Cuento Infantil para niños, creado por: Miguel Padova
Entre los dedos de un arce grandote, vivía una semilla. No había en toda la Foresta semilla más presumida, más fanfarrona y más desagradable. Tenía un ala, y sólo una, que era el orgullo de su corazón. Cada mañana la sacaba a pasear hasta una rama baja y poco poblada y la acariciaba a la vista de todos. Y entre caricia y caricia, decía:
– «¡Bah!, esas no tienen un cuerpo alado como el mío», – sacando la lengua a unas orugas.
– «¡Bah!, esas alas no sirven para volar», sacando la lengua a unas gallinas. Sigue leyendo