Cuentos de Ecología

Cuentos cortos con la ecología como principal valor. Cuentos que fomentan el cuidado del medio ambiente y el respeto por nuestro planeta. Cuentos de Medio Ambiente. Cuentos de ecología infantiles con mucha imaginación. Te lo pasarás genial contando cuentos sobre el medio ambiente a los niños. Cuentos de ecología que estimularán el lado más natural y respetuoso con el planeta de los niños.

Cuentos de Ecología:

LINA Y LA PUERTA MAGICA

Había una vez, una niña llamada Lina, que ya conoceréis por sus aventuras como astronauta y con los garbanzos…, pero para el que no la conozca, le recordamos que Lina, era una niña muy muy lista y que tenía una gran imaginación.

Un día, Lina se dio cuenta de que muchas veces en su casa, sus padres se dejaban el calefactor del baño encendido en invierno, cuando salían de ducharse.

Esto era un problema muy grave, porque se estaba tirando energía al usar el calefactor para nada!! Y Lina se sentía responsable de arreglarlo.

Cuentos cortos - Lina y la puerta magica

Por eso pensó, cómo podría ella solucionar ese problema.

Así que se dio cuenta de que siempre, cuando se dejaban el calefactor encendido, era porque habían terminado de ducharse, y por tanto, dejaban la puerta abierta y salían del baño, y se les olvidaba apagar el calefactor.

Entonces a Lina se le ocurrió una gran idea: «tengo que conseguir que cuando abran la puerta se apague automáticamente el calefactor…» Sigue leyendo

LINA Y LOS GARBANZOS

Había una vez una niña muy lista llamada Lina, de la que ya conocéis otras historias como: «Lina la astronauta«.

Lina vivía con sus padres en un barrio de Madrid, en España. Su casa tenía un jardín grande y un garaje, donde Lina trasteaba con sus juguetes, y donde inventaba cosas nuevas.

Lina tenía un cerebro muy desarrollado y era capaz de aprender cosas, que el resto de niños no podía ni imaginar.

Por eso, un día, mientras abría el motor del coche de sus padres para arreglarlo, se le ocurrió una gran idea: usar los garbanzos de la cocina como combustible para el coche.

Cuentos infantiles - Lina y los garbanzos

Lina, que era muy valiente, rápidamente se puso manos a la obra, y empezó a modificar el motor para probar su invento.

Cuando terminó, quedó muy satisfecha con lo que había hecho.

Sin embargo, cuando llegaron sus padres le dijeron: «Lina, ¿has terminado de arreglar el motor del coche?«. Y Lina contestó: «Sí, ya terminé, pero como me aburría se me ocurrió una idea para que el coche funcionara con garbanzos en vez de con gasolina, y así el coche no contaminaría.»

Cuando los padres de Lina vieron el motor del coche abierto y lleno de garbanzos, empezaron a gritar y a enfurecerse…

Entonces Lina entró en el coche, y les dijo a sus padres: «Tranquilos!, el coche funciona mejor que antes, los garbanzos hacen que el coche no contamine y además sea más ligero…«.

Después de decir esto, Lina arrancó el coche y sucedió algo que los padres no se esperaban.. ¡¡Su coche podía volar!!

Lina les dijo a sus padres: «Todavía no tenéis plena confianza en mí, pero sois los primeros en el mundo en tener un coche volador«.

Lina les demostró a sus padres que era capaz de hacer cosas, que ni ellos mismos podían imaginar, y que debían tener más confianza en ella.

 

FIN

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CHECHO Y EL RECOGEDOR

Checho era todavía un niño cuando empezó a preocuparse por el medio ambiente y por conservar su pueblo limpio de basuras que otras personas tiraban.

Todo empezó el día de su cumpleaños, cuando los padres de Checho le prepararon una fiesta sorpresa en el jardín de su casa para que celebrase su noveno cumpleaños con todos sus amigos.

Habían colocado una mesa enorme llena de bolsas de patatas y otros aperitivos, así como sandwich y varias tortillas de patatas, para que merendaran todos los niños.

Cuando acabó el cumpleaños, el padre de Checho le pidió que les ayudara a recoger a él y a su madre el jardín.Justo en el momento en el que Checho llegó al jardín, se quedó paralizado de ver todas las bolsas por el suelo, platos de plástico y vasos.

Cuentos infantiles - Checho y el El recogedor

«Mamá, ¿nosotros hemos dejado el jardín así?«, le dijo Checho a su madre.

«Si…, ¿Menudo desorden, verdad?«, le contestó.

En ese momento, el padre de Checho, Antonio, que estaba allí le dijo: «seguro que estas pensando que cuánta suciedad habéis provocado en un ratito. Pues seguro que lo que no saben tus amigos, es que no se preocuparían de recoger la basura si hubiera sido en la calle, en la playa o la montaña, contaminando el medio ambiente con estos plásticos»

A Checho, las palabras de su padre, junto con todo lo que había aprendido en la asignatura de conocimiento en el colegio, le sirvió para darse cuenta de lo importante que era recoger todo lo que se ensucia.

Así que pasados unos días, Checho habló con sus amigos y les explicó el problema que existía en el pueblo, pues había mucha suciedad porque nadie se preocupaba de recoger las cosas.

En ese momento, elaboraron un plan para acabar con la suciedad del pueblo y concienciar a todo el mundo que hay que cuidar el planeta. Así que se fueron al supermercado y compraron 10 recogedores, y todos los días durante muchos meses, una hora al día, fueron recogiendo la basura que se encontraban por las calles depositándola en los contenedores de basuras.

Así el pueblo volvió a ser un pueblo limpio y los vecinos de allí aprendieron una lección muy importante: todos juntos debemos cuidar el planeta.

 FIN

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LA FAROLA SIN LUZ

Había una vez una farola muy mayor que siempre había estado en el mismo lugar desde hacía muchos años. Ese lugar, era la plaza de un pequeño pueblo cercano al mar.

Durante toda su vida, Claudia la farola había alumbrado la plaza de aquel pequeño pueblo costero junto con otras cuantas farolas más.

Cada día, a la misma hora, justo cuando el sol se escondía dejando la plaza del pueblo sin apenas claridad, Claudia la farola encendía su gran bombilla para devolver la luz y la alegría del pueblo.

Cuentos cortos - La farola sin luz

Sin embargo, un día, algo horrible ocurrió, justo cuando el sol se estaba poniendo, la farola Claudia no se encendió, y tampoco el resto de farolas de ese pueblo. Claudia le pregunto a su amiga la farola Isabel: «¿Sabes que ha podido ocurrir? Es la primera vez, en más de 50 años que tengo de vida, que me pasa esto…«.

Isabel que estaba tan sorprendida como nuestra alta Claudia, le respondió: «pues no tengo ni idea, no se que a podido pasar, fíjate el pueblo esta a oscuras«.

Pero de repente, se vieron unas cuantas luces que se acercaban hacia la plaza, parecían linternas… Claudia enseguida reconoció a una de las voces que se estaban acercando, era el alcalde del pueblo.

Iba acompañado de otras dos personas más hablando del apagón que tenían en todo el pueblo. El alcalde iba diciendo una y otra vez: «»¡Pero eso no puede ser posible! ¿Como nos hemos podido quedar sin electricidad? No lo entiendo…» decía el alcalde resignado.

Claudia la farola, ahora sin luz, que escuchó todo lo que había dicho el alcalde del pueblo, dijo a su amiga la farola Isabel: Sigue leyendo

EL RIO MAGICO

En unas montañas muy lejanas, existía un río mágico, que hacía que todo aquello que se acercara a él, se convirtiera en vida.

Las piedras que rodaban por el valle, cayendo a la orilla del río, se convertían en preciosos árboles que decoraban el paisaje alrededor del río.

Las ramas caídas de árboles y arbustos, rodaban hasta el río, y se convertían en peces que llenaban el río de vida.

En este lugar de montañas siempre sucedía lo mismo, el río le daba vida al valle.

Cuentos infantiles - El rio magico

Cerca de esas montañas, había un poblado de hombres y mujeres que se movían en coche para ir de un sitio a otro del poblado, en vez de ir andando. Los habitantes del pueblo no se daban cuenta de lo que podían provocar si seguían usando el coche para todo.

Un día, apareció una nube muy fea sobre el valle, y empezó a escupir lluvia ácida y contaminación al río, haciendo que todo lo que había a su alrededor fuera perdiendo vida poco a poco..

El río, asustado ante tan mala situación, llamó a todos los animales de la zona para Sigue leyendo