TU CALMA SERÁ SU CALMA
Cuando después de un duro día de trabajo, tu hijo empieza a desobedecer y a hacer lo contrario de lo que debe hacer, tu estado de nervios y pérdida de control comienza a acelerarse, y poco a poco, se atisba el desbordamiento de la paciencia hasta que un grito termina la tarde.
Ese grito de desesperación delante de tu hijo, provoca en él una respuesta automática de llanto, y unos sentimientos de culpabilidad y mal hijo, que resulta muy difícil de recomponer. Él no sabe porqué tu respuesta ha sido esa, desmedida y violenta, y la interpreta como si fuera el culpable de algo que desconoce y no entiende.
A todo esto se añade que tu hijo ha estado todo el día sin verte, por lo que cualquier cosa que deje de hacer y que tú pienses que está desobedeciendo, en realidad de trata de una llamada de atención por estar contigo, y por eso trastea, para intentar jugar contigo, y compartir todo aquello que tanto ha echado de menos durante el día.
Aunque esto al contrario que consolar, lo que hace es trasladar el sentimiento de culpa a tu persona. Pero teniendo en cuenta tanto tus sentimientos como los de tu hijo en situaciones de estrés, lo mejor que se puede hacer es analizar cada momento y saber abordarlo de la manera más sana para ambos. Sigue leyendo