Fábulas infantiles

Las mejores fábulas infantiles para fomentar la imaginación de los niños. Fábulas con animales y personajes infantiles curiosos. Divierte a los niños con fantásticas fabulas infantiles, para contarles antes de irse a la cama a dormir. Ya veréis como os lo pasáis con estas fábulas infantiles tan divertidas y educativas.

Fabulas Infantiles:

JAPI, EL GUSANO FELIZ

Había una vez, una comunidad de gusanos que vivían bajo tierra. El mayor deseo de cualquier gusano era poder salir a la superficie y ver la luz. El rey de los gusanos era el encargado de llegar a la superficie y que todos pudieran ver la luz.

El rey de los gusanos daba un discurso cada mes, en el que contaba las novedades del reino. Pero siempre les decía lo mismo a sus súbditos: «Queridos gusanos, este es un año malo, seguimos bajo tierra y este año tampoco veremos la luz…«, decía mientras estaba sentado en su trono sin moverse.

Cuento la hormiga y el grano

Los gusanos después de oír el discurso del rey gusano, se iban al bar a comentar sus penas, y a hablar de esta tremenda crisis que están pasando… Sigue leyendo

EL GATO CON BOTAS

Había una vez un muchacho joven que vivía en la calle con su gato. El muchacho era pobre, y llevaba puestas ropas araposas.

El joven casi no tenía para comer, y lo único que se llevaba al estómago era lo que podía encontrar en la basura para su gato y para él.

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EL CABALLO Y LAS SETAS

Érase una vez, un caballo cuyo nombre era Seti. Sus padres le pusieron ese nombre cuando descubrieron que su hijo tenía todo el cuerpo lleno de setas. Las setas le crecían por todo el cuerpo, como si de un monte húmedo se tratara.

Seti pasó los primeros años de niño sin preocuparse por las setas, ya que para él era algo normal desde que nació. Pero una vez pasada la infancia, cuando Seti empezó a ir al colegio, el resto de caballos se reían de él, y Seti se sentía muy sólo.

Hasta que un día, se le acercó otro caballo llamado Janco, que le dijo: «Hola Seti, ¿quieres ser mi amigo?» Seti le dijo: «Claro!» Y empezaron a hablar de todo un poco… Janco le preguntó que por qué tenía setas por todo el cuerpo, y Seti le contó su historia, desde que era pequeño.

Cuentos infantiles - El caballo y las setas

Janco le dijo: «Pues a mí me encantan las setas!, ¿Puedo cogerte una?«. «Sí, claro. Si te gustan, sírvete, total, van a seguir creciendo otra vez».

A Janco se le iluminó la cara al oír esto que dijo Seti… y le dijo a Seti: «Pero eso es buenísimo, al reproducirse solas, puedes comer setas siempre que quieras!! Además, están riquísimas.»

A Seti, lo que le estaba diciendo Janco le estaba llenando de optimismo, porque por fin encontraba una utilidad a sus setas del cuerpo.

Entonces él también las probó, y pudo comprobar que sus setas estaban riquísimas. Después de eso, empezó a buscarle ventajas a las setas de su cuerpo, y a verlo desde un punto de vista positivo.

Y encontró otro motivo por el que alegrarse de ser el único caballo con setas, y era que Sigue leyendo

EL LOBO Y LA ESCALERA

Érase una vez, un lobo llamado Aullón, que vivía en un valle donde se cultivaban muchos frutales.

Aullón trataba de subirse a los árboles frutales para comer la fruta que éstos daban. Sin embargo, los frutales más apetitosos eran árboles grandes a los que Aullón no podía llegar.

En aquel valle, un hombre de sesenta años, el señor Martín, tenía unos cuantos frutales que cuidaba con mucho amor.

 

Cuentos infantiles - El lobo y la escalera

Lamentablemente, a medida que se hacía mayor, notaba que le faltaban las fuerzas para recoger la fruta, ya que era una tarea muy cansada.

Martín tenía algunos de los frutales más grandes y apetitosos de todo el valle, por lo que Aullón ya se había fijado en ellos, y un día decidió ir a por su fruta, y empezó a saltar debajo del árbol.

Martín, que estaba mirando por la ventana en ese momento, se dio cuenta de que el lobo intentaba quitarle la fruta de sus exquisitos árboles, pero que, por mucho que saltara y aullara, no llegaría a las ramas de aquel árbol tan grande.

Al ver esto, Martín tuvo una gran idea: Le ofreció a Aullón una escalera para que accediera sin problemas a la fruta, pero a cambio, el lobo le tenía que dar a él la mitad de la fruta que cogiera, para que Martín siguiera prestándole la escalera.

Aullón aceptó el trato y empezó a trabajar recogiendo fruta, y durante una mañana estuvo subiendo y bajando de la escalera para llenar un cesto de fruta, que luego repartirían entre los dos.

Sin embargo, Sigue leyendo

EL PAJARO Y EL SEÑOR COGOLLO ROJO

Había una vez un pájaro llamado Espino, al que le gustaba mucho revolotear al lado de los cables de la red eléctrica que existen alrededor de muchos pueblos.

Le gustaba estar cerca de los postes de la luz, porque era un sitio donde hacía calorcito, y los pájaros tenían donde posarse.

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En los cables, había un extraño elemento rojo, al que los pájaros llamaban «el señor cogollo rojo«. Este extraño cogollo rojo, tenía forma esférica, era blandito y de color rojo como los «pimientos de piquillo». Además, había cogollos rojos distribuidos por todo el cable, lo que llamaba mucho la atención de los pájaros.

Un día, se acercó otro pájaro llamado Lucas, que era un pájaro estafador, y le dijo a Espino: «el cogollo de color rojo es un señor al que tienes que alabar, ya que nos salva, a nosotros los pájaros, de chocarnos contra los cables, que al ser éstos tan finos, no vemos.»

Lucas, tenía razón en una cosa: el señor cogollo rojo avisaba a los pájaros de que allí había un cable, y de esta manera no se chocaban contra él, ya que la visibilidad de un cable en el aire es muy reducida. De hecho los humanos llaman al señor cogollo rojo por el nombre de «salvapájaros«.

Espino, se quedó extrañado de que un trozo de plástico fuera tan poderoso, y no se lo creyó. Pero el pájaro Lucas insistió, y le dijo: «¿ves aquel pájaro muerto en el suelo…?«, señalando a un pájaro desplumado que había tirado bajo el poste de la luz. Y Lucas prosiguió hablando: «Pues ha sido fulminado por el señor cogollo rojo, ya que no le ha guardado respeto suficiente«.

En realidad, el pájaro desplumado que había en el suelo, era un pájaro que había tenido la mala suerte de tocar dos partes del poste de la luz, que estaban cargadas eléctricamente, y se electrocutó. Sigue leyendo