Cuentos de Superación

Cuentos infantiles con la superación como principal valor humano. Estos cuentos hacen pensar a los niños para mejorar y superarse. Cuentos de superación infantiles con mucha imaginación. Te lo pasarás genial contando cuentos de superación a los niños. Cuentos de superación que estimularán el lado más inconformista de los niños.

Cuentos de Superación:

ROKO, LA NUMERO UNO

Había una vez, una camaleona llamada Roko, que era capaz de hacer muchas muchas cosas. Cantaba, bailaba, era actriz…. según el día, iba cambiando de actividad.

Roko conocía a mucha gente, entre ellos a una pulga que tenía una compañía de teatro. Un día, esta pulga le dijo: «¿Te vienes a hacer teatro con nosotros?»

Roko aceptó sin pensárselo y se puso a trabajar en el teatro de la pulga.

El teatro estaba bien, conoció a muchos artistas: Alejandro la pulga director, y Javier la ardilla guionista, entre muchos otros. En el teatro de la pulga hacía de todo, y además a veces cantaba… Pero ella prefería cantar y cantar todo el día, sin interrupciones.

Roko le dio muchas vueltas y dudaba si ser cantante o actriz…

Después de aquella experiencia en el teatro, Roko se lo pensó y Sigue leyendo

EL CAMPO DE SOJA

Había una vez un pueblo pequeñito, cuyos habitantes se dedicaban a cultivar el campo y recoger los cereales que más tarde crecían.

Uno de los agricultores, llamado Pepe, estaba harto de cultivar trigo, porque al venderlo, recibía poco dinero por ello, y apenas le llegaba para vivir.

Un buen día, Pepe estaba en el supermercado del pueblo, y vio una cosa que le llamó la atención: además de envases de leche normales de toda la vida, había unas cajas donde ponía «leche de soja«.

El sabía lo que era la soja, pero desconocía que sirviese para hacer leche… Así que se puso a investigar, y descubrió que Sigue leyendo

BUSCANDO TRABAJO

Cuento corto escrito por: Laura 11 años

Había una vez, un niño de 11 años llamado Juan. La familia de Juan era pobre, a penas tenían unos cuantos céntimos para comprar el pan.

Sus padres no conseguían encontrar trabajo en ningún sitio. Por mucho que buscaban, no encontraban nada. Las empresas siempre preferían contratar a gente con estudios, en lugar de contratar a gente sin estudios.

Al cabo de una semana, Luisa, su madre, consiguió un empleo. Todos se pusieron muy contentos pues ahora podrían comprar más alimentos.

Juan estaba muy contento porque su madre había conseguido un trabajo, le había cambiado el humor, ahora sonreía más que antes.

Pasados unos meses, la madre de Juan, había conseguido ganar bastante dinero para poder comer los tres todos los días.

El marido de Lluisa, Ramón, también estaba buscando trabajo sin cesar.

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PAYOTE EL PAYASO FELIZ

Ríanse todos, por favor, así empezaba todos los días su función el payaso Payoté.

Y niños y grandes, antes ya de empezar la función, tenían una gran sonrisa en los labios dispuesta para la carcajada en cualquier momento.

¡Ríanse todos!– Repitió, y empezó la función.

Ese domingo había muchos niños en el circo; todos deseando reírse tanto hasta desternillarse, todos menos Alicia, una niña que no conseguía sonreír por más que lo intentara, por que los payasos, y en este caso Payoté, le daban miedo.

Cuento el payaso

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SAMUELITO Y LOS ASTEROIDES

Samuelito era muy chico, no llegaba a alcanzar los sesenta centímetros de altura pero siempre hablaba de los asteroides con sus amigos de la escuela y tenía sobresaliente al redactar sus composiciones sobre física y astronomía.

¿Cómo podremos ver los planetas lejanos de la tierra y los asteroides habitados por ardillas que viven en árboles subterráneos? ¿Cómo podremos saber que las ardillas habitan en los asteroides si nunca nos visitan ni han llamado a nuestras casas?. Pues bien, es que tengo un telescopio con inmensos espejos que me regaló mi tío Naldo— Aseguraba el chiquillo.

Samuelito siempre estaba muy seguro de lo que decía y aseguraba que él era astrónomo y que pronto viajaría hasta un astro desconocido y otros pequeñitos planetas que, según él, se proponía descubrir.

El niño tenía tan solo once añitos y pasaba gran parte de su tiempo observando la vida en las estrellas porque su mayor deseo era irse a vivir algún día, sobre alguna de ellas, dentro de una casa de campaña.

Cuentos infantiles - Lina la astronauta

Eso sí, aseguraba que se llevaría con él a todas las ardillas y los ositos que encontraba perdidos en el ancho y extenso bosque que rodeaba su pueblo.

Un día, jueves a las cuatro de la tarde, el pequeño astrónomo advirtió un planeta enano de dos colores, verde y azul, y le dio la noticia a sus amigas las marmotas que desde hacía tiempo querían emigrar a un lugar seguro donde no tuvieran el peligro de ser atacadas por las águilas blancas.

El enano planeta siempre estaba cubierto por grandes arbustos que no dejaban nunca de extenderse ni de crecer. Por las noches el astro se volvía morado y en él podía verse un río de aguas lentas y grises que, en las mañanas, se escondía bajo tierra protegiéndose del sol.

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