Personajes y entornos

Los mejores cuentos infantiles ordenados según los personajes y lugares que aparecen en el cuento. Los personajes y entornos en los cuentos más divertidos para los niños.

ALEX Y LA CENA DE NOCHE VIEJA

Alex es el protagonista del cuento de hoy, y sólo hay una palabra que lo describa: «TRAVIESO«. Alex, Tan sólo tiene 5 años, pero desde que empezó a dar sus primeros pasitos no ha parado de ir haciendo alguna de las suyas.

Hoy era 31 de Diciembre, conocido por todos como el día de noche vieja, y la mamá de Alex, ya estaba preparando todos los detalles para la cena de nochevieja, las uvas, el pavo relleno, los turrones, etc.

Mientras tanto Alex merodeaba por el pasillo de la cocina jugando con el coche teledirigido que le había traído Papá Noel hacía unos días, pero sin perder detalle de lo que hacía su madre. A Alex le llamaba mucho la atención que su madre tuviera en una bandeja del horno un pavo al que no paraba de meterle cosas dentro.

Pasadas unas horas, por fin, la mamá de Alex había terminado de preparar la cena de la nochevieja, y se fue a su habitación para darse una ducha y vestirse de gala para recibir a los invitados.

«Alex, voy a darme una ducha, no tardo nada. Quédate jugando con el coche en el pasillo, ¿vale?«, le dijo su mamá a Alex.

«Vale mamá«, respondió Alex mirando fijamente al pavo que había dejado su madre en la mesa de la cocina.

Alex esperó a que sonara el agua de la ducha para llevar a cabo la idea que tenía en la cabeza, y en cuanto sintió las primeras gotas de agua, corrió hacia el pavo para ver qué era eso que su madre le había metido dentro al pavo.

«Esto no va a ser fácil«, pensó Alex. «¿Cómo saco las cosas de ahí?«, se preguntaba en voz alta.

Y de repente,

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EL PORTAL NAVIDEÑO

Hace mucho frío, las noches están llegando más temprano y en el cafetal los grillos cantan sin parar. Allá arriba en el cielo hay una estrella que a mis ojos es gigante y en el aire se respira un olor a magia.

Esa estrella grandota, que brilla tanto, nos anuncia que se acerca navidad, mi mamá me ha contado que es la “estrella del niño”, así le dicen porque según cuentan sirvió de guía a unos reyes, unos magos llamados Melchor, Gaspar y Baltasar que siguieron su ruta para ir a adorar al Niño que nació en Belén.

– Mami, para qué está alisando esos papeles? es que va a envolver un gran regalo?

Qué guila más necia, ya no moleste más, deje de preguntar, no ve que necesito hacer el portal.

¿El Portál mami?, y ¿cómo lo vamos a construir, le alcanzo la goma? Mamá, ¿por qué hacemos un portal en la casa todos los años?.

Vea, quédese quieta y le cuento, pero ya deje de molestar con tanta preguntadera. – Todos los años hacemos un portal porque representamos el nacimiento del Niño Jesús en Belén. La virgen María y José se refugiaron en un establo para que naciera Jesús; nació muy pobrecito, no tenía nada, su mamá lo colocó en un pesebre donde se alimentaban los animales pero él, Jesús, era un niño muy hermoso y una mula y un buey ayudaron a calentarlo.

La noche que nació el Niño Jesús esa estrella grandota que a usted tanto le gusta brilló más que nunca y los pastores sabían que esa era la señal en el cielo que les anunciaba el nacimiento del redentor. Muchos pastorcitos fueron a adorarle y los Reyes magos también siguieron la luz de la estrella para llegar hasta el pesebre y allí le regalaron a Jesusito Oro, Incienso y Mirra.

Yo no entiendo eso que me dijo ma, ¿qué es un redentor?. Él era un redentor porque fue el hijo de Dios, que vino a la tierra para que fueran perdonados nuestros pecados, ay pero, eso usted todavía no lo entiende, ya cuando sea grande sabrá de qué le hablo, eso si, no se olvide de decir una oración todas las noches porque Jesús siempre la espera.

Entre tanta preguntadera mi mama iba poco a poco armando el portalito, el papel lo pegaba en la pared y le ponía goma y escarcha para que brillara. Con la ayuda de algunas piedras y cajas iba formando irregularidades que se asemejaban a las montañas, luego, en alguna parte bien visible colocaba una casita donde estaban José, María, la mula y el buey y un pesebre vacío. Con tuquitos de madera tomados del banco de carpintería de mi abuelo y con pedacitos de cartón hacía casitas, que generalmente pintaba de color rojo o verde y así formaba un pueblito. Luego colocaba lana, o musgo para hacer caminitos y muchos animalitos y, las plantas mal llamadas párasitas, que traían de la montaña porque en esa época florecen. Las ovejitas atraían mi atención, cada año se ponía una o dos más, según alcanzara la platilla para comprar los adornos.

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LA NAVIDAD DE JESUS

Jesús era un niño de cinco años, que vivía en España, y más concretamente en una ciudad llamada Barcelona.

A Jesús le gustaba mucho la Navidad, y se pasaba todo el año ansiando que llegaran las fechas señaladas de Diciembre.

Tanto ansiaba que llegaran las Navidades, que decidió hacer un curso de magia, para ver si podía adelantar el tiempo y que las Navidades llegaran antes.

Y así lo hizo, terminó su curso de magia y aprendió a controlar el tiempo, de tal manera que su habilidad consistía en adelantar el tiempo para que pasara más rápido de lo normal.

De esta forma, si Jesús estaba lo suficientemente concentrado, podía hacer que por cada minuto que pasara, se llegara automáticamente al mes siguiente.

Cuando dominó su habilidad, todas las noches del 6 de Enero se concentraba durante 11 minutos y medio, y cuando terminaba su concentración… ¡¡ya estaba en las Navidades siguientes!! De esta forma, para Jesús siempre era Navidad… ¡Qué gran idea!, ¿no?

Así pasó varios años, disfrutando de sus poderes de mago, hasta que un día, cuando estaba abriendo los regalos de Navidad, su madre le preguntó: «Jesús, cuéntame qué cosas has hecho este año de las que te sientas orgulloso..«. Y se hizo un gran silencio.

Toda la familia de Jesús estaba callada, expectante, para ver qué decía Jesús…

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EL ABUELO SONRIENTE

Había una vez, un hombre muy mayor, que vivía en una pequeña aldea de un pueblo de España. La verdad es que era un hombre muy peculiar, pues vestía con ropas anchas y algo descoloridas, pero cada vez que se encontraba con algún vecino de la aldea, su serio rostro se transformaba en una cara sonriente y amigable.

Hernán que así se llamaba aquel hombre, era el abuelo de una enérgica niña llamada Jone. Hernán era el encargado de cuidar de su nieta mientras sus padres se encontraban trabajando las tierras del campo.

La verdad, es que Hernán no tenía muchos amigos, de hecho no tenía ninguno, pues tenía fama de ser un gruñón y cascarrabias, lo que provocaba que nadie quisiera estar cerca de él…

Su nieta Jone estaba muy triste, pues su abuelo, a pesar de ser un poco gruñón, era muy buena persona y ella lo quería muchísimo. Así que un día decidió subir a una ladera, en la cual se encontraba el árbol de los sueños, para pedirle un deseo…

«Por favor, árbol de los sueños, me gustaría que me abuelo fuera más amable y simpático con el resto de personas, así podrían saber que es un abuelo bueno y le querrán más«, dijo Jone al árbol de los sueños.

Al día siguiente, el abuelo Hernán estaba preparando el desayuno para cuando se levantara su nieta. Cuando Jone entró a la cocina vio a su abuelo como siempre… el árbol de los sueños, no le había cumplido su deseo.

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LA FIESTA DE CUMPLEAÑOS DE MARTIN

Ya quedaba muy poco tiempo para que llegara el gran día de Martín, un niño muy juguetón al que todo el mundo quería, pues era un niño encantador y bondadoso con los demás, la fiesta de su cumpleaños.

Martín iba a cumplir 8 años, y desde hacía unos meses, sólo pensaba en lo bien que se lo pasaría con sus amigos en la fiesta de cumpleaños que organizarían en el jardín de su casa. Y es normal, porque sus padres le organizaban una fiesta por todo lo alto. Venían payasos, malabaristas, e incluso ponían dos camas elásticas para que Martín y sus amigos se lo pasaran en grande dando saltos sin parar.

Pero lo que Martín no sabía es que este año sus padres no podrían organizarle ese tipo fiesta, pues se habían gastado sus ahorros en comprar un coche nuevo.

Los padres de Martín no querían desilusionarle, y no paraban de pensar y pensar, en cómo organizar una fiesta de cumpleaños más humilde; sin payasos, ni malabaristas, ni colchonetas… pero que Martín nunca la olvidara. Después de varios días, los padres de Martín tuvieron una idea.

Se pusieron en contacto con todos los amigos de Martín, explicándoles que necesitaban su ayuda para que Martín tuviera una fiesta de cumpleaños por todo lo alto, pero gastando muy poco dinero, pues no tenían.

El plan era el siguiente, cada de uno de sus amigos se encargaría de llevar algo a la fiesta de cumpleaños. Luis, por ejemplo, se encargaría de hacer los sandwiches, Alberto, de llevar un pastel que él mismo elaboraría, y así todos los demás.

¡Llegó el gran día, hoy era el cumpleaños de Martín!

«¡Felicidades!«, dijeron a la vez los padres de Martín al entrar en su cuarto para despertarlo.

«¡Gracias!«, respondió Martín aún muy dormido y se abrazó a ellos.

«Esta tarde será tu fiesta de cumpleaños, esperamos que te guste, ya que este año será algo diferente al resto de años«, le dijo su padre.

«¡Seguro que sí!«, respondió Martín algo más despierto.

Como todos los días, Sigue leyendo