Cuentos del Mar

GLU Y EL CICLO DEL AGUA

Érase una vez, una pequeña gota de agua llamada Glu que vivía en un río, y aunque aún no lo sabía, tenía una misión muy importante en la Tierra, el ciclo del agua.

 

Cuentos infantiles -El ciclo del agua

 

Glu era una gota de agua muy joven, y no sabía por qué su madre se iba del río, y regresaba a los pocos días. Así que, una mañana en la que había un sol espléndido, Glu le preguntó a su mamá: «Mamá, ¿por qué te vas del río algunos días?»

Entonces su mamá le contestó: Sigue leyendo

EL CANGREJO MORENITO

Érase una vez un cangrejo que vivía en una playa del sur de España. El resto de cangrejos le llamaban Croqui, porque le gustaba mucho rebozarse en la arena y ponerse como una croqueta.

 

Cuentos cortos - El Cangrejo morenito

A Croqui le gustaba mucho la luz del sol, y cuando llegaba el verano se volvía loco por coger el mejor sitio de la playa para tomar el sol.

Siempre estaba muy moreno, pero nunca hacía caso de las recomendaciones de los cangrejos más mayores.

Los cangrejos adultos le decían que se pusiera crema protectora, para evitar las quemaduras que el sol le podían provocar en su caparazón, pero él decía que eso no le iba a hacer daño.

Un día de verano, con un sol espléndido, estaba Croqui tomando el sol, cuando de repente empezó a oler a quemado. «¿Qué es lo que estarán quemando?«, pensó.

Hasta que se dio cuenta de que estaba saliendo humo de una de sus patas, y que se estaba chamuscando. Así que, corrió y corrió para meterse en el agua a refrescarse.

Después de salir del agua, Croqui observó las quemaduras que tenía en la pata, y se dio cuenta de que si hubiera hecho caso a los cangrejos más mayores, no se hubiera quemado.

Croqui aprendió que, el sol en la playa, hay que tomarlo con protección. Además, cada vez que nos bañamos tenemos que volver a echarnos crema, para que no nos pase como a Croqui el cangrejo morenito.

FIN

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EL MONO Y LAS PIEDRAS

Había una vez, un mono llamado Monki, que vivía en una isla, en gran parte habitada por monos. Los científicos más importantes del planeta, habían deducido que el cambio climático afectaría gravemente a esta isla, inundándola casi por completo.

Así que los monos decidieron hacerse, cada uno, una casa en la parte más alta de la isla, para estar resguardados de las inundaciones, el día que llegara el desastre.

 

Cuentos infantiles - el mono y las piedras

Monki, había hecho los planos de su casa para que resistiera a una gran inundación, y eso requería de piedras de gran tamaño.

Todos los monos hicieron su casa en un día, y después se pusieron a jugar a las cartas disfrutando de sus nuevos hogares.

Además, el resto de monos, se reían de Monki, porque cuando ellos ya tenían su casa construida, Monki sólo había hecho los planos de la suya.

Pero Monki estaba convencido de que su casa iba a resistir cualquier inundación y, aunque tardara mucho más en construirla, podría valer la pena.

Monki trasladaba una gran piedra al día, para construir su casa, por lo que la casa iba tomando forma muy lentamente.

El resto de monos seguían riéndose de él, ya que veían que Monki sólo ponía una piedra al día.

Pero a Monki no le importaba, y seguía subiendo una piedra al día para la construcción de su casa.

Al cabo de unos meses, cuando el resto de monos ya se había cansado de jugar a las cartas, Monki terminó su casa y, Sigue leyendo

EL VERANO PARLANCHIN

Érase una vez, una estación del año, llamada verano, a la que le gustaba mucho el sol. Le gustaba tanto el sol, que se pasaba hablando con él todo el día. El sol era su mejor amigo, y para el sol, el verano también era el compañero más agradable.

El sol estaba todo el día aburrido, sacando sus rayos hacia la superficie de la Tierra, sin hacer nada más, por eso, cuando el verano hablaba con él, se distraía y pasaba un buen rato.

Cuentos cortos - el verano parlanchin

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EL TIBURON BUENO DE LA PLAYA

Había una vez, en un país muy lejano, una playa plagada de tiburones, en la que nadie se podía bañar.

Los pocos humanos atrevidos, que alguna vez se bañaron, fueron devorados por los tiburones, en cuestión de minutos. La playa había sido cerrada al público, por su peligrosidad.

 

Cuentos cortos - el tiburon bueno de la playa

Sin embargo, un valiente nadador, amante de los animales, llamado Alberto, tenía un plan para que esa playa pudiera llenarse de bañistas, tranquilos de no ser devorados por los tiburones.

Un día, Alberto cogió una lancha motora, y se dirigió a un peñón que había cerca de la playa, allí estableció su campamento base para realizar su plan.

Lo primero que hizo fue establecer contacto con los tiburones, y observar su comportamiento. Así, pudo descubrir a un tiburón de entre todo el grupo de tiburones, que destacaba por su tranquilidad, armonía y aparente falta de agresividad. Alberto le puso nombre a este tiburón, «se llamará Fredi», pensó Alberto.

Alberto permaneció en su campamento base, aprendiendo sobre los tiburones, y sobre todo, interpretando su lenguaje.

Una vez que consiguió aprender a escuchar lo que decían, aisló al tiburón más tranquilo al que llamó Fredi, y empezó a comunicarse con él.

Al principio, Alberto no se entendía del todo bien con él, pero poco a poco fue interpretando sus gestos y movimientos.

Llegó a entender muchas cosas, entre ellas que a Fredi no le gustaba comerse a los humanos, que lo que se comía cuando su grupo iba de caza, eran las aletas de buceador que a veces llevaban los imprudentes nadadores que se metían en la playa.

Todo estaba tranquilo, hasta que un día, consiguió entender que Fredi le estaba dando un mensaje importante: «Márchate de este lugar, Alberto. Mis compañeros de grupo tienen planeado comerte…» Sigue leyendo