Cuentos de Confianza

Cuentos infantiles con la confianza como principal valor humano. Aprender a confiar en las personas a través de nuestros cuentos para niños. Cuentos de confianza infantiles con mucha imaginación. Te lo pasarás genial contando cuentos de confianza a los niños. Cuentos de confianza que estimularán el lado más humano de los niños.

Cuentos de Confianza:

PABLO, UN NIÑO SIN COMPLEJOS

Érase una vez un niño, que desde muy pequeño se había sentido que era inferior al resto de los niños de su clase, pues sacaba peores notas y además, se reían de él porque era algo torpe, este niño era Pablo.

Había veces en las que Pablo se caía o tropezaba cuando estaba jugando al fútbol, y los niños de su equipo siempre le decían: «Pablo, eres muy torpe

Cuentos infantiles - Pablo un nino sin complejos

A Pablo, escuchar ese tipo de frases de sus amigos, no le venía nada bien, pues cada vez más pensaba que era el peor de todos, y cualquier cosa que decía, se reían de él, lo que provocaba que se enfadase y se pusiera a la defensiva ante cualquier cosa que le dijeran.

Pablo era un niño muy especial, era muy inteligente, educado y le gustaba relacionarse con los demás. Sin embargo, según iba cumpliendo años, no le gustaba que otras personas quedaran por encima de él, ya que entonces, se sentía mal consigo mismo.

Pero un día, Pablo conoció a una niña de 15 años que le gustaba mucho, Alba, y empezaron a salir juntos. Otro día, cuando estaban estudiando en la biblioteca del colegio, Pablo tenía una duda con un ejercicio de matemáticas, así que le preguntó: «Alba, ¿sabes de dónde sale este número?«.

Alba contestó: «Sí, claro que se de dónde sale, pero es muy fácil Pablo, ¿no sabes cómo es?«.

Pablo empezó a sentir ese complejo de inferioridad y se puso a la defensiva, y le dijo: Sigue leyendo

EL ENTRENADOR Y LOS TRES NIÑOS

Érase una vez un entrenador de fútbol infantil, llamado Vicente, en cuyo equipo había tres niños que jugaban en la posición de delantero. En cada partido, el entrenador sólo podía sacar al campo un delantero, por lo que a veces tenía problemas para elegir al delantero que debía jugar.

Daba la casualidad, de que los tres niños delanteros eran los mejores jugadores del equipo, con tan mala suerte que sólo uno de ellos podía jugar en los partidos.

Cuentos-cortos-El-entrenador-y-los-tres-ninos

 

El entrenador buscó una solución, pero por mucho que pensaba, no la encontraba.

Además, a Vicente le costaba mucho pedir ayuda, ya que creía que la gente iba a pensar de él que era tonto, por no saber resolver el problema él solo.

Pero un día, los tres niños delanteros se le acercaron, y le dijeron a su entrenador: «Vicente, cuando hay algo que no podemos resolver solos, la mejor solución es pedir ayuda a alguien cercano»

Entonces, Vicente se acordó de un viejo amigo suyo en el que podía confiar, Sigue leyendo

EL LOBO Y LA ESCALERA

Érase una vez, un lobo llamado Aullón, que vivía en un valle donde se cultivaban muchos frutales.

Aullón trataba de subirse a los árboles frutales para comer la fruta que éstos daban. Sin embargo, los frutales más apetitosos eran árboles grandes a los que Aullón no podía llegar.

En aquel valle, un hombre de sesenta años, el señor Martín, tenía unos cuantos frutales que cuidaba con mucho amor.

 

Cuentos infantiles - El lobo y la escalera

Lamentablemente, a medida que se hacía mayor, notaba que le faltaban las fuerzas para recoger la fruta, ya que era una tarea muy cansada.

Martín tenía algunos de los frutales más grandes y apetitosos de todo el valle, por lo que Aullón ya se había fijado en ellos, y un día decidió ir a por su fruta, y empezó a saltar debajo del árbol.

Martín, que estaba mirando por la ventana en ese momento, se dio cuenta de que el lobo intentaba quitarle la fruta de sus exquisitos árboles, pero que, por mucho que saltara y aullara, no llegaría a las ramas de aquel árbol tan grande.

Al ver esto, Martín tuvo una gran idea: Le ofreció a Aullón una escalera para que accediera sin problemas a la fruta, pero a cambio, el lobo le tenía que dar a él la mitad de la fruta que cogiera, para que Martín siguiera prestándole la escalera.

Aullón aceptó el trato y empezó a trabajar recogiendo fruta, y durante una mañana estuvo subiendo y bajando de la escalera para llenar un cesto de fruta, que luego repartirían entre los dos.

Sin embargo, Sigue leyendo

EL CUADRO DE LA PLAYA

Érase una vez un pueblo llamado Benidorm, en el que había una playa muy grande que se llenaba todos los veranos.

Allí vivían Julián y Belén, dos madrileños. A ellos les gustaba mucho la playa, por lo que sabían que no se irían de Benidorm.

Un día pensaron, que cuando se hicieran mayores, y no pudieran viajar, les gustaría que sus futuros nietos pudieran estar con ellos. Y ya que creían en la magia, idearon un plan para poder estar con sus nietos cuando fueran más mayores.

 

cuentos infantiles - el cuadro de la playa

Julián era buen pintor, y pintó un cuadro de la playa de Benidorm. Detrás de ese cuadro, Julián y Belén, dejaron una nota pensando en sus nietos en la que pusieron lo siguiente: «Pensad en vuestros abuelos, y apareceréis en la playa de Benidorm con nosotros

Julián y Belén regalaron ese cuadro a sus hijos para cuando tuvieran nietos, y les dieron instrucciones para que ese cuadro lo vieran sus nietos y lo tuvieran en su cuarto.

Años después, los nietos de Julián y Belén, tuvieron ese cuadro en su casa de Madrid.

Los nietos, que eran muy curiosos, preguntaron a sus padres que de dónde había salido, y los padres les dijeron que se lo habían regalado sus abuelos y que debían tenerlo ellos en su habitación.

Seguían teniendo curiosidad por el cuadro, y un día, lo descolgaron de la pared y descubrieron la nota de sus abuelos en una esquina del marco. Así que decidieron seguir las instrucciones de sus abuelos.

Entonces descubrieron, Sigue leyendo

FLORIN, EL PAYASO BOMBERO

Había una vez, un payaso llamado Florín que siempre solía sacar al escenario, algún niño del público en sus actuaciones.

Como todos los días, justo antes de empezar la función, Florín el payaso, se puso sus zapatos rojos dos veces más grandes que su pie y se colocó la nariz roja.

La música del circo empezó a sonar y el desfile de payasos comenzó. Salían sin parar un montón de payasos de un camión de bomberos, uno, dos, tres, así hasta quince payasetes!! Todos iban disfrazados de bomberos y cuando ya se encontraban todos en el escenario, Florín mandó apagar las luces y ordenó que sólo quedara un foco de luz, que sería el encargado de elegir al niño que saliera hoy con los payasos. Un redoble de tambores que estaba sonando, se detuvo y el foco de luz ya había escogido al niño.

 

Cuentos cortos - Florin el bombero payaso

Carlitos, que así se llamaba el niño afortunado, salió al escenario junto a los payasos. Entonces, Florín le pregunto al niño: «¿Estás preparado para empezar la misión?«, a lo que Carlitos respondió: «claro que sí!!«.

Justo en ese momento, Florín cogió una nariz de gomaespuma roja y se la puso en la nariz a Carlitos. Cuál fue la sorpresa de éste, cuando todo el público empezó a reírse de lo gracioso que estaba con aquella nariz.

Pero de repente, los ojos del niño empezaron a ponerse brillantes, pues sentía que se estaban riendo de él, así que empezó a llorar y sin pensarlo más, se quitó la nariz que le había puesto Florín el payaso, y salió corriendo del circo.

Todo el mundo se quedó expectante por lo sucedido, los payasetes siguieron con el espectáculo, mientras que Florín fue en busca de Carlitos que se encontraba en la parte de atrás de la carpa del circo.

«Carlitos, ¿pero por qué lloras?» le preguntó Florín, el payaso.

«Pues Sigue leyendo