Jesús era un niño de cinco años, que vivía en España, y más concretamente en una ciudad llamada Barcelona.
A Jesús le gustaba mucho la Navidad, y se pasaba todo el año ansiando que llegaran las fechas señaladas de Diciembre.
Tanto ansiaba que llegaran las Navidades, que decidió hacer un curso de magia, para ver si podía adelantar el tiempo y que las Navidades llegaran antes.
Y así lo hizo, terminó su curso de magia y aprendió a controlar el tiempo, de tal manera que su habilidad consistía en adelantar el tiempo para que pasara más rápido de lo normal.
De esta forma, si Jesús estaba lo suficientemente concentrado, podía hacer que por cada minuto que pasara, se llegara automáticamente al mes siguiente.
Cuando dominó su habilidad, todas las noches del 6 de Enero se concentraba durante 11 minutos y medio, y cuando terminaba su concentración… ¡¡ya estaba en las Navidades siguientes!! De esta forma, para Jesús siempre era Navidad… ¡Qué gran idea!, ¿no?
Así pasó varios años, disfrutando de sus poderes de mago, hasta que un día, cuando estaba abriendo los regalos de Navidad, su madre le preguntó: «Jesús, cuéntame qué cosas has hecho este año de las que te sientas orgulloso..«. Y se hizo un gran silencio.
Toda la familia de Jesús estaba callada, expectante, para ver qué decía Jesús…