Había una vez, un limón llamado Limoncito, que vivía en el frigorífico de una casa de España.
Era tan tan dulce este limón, que cuando lo abrieron para probarlo, lo guardaron para hacer pasteles.
Cuando Limoncito se dio cuenta de que era especial, empezó a llorar porque el quería ser un limón normal, un limón ácido. «Buaaaaaah, yo quiero ser un limón normal, Buaaaaaah«.
Naranjita, su vecina del frigorífico, le dijo: «Limoncito, no llores. Te han reservado para Sigue leyendo

