Cuentos de Bondad

Cuentos infantiles con la bondad como principal valor humano. Cuentos de bondad que fomentan en los niños ser buenos. Cuentos de bondad infantiles con mucha imaginación. Te lo pasarás genial contando cuentos de bondad a los niños. Cuentos de bondad que estimularán la bondad en los niños.

Cuentos de Bondad:

LA NAVIDAD DEL ALMENDRO CORAL

Había una vez un almendro llamado Coral, que vivía a las afueras de una pequeña ciudad de Costa Rica, en Centroamérica.

Coral estaba plantado en el jardín de una casa, donde vivía una familia con un niño llamado Oscar.

Alrededor de Coral había plantados unos cuantos pinos, que la familia utilizaba como árboles de Navidad, transplantando al salón un pino cada año.

Pero Coral se sentía mal porque nunca contaban con él para ser árbol de Navidad

Cuentos infantiles - La navidad del almendro coral

El resto de pinos que vivían alrededor de él, le decían: «Coral, tú eres un almendro, y los almendros en Navidad no están en flor… por eso nunca podrás ser un autentico árbol de Navidad..»

Un día, el pino más sabio del jardín, le dijo: «el día que florezcas en Navidad serás el protagonista para estas fechas tan señaladas«.

Oscar, el niño de la casa, que estaba escuchando lo que el sabio pino le decía al almendro, pensó en cómo se estaría sintiendo el almendro al saber que nunca florecerá en Navidad… y decidió hacer algo.

Mientras tanto, Coral, se esforzó mucho tratando de dar la flor cada vez más tarde, pero no podía controlarlo…, era la naturaleza la que imponía esa tortura para él.

Un buen día, después de haber dormido a pierna suelta durante toda la noche, Coral abrió los ojos y se encontró en el salón de la casa, Sigue leyendo

EL RIO MAGICO

En unas montañas muy lejanas, existía un río mágico, que hacía que todo aquello que se acercara a él, se convirtiera en vida.

Las piedras que rodaban por el valle, cayendo a la orilla del río, se convertían en preciosos árboles que decoraban el paisaje alrededor del río.

Las ramas caídas de árboles y arbustos, rodaban hasta el río, y se convertían en peces que llenaban el río de vida.

En este lugar de montañas siempre sucedía lo mismo, el río le daba vida al valle.

Cuentos infantiles - El rio magico

Cerca de esas montañas, había un poblado de hombres y mujeres que se movían en coche para ir de un sitio a otro del poblado, en vez de ir andando. Los habitantes del pueblo no se daban cuenta de lo que podían provocar si seguían usando el coche para todo.

Un día, apareció una nube muy fea sobre el valle, y empezó a escupir lluvia ácida y contaminación al río, haciendo que todo lo que había a su alrededor fuera perdiendo vida poco a poco..

El río, asustado ante tan mala situación, llamó a todos los animales de la zona para Sigue leyendo

EL MALVADO SECUESTRADOR DE HADAS

Había una vez un malvado hombre que quería acabar con el bien en el mundo, y por eso debía ir en busca de todas las hadas del planeta, y encerrarlas en una habitación, de la cual no fueran capaces de salir nunca jamás, y así nunca más existirían las cosas buenas, sino que habría maldad y oscuridad.

Randor, el hombre malvado, había conseguido secuestrar a dos hadas, María y Victoria, las cuales se encontraban recluidas en esa fría habitación, dónde nunca entraban los rayos del sol, pues no había ventanas y apenas entraba la luz por la puerta.

 

Cuentos infantiles - El malvado secuestrador de hadas

Como todos los días, el malvado Randor, saldría en busca del resto de hadas del mundo. Pero, las hadas sabían que las estaba buscando para secuestrarlas y así acabar con el bien en el mundo, así que utilizaban su magia para volverse invisibles y que no las pudiera encontrar.

Cristín, era una jovén hada que se encargaba de cuidar a los animales que había en el planeta, gracias a sus pócimas mágicas, conseguía el equilibrio necesario para que éstos pudieran sobrevivir a los contratiempos. Sin embargo, la joven Hada, no sabía que el malvado Randor, iba persiguiendo a todas las Hadas del mundo, pues era algo despistada.

Cuando Cristín se encontraba en el bosque observando a los animales, y repartiendo sus pócimas mágicas entre todos ellos, Randor la encontró, y sigilosamente fue acercándose hasta dónde estaba el hada de los animales, hasta que de repente, se abalanzó sobre ella y sin darle tiempo a que pudiera reaccionar, la metió dentro de un saco para llevársela a la habitación oscura, de dónde nunca más podría salir.

– «¡Socorro, socorro!«, gritaba Cristín una y otra vez, sin que nadie pudiera escucharla, pues Randor, había preparado el saco de tal manera que, el sonido de los gritos no pudiese salir al exterior, y además, que ninguna pócima de las hadas fuera capaz de destruir el saco.

– «Jajaja ya tengo otra hada más secuestrada. Pronto acabaré con el bien en el mundo«, se reía el malvado Randor.

Pero lo que no sabía el malvado secuestrador de hadas, era que existía un hada a la que nadie conocía, ni si quiera el resto de hadas sabían de su existencia, pues era el hada encargada de cuidar al resto de hadas. Esta vieja hada se llamaba Mili, y Sigue leyendo

LAS OVEJITAS DEL PUEBLO

Hace muchos años, cuando yo era una niña pequeña, había muchos rebaños de ovejas y pastores, era muy raro no encontrarte uno en cada pueblo, pues ser pastor era un trabajo muy normal en aquellos años. Hoy en día, muy pocos niños, salvo en cuentos y fotos, han visto un rebaño de ovejas.

Las ovejitas solían vivir en un corral llamado «tinao«, que era un recinto vallado, donde las ovejas tenían un pilón con agua, para cuando tenían sed y en otro lado, paja para cuando tenían hambre. Dentro del vallado, había un cobertizo, que las ovejas utilizaban como refugio los días de lluvia y frío.

 

Cuentos infantiles - Las ovejitas del pueblo

El pastor era el que se encargaba de cuidarlas. Él era quien les echaba la paja para que comieran, y agua para beber. Además, el pastor también las ordeñaba y salía al campo con todo su rebaño.

Lo que más recuerdo de esa época cuando era pequeña, era el ruido de las ovejitas al regresar de pastar en el campo, pues Nino el pastor, les ponía cencerro y cuando andaban, se escuchaba: «tilín,tilón», y todos los niños que estábamos por allí, corríamos detrás de ellas y lo pasabamos muy bien.

El rebaño de ovejas siempre pasaba por delante de mi casa, y tengo que reconocer que cuando veía al pastor salir  con ellas, me daba un poco de miedo, pues además del rebaño de ovejas, Nino, que así se llamaba el pastor, tenía un par de cabras, y a mí me daban mucho miedo, pues estas cabras tenían cuernos.

A pesar de la humildad de aquel pastor y de lo bondadoso que era con la gente del pueblo, ya que les regalaba leche y quesos, que él mismo elaboraba de sus ovejas, había ciertas personas en el pueblo que le odiaban.

Cuando pasaba el rebaño por la calle principal del pueblo para salir al campo, las ovejas y cabras a su paso, dejaban toda la calle sucia. Siempre, la gente del lugar se había encargado de barrer cada uno su puerta, y así conseguían mantener el pueblo limpio. Sin embargo, había dos vecinos, Sigue leyendo

EL TIBURON BUENO DE LA PLAYA

Había una vez, en un país muy lejano, una playa plagada de tiburones, en la que nadie se podía bañar.

Los pocos humanos atrevidos, que alguna vez se bañaron, fueron devorados por los tiburones, en cuestión de minutos. La playa había sido cerrada al público, por su peligrosidad.

 

Cuentos cortos - el tiburon bueno de la playa

Sin embargo, un valiente nadador, amante de los animales, llamado Alberto, tenía un plan para que esa playa pudiera llenarse de bañistas, tranquilos de no ser devorados por los tiburones.

Un día, Alberto cogió una lancha motora, y se dirigió a un peñón que había cerca de la playa, allí estableció su campamento base para realizar su plan.

Lo primero que hizo fue establecer contacto con los tiburones, y observar su comportamiento. Así, pudo descubrir a un tiburón de entre todo el grupo de tiburones, que destacaba por su tranquilidad, armonía y aparente falta de agresividad. Alberto le puso nombre a este tiburón, «se llamará Fredi», pensó Alberto.

Alberto permaneció en su campamento base, aprendiendo sobre los tiburones, y sobre todo, interpretando su lenguaje.

Una vez que consiguió aprender a escuchar lo que decían, aisló al tiburón más tranquilo al que llamó Fredi, y empezó a comunicarse con él.

Al principio, Alberto no se entendía del todo bien con él, pero poco a poco fue interpretando sus gestos y movimientos.

Llegó a entender muchas cosas, entre ellas que a Fredi no le gustaba comerse a los humanos, que lo que se comía cuando su grupo iba de caza, eran las aletas de buceador que a veces llevaban los imprudentes nadadores que se metían en la playa.

Todo estaba tranquilo, hasta que un día, consiguió entender que Fredi le estaba dando un mensaje importante: «Márchate de este lugar, Alberto. Mis compañeros de grupo tienen planeado comerte…» Sigue leyendo