Cuentos de Abuelitos

Cuentos de Abuelitos con los que los niños aprenderan valores como el respecto, la responsabilidad y el amor entre otros valores humanos. Disfruta con tus niños y lee cuentos de abuelos para enseñarles y educarles en valores humanos. Te lo pasaras genial contando historias de abuelitos, los abuelos y abuelas son los personajes de estos cuentos. Cuentos cortos con abuelitos como personajes. El abuelo como figura educativa para los niños. Cuentos de abuelos sabios y a la vez, muy divertidos.

Cuentos de Abuelitos:

DON JUAN PIPA

Un hombre petiso, morocho, casi azulado. Con piernas cambotas, piel arrugada, cabello negro peinado con raya al medio. En su boca se podía observar un diente de oro grande, llamativo. Y una pipa: según decían, era un transmisor.

Su casa, un ranchito de maderas viejas, techo de tablitas, muy bajito. Con dos habitaciones. En medio, un poste, del cual colgaba una montura de caballo que jamás usaba.

El ranchito estaba sobre un cerro de piedras, bien arriba. Abajo el arroyo angosto y limpio, poco profundo, rodeado de árboles, arbustos y flores.

Hacía una curva justo en ese lugar. Se continuaba en un pequeño salto, donde siempre que salía el sol, o en noches de luna llena, se veía el arco iris.

Según contaban algunos ese arco se movía: subía, bajaba. A veces parecía que el arroyo se lo tragaba.

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¡Sí! También decían que a don Juan Pipa no había que acercarse. Porque era raro. Era peligroso, cosa a la que jamás hice caso yo, encantada con sus historias y enseñanzas. Sigue leyendo

HISTORIAS DE LA ABUELITA DE PEDRO

La abuelita de Pedrito nos cuenta muchísimos cuentos de fantasía, aunque ella siempre nos dice que son reales. Hoy mismo le dijo a Pedrito que una mañana fue al río y allí bebiendo agua estaba un unicornio muy lindo.

Dijo tenía dos alas y que podía volar muy lejos, y que suele aparecer cuando algún niño cree en fantasías y sueños. Dijo que una sirena le hablaba al unicornio y que este le dijo a ella que estaba muy sorprendido porque él solo ha visto sirenas en los mares y no en los ríos.

Dijo que ese día las aves cantaban felices y hasta el cuervo se reía como nunca antes. Entonces llegó el duende del río y le dio la bienvenida a los visitantes.

Pedrito le dijo a su abuela:  «Te creo porque tú nunca mientes pero ya nadie cree en unicornios ni en fantasías ni duendes«.

A la mañana siguiente Pedrito le dijo a Anita, que es su mejor amiga, ¿vamos al río?. Y entonces fueron al río cantando todo el camino y cuando llegaron allí, Pedrito le dijo a Anita: «Mi abuela nunca a mentido«.

Estaban allí, en el río, el unicornio con alas y una sirena le hablaba. Además el duende del río nos dio la bienvenida. El unicornio al ver a Pedrito le dijo: «Por tí he venido… vengo de la fantasía, me trajiste con tus pensamientos.  Si te montas en mi lomo te llevaré a una tierra donde se acaba la realidad y allí comienzan tus sueños«.

Anita y la sirenita se bañaban en el río y la sirenita dijo: «Anita, amiguita por tí he venido, me trajiste con tus pensamientos si te subes con Pedrito al lomo del unicornio él volará a una tierra donde no hay inviernos ni otoños«.

Pedrito y Anita se subieron al unicornio este movió sus alas y pronto comenzó el vuelo. Volaban sobre el río mientras la sirenita
nadaba en el mismo rumbo, se dirigían hacia la capital de los sueños. Sigue leyendo

QUE LLUEVA QUE LLUEVA

En un lugar de la Tierra llamado África, vivía un niño llamado Jambó. Desde muy pequeño Jambo había aprendido los cantos mágicos de su abuelo y maestro, Abú.

Contaba la leyenda, que cuando el maestro Abú subía a la montaña y cantaba a los dioses la canción «Que llueva que llueva«, conseguía que durante unas horas estuviera lloviendo en todo el continente africano.

A Jambó le habían explicado desde muy pequeño que en el lugar en que vivía él y toda su familia, era un lugar muy seco ya que llovía muy poco, y por eso había sequía, y muy poca agua. Así que desde muy pequeño Jambó supo lo importante que era cuidar el agua y no derrocharla.

Un día, Jambó iba paseando por medio del desierto y se encontró con una lagartija de color amarillo, ya que estaba camuflada, pues apenas se distinguía del suelo. Esto lo hacían para protegerse de otros animales.

Cuentos infantiles -El ciclo del agua

¿Qué te pasa lagartija? no tienes buena cara…, le preguntó Jambó con preocupación.

No puedo moverme de aquí porque no tengo fuerzas, llevo días sin beber ni una gota de agua, este verano está siendo muy duro para mí jovencito.., le respondió la lagartija.

Yo te llevaré conmigo, intentaremos conseguir algo de agua.

Jambó llevó a la lagartija amarilla a un pequeño charco de agua para que pudiera beber, y después la dejó bajo unos pequeños matorrales donde daba la sombra.

Rápidamente Jambó fue a ver a su abuelo Abú, para decirle que debían de ir a cantar a los dioses a la montaña para que volviera a llover, pues los animales estaban en peligro, ya no quedaba casi agua.

Así que juntos subieron a la montaña y comenzaron a cantar la canción «Que llueva que llueva…». Sigue leyendo

PEDRITO Y EL CUMPLEAÑOS DE ANITA IV

Cuento para niños escrito por: Michel Martinez Bedevia.

Como ustedes saben Pedrito y Anita son dos niños muy traviesos, pero todas sus travesuras son para ayudar a alguna persona o resolver algun problema.

Pero también son muy buenos y sobre todo justos, por eso fueron escogidos para salvar el mundo de los cuentos de un hombre muy malo que tiene encerrados a todos los personajes de los libros de cuentos.

Este hombre malvado sólo dejo libre a la madrasta de la cenicienta y sus dos hijas, porque éstas lo ayudaron a encerrar a todos los personajes de los libros de cuentos. Y este hombre malo tambien quiere robar todos los libros de cuentos para que los niños no puedan leer.

Pedrito y Anita, que están en el mundo de cuentos le preguntan a la abuelita de Pedrito Sigue leyendo

EL HOMBRE GITANO

Le encantaba su barrio. No podía ser más divertido ni más alegre.

Allí todos tocaban las palmas y la guitarra. A esta, la daban la vuelta y como si nada, seguían tocando.

La pena, si es que había alguna pena, era que no les sobraba nada, claro tampoco les faltaba. Estaban preparados para afrontar cualquier situación y así se sentían más felices.

Un día alguien salió de la casa gritando.

¡Sálvese quien pueda! ¡Sálvese quién pueda!

Todos salimos de casa, claro, los pocos que estábamos dentro ya que nosotros vivimos mucho fuera, en la calle.

Mirábamos para todos los lados y no veíamos nada, solo al señor que seguía gritando.

¡Sálvese quién pueda!

Mi abuelo que es muy respetado por su edad, se dirigió a él con paso firme y sereno, y le preguntó.

Raimundo. ¿Se puede saber que te pasa?.

¡He oído en la radio que el fin del mundo se acerca!. Y siguió gritando.

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