Cuentos de Personas

EL SABIO PACIENTE DE LA CUEVA

Había una vez una montaña muy muy alta, en la que abundaban los árboles y los arbustos, y donde los humanos que existían allí, vivían en cuevas cavadas en la misma roca de la montaña.

Allí convivían dos familias. Una familia vivía en una cueva de color gris, y la otra familia vivía en una cueva de aspecto verdoso, color que se debía al tipo de piedra, donde se excavó la cueva.

Por tanto, las familias se llamaban la una a la otra: la familia gris, y la familia verde.

 

Cuentos infantiles - El sabio paciente de la cueva

La familia gris estaba compuesta por un padre, una madre y un joven de catorce años, llamado Pedro.

La familia verde la formaban un padre, una madre, un niño pequeño de cuatro años, y un abuelito sabio.

Las dos familias solían juntarse para comer juntos en alguna ocasión. En una de estas ocasiones, hablaron sobre los árboles de la montaña, y sobre cómo hay que talarlos para obtener madera, con la que hacer fuego y calentarse. Pedro también intervenía en la conversación.

El sabio escuchaba atentamente al joven Pedro, porque Pedro opinaba que los arboles estaban para talarlos, y que daba igual que se replantaran o no, ya que, una vez plantados, tardaban mucho en crecer.

Cuando Pedro concluyó su razonamiento, el sabio le dijo lo siguiente: Sigue leyendo

EL JUGUETE DE SERGIO

Sergio era un niño de 8 años, algo travieso y sobretodo, un niño al que le gustaba mucho jugar con sus juguetes. Sergio era un niño bueno y siempre sacaba muy buenas notas en el colegio.

Es por eso, que estas navidades, los reyes magos habían venido cargados de muchos juguetes para Sergio, pues en la carta que les envió, les contaba que había sacado muy buenas notas, y que por eso les pedía más juguetes que las navidades anteriores, en las que las notas fueron más bajas.

 

Cuentos cortos - el juguete de sergio

Entre todos los regalos que le habían traído los reyes magos a Sergio, se encontraba una pizarra mágica que acababa de salir nueva, en la que podía escribir o dibujar, y que al agitarla se borraba todo. Sin duda, era el regalo de navidad que más le había gustado, pues se pasaba horas y horas pintando.

A la vuelta de vacaciones, Sergio decidió llevarse la pizarra mágica al colegio para enseñársela a los compañeros de clase. Álvaro, el niño más travieso de la clase, le quitó la pizarra a Sergio, y le hizo de rabiar durante todo el recreo.

«¡Álvaro dame mi pizarra«, le gritaba enfadado Sergio. Pero Álvaro le sacaba una cabeza a Sergio, así que se aprovechaba de ser más alto, para alzar la pizarra y que Sergio no la pudiese coger.

«Venga Sergio, salta a por la pizarra«, le decía Álvaro burlándose de él.

«¡No me borres mis dibujos!«, gritaba Sergio una y otra vez.

En aquel momento, Sergio, decidió ir a buscar a un profesor para contarle lo que estaba sucediendo. Así que se dirigió al profesor y le dijo: «Profe, profe, Álvaro me ha quitado mi juguete y no me lo quiere dar «. El profesor fue junto con Sergio, hacia donde se encontraba Álvaro, para que Sigue leyendo

EL CUADRO DE LA PLAYA

Érase una vez un pueblo llamado Benidorm, en el que había una playa muy grande que se llenaba todos los veranos.

Allí vivían Julián y Belén, dos madrileños. A ellos les gustaba mucho la playa, por lo que sabían que no se irían de Benidorm.

Un día pensaron, que cuando se hicieran mayores, y no pudieran viajar, les gustaría que sus futuros nietos pudieran estar con ellos. Y ya que creían en la magia, idearon un plan para poder estar con sus nietos cuando fueran más mayores.

 

cuentos infantiles - el cuadro de la playa

Julián era buen pintor, y pintó un cuadro de la playa de Benidorm. Detrás de ese cuadro, Julián y Belén, dejaron una nota pensando en sus nietos en la que pusieron lo siguiente: «Pensad en vuestros abuelos, y apareceréis en la playa de Benidorm con nosotros

Julián y Belén regalaron ese cuadro a sus hijos para cuando tuvieran nietos, y les dieron instrucciones para que ese cuadro lo vieran sus nietos y lo tuvieran en su cuarto.

Años después, los nietos de Julián y Belén, tuvieron ese cuadro en su casa de Madrid.

Los nietos, que eran muy curiosos, preguntaron a sus padres que de dónde había salido, y los padres les dijeron que se lo habían regalado sus abuelos y que debían tenerlo ellos en su habitación.

Seguían teniendo curiosidad por el cuadro, y un día, lo descolgaron de la pared y descubrieron la nota de sus abuelos en una esquina del marco. Así que decidieron seguir las instrucciones de sus abuelos.

Entonces descubrieron, Sigue leyendo

EL QUESO DE TRUJILLO

Hace no mucho, en un pueblo de Extremadura, una niña llamada Beatriz, era la encargada de probar todos los quesos procedentes de diferentes sitos de España.

La plaza del pueblo, era el lugar de encuentro tanto de los turistas, como de los puestos de los fabricantes de quesos, donde se daban a probar.

Beatriz, era una niña que tenía unos poderes mágicos, aunque ella los desconocía… Había sido elegida por todo el pueblo para elegir al queso ganador de la feria del queso, pues su gusto y olfato estaban tan desarrollados que parecía magia.

 

Cuentos infantiles - el queso de Trujillo

Al llegar al puesto de un vendedor, que asistía por primera vez a la feria, notó un aroma distinto al de los demás puestos, un olor que nunca antes había descubierto.

Ese vendedor de quesos sólo tenía un queso para dar a degustar a la gente, se trataba de un queso de color amarillento y algo anaranjado, y desprendía un olor que provocaba que la gente no se acercara por allí.

Cuando Beatriz se acercó a degustar el queso, que aún nadie había probado, por oler tan mal, el hombre le partió un trocito de queso y se lo puso en una rebanada de pan.

Justo cuando estaba a punto de meterse el queso en la boca, un hombre del pueblo que también fabricaba quesos grito:»Noooo!!! no te lo comas, te sentará mal porque no es un queso normal»

Entonces, Beatriz se quedó paralizada sin saber qué hacer…pero de repente, el vendedor de aquel queso mal oliente de Trujillo, habló por primera vez diciendo: Sigue leyendo

JUAN EL PSICOLOGO

Juan era un psicólogo que atendía a niños discapacitados. Un día, un chico con retraso mental, Julián, acudió a este psicólogo.

Él le contaba que su padre no lo atendía bien. Juan, escuchando atentamente, le dijo que no se haga problemas que él lo iba a arreglar.

Julián, muy contento trajo a su padre. Cuando el padre vino, Juan le habló de buena manera. Pero el padre del niño discapacitado, estaba cansado de tantos psicólogos.

Al fin, le tocó el turno y dijo: “es que yo no tengo un buen trabajo”. Juan lo entendió y pensó y pensó y…. se le había ocurrido una gran idea, y le dijo: “yo tengo un primo que tiene una fábrica y le falta un obrero

El padre de Julián muy agradecido fue a la semana siguiente. El padre y el hijo fueron muy felices.

FIN

Cuento corto escrito por Roo.

¡Gracias por enviarnos tu cuento Roo!

Accede a la tienda, para comprar nuestros productos exclusivos.