nuevo, así que sin más atinó a comerla.
Vaya sorpresa cuando lo pinchó con su pico y no lo podía desprender. Hizo mil malabares pero más se enredaba. Sigue leyendo