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Cuentos Infantiles CortosCuentos Cortos InfantilesEduca contando CUENTOS a los niños |
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Cuentos de hadas escritos por: Martha.
En una casona ubicada en las afueras de la ciudad vivía una niña llamada Estrella. Su mamá le había puesto ese nombre porque un día se convertiría en un hada y le dijo: «Cuando seas más grande serás un hada y podrás cumplir tus deseos con solo tocarte la frente«.
Cuentos para niños escritos por: María Abreu
Había una vez un príncipe que se sentía muy solo y cada tarde salía al jardín de su castillo a escribir poemas sin descubrir que un hada lo miraba todas las tardes escondida detrás de las flores.
El príncipe no se detenía a contemplar la belleza de su jardín porque siempre estaba con la cabeza agachada escribiendo sus lamentaciones.
Un día, aburrido de hacer siempre lo mismo se le ocurrió la idea de cortar todas las plantas y las flores de su jardín para hacer una piscina más grande que la que tenía, así que escogió a cinco de sus siervos para que lo destruyeran.
El hada del jardín cuando vio que los siervos venían a destruir el jardín se puso en contacto con todos los árboles y con todas las flores para que no se dejaran cortar.
En ese instante el jardín cobró vida y mágicamente los árboles empezaron a sacar sus brazos de ramas y dándoles azotes a los siervos los tiraban al suelo.
Las flores se unieron a la batalla y comenzaron a utilizar sus dulces fragancias y sus lindos colores para atraer a los insectos los cuales llegaron por aire y tierra. Y picándoles por todo el cuerpo le produjeron hinchazón en la piel.
Los siervos salieron del jardín corriendo y muy asustados le contaron lo sucedido al príncipe Pablo.
El príncipe sorprendido les explicó que donde hay flores es natural que encuentren insectos, y que las ramas de los árboles se mueven por el viento que sopla.
Pero para salir de dudas envió a otros siervos al jardín para que lo destruyeran. Sigue leyendo
Cuentos cortos para niños escrito por: Michel Martinez bedevia
Los dos ratoncitos también fueron dos hadas. Quiero que sepan que el hombre malo no puede encerrarnos a nosotras las hadas, porque somos la fantasía de los libros de cuentos, para él no existimos.
Entonces la abuela suspiró pronfundamente de nuevo y les dijo:
«Anita tu eres la verdadera Cenicienta« y mirando a los dos ratoncitos les dijo: «Y ustedes son los ratoncitos del cuento que no quisimos separarlos de la Cenicienta«.
Entonces Anita llorando dijo: «Yo soy Anita y quiero volver a casa y ver a mis padres»
Pedrito se puso muy triste al saber que Anita era un personaje de cuento y que era la Cenicienta, eso quería decir que Anita se casaría con un príncipe.
Entonces la abuelita abrazó a Anita y le dijo: «Tus padres sabían que este día llegaría… ellos siempre supieron que tu eres la Cenicienta«.
Anita interrumpió a la abuela y preguntó secándose las lágrimas: «Entonces yo no soy una niña de verdad, yo soy una creación de las hadas…
Entonces la abuelita se rió y dijo: «No sabemos cómo, pero te convertiste en una niña normal. Anita si quieres puedes volver al mundo real y seguir tu vida, ir a la escuela ir al parque con tus amiguitos…
Fue entonces cuando Anita dijo: «Me voy a quedar para liberar a los personajes de los libros de cuentos y después me iré con Pedrito al mundo real y me llevaré los ratoncitos, si ellos quieren…» los ratoncitos casi gritaron al mismo tiempo: «Seguro Seguro, siempre con Anita estaremos caballeros»
Pedrito no hablaba solo pensaba en que si Anita decidía quedarse y conocer a su príncipe, no podría soportar estar sin Anita, su mejor amiga, la niña que hace que su corazoncito se acelere un poquito cuando la ve.
Él estaba triste, pero Anita ni preguntó por el príncipe, ya que su principito siempre sería Pedrito. Pero Pedrito todavía no se había dado cuenta… Sigue leyendo
Cuento para niños escrito por: Michel Martinez Bedevia.
Pedrito es un niño común y corriente como todos los niños, pero cuando está con Anita, él es un poquito diferente.
Anita tiene ocho años, ellos van a la misma escuela, pero hoy es sábado, y no hay escuela.
Pedrito y Anita viven exatamente uno frente al otro y mañana, domingo, es el cumpleaños nueve de Anita. Sus padres todos los años hacen una fiestecita de cumpleaños y se reunen todos lo amiguitos del barrio y del aula de Anita. Pero esta vez, ellos no tienen dinero para hacer la fiesta. Pedrito que como les decía con respecto a Anita, es más que un niño de nueve años, está muy preocupado porque Anita no tendrá fiesta de cumpleaños.
Pedrito usualmente se lebanta un poquito tarde los sábados, pero hoy se levantó bien temprano pensando cómo hacer algo para celebrar mañana, el cumpleaños de Anita.
Su abuelita que lo estaba observando le dijo:
– Pedrito se lo que te pasa y yo te puedo ayudar a que Anita pase un inolvidable en su cumpleaños.
Mañana, además de ser el cumpleanos de Anita, es el día en que los personajes de cuentos de hadas pueden volverse reales…
Pedrito miró a su abuela, y pensó en lo que dicen los vecinos de ella. Ellos creen que la abuelita de Pedrito a pesar de ser muy buena vecina, es un poquito loquita. Dicen que en las noches ven luces alrededor de la casa de Pedrito.
Entonces Pedrito le dice:
– Abuela que tiene que ver los personajes de cuentos con el cumpleanos de Anita? Sigue leyendo
Elena y Diego eran dos hermanos que vivían en una casita en lo alto del bosque.
Vivían allí porque su padre Juan se dedicaba a cuidar del bosque, plantaba árboles, cogía la resina que salía de ellos, limpiaba las ramas del suelo y las usaba para calentarse en el invierno, daba de comer a los animales… y muchas cosas más.
Juan disfrutaba mucho viviendo en el bosque y contribuyendo con su trabajo a que este planeta nuestro, el planeta Tierra, fuera un lugar cada vez más habitable y más limpio para todos sus habitantes, y también para las generaciones futuras.
Pero Diego y sobre todo Elena, no estaban tan contentos de vivir en el bosque tan lejos de sus amigos, de las tiendas donde poder comprarse chuches, y de todas las atracciones que hay en la ciudad.
Un caluroso día de verano, Elena se durmió después de comer y empezó a soñar. Un hada apareció junto a ella y le dijo:
– Hola Elena, yo soy tu hada madrina y te puedo conceder un deseo si tú quieres.
La cara de Elena de pronto se llenó de alegría y sin pensárselo dos veces le contó cuál era su sueño, quería vivir en la ciudad, como tantos otros niños para poder ir al circo, al teatro, y poder comprarse muchas chuches, casi todos los días.
El hada madrina la escuchaba con mucha atención, y después de reflexionar un tiempo, que a Elena le pareció eterno, le dijo: Sigue leyendo
