VALLITA LA BALLENITA – 1ª Parte

Cuento Infantil para niños; escrito por: Edgar Mancilla Sandoval

Nuestra historia comienza, en las cálidas aguas del Mar de Cortez, al sur de Baja California. Un lugar donde las jóvenes ballenas grises se reúnen para alimentarse y prepararse para su largo viaje hacia las aguas del norte.

La ballena Loreto es un macho joven, atractivo, astuto, ágil, audaz y con un gran conocimiento sobre la vida.

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Cierto día, nadando con su amiga Olivia, se encontraron con un gran ser, de aspecto intimidante e imponente. Loreto se acercó un poco a él e invitó a Olivia a hacerlo.
– «Ven Olivia, te presentaré a alguien». – Dijo Loreto.

– «Espera, es un tiburón, seguro es peligroso». – Dijo Olivia.

– «No te preocupes Olivia, es un tiburón ballena, es amigo mío y completamente inofensivo».

Olivia se acercó temerosa y Loreto la tranquilizo explicándole que, a pesar de ser un tiburón de enorme tamaño, él no tiene dientes, y come plancton al igual que ellos.

– «¿Sabes? Los tiburones ballena conocen perfectamente las corrientes y pueden encontrar muy fácilmente donde está el plancton». – Explico Loreto alegremente.

Finalmente llegaron con aquel gran tiburón, y pudieron notar que irradiaba una gran tranquilidad y se notaba el gran conocimiento y experiencia que tenía.

– «Buenos días anciano Paz».

– «¡Ah! Joven Loreto, que sorpresa verte por aquí, además, acompañado por una bella dama». -Contesto el anciano con la calma de alguien que no tiene ninguna preocupación.

 – «Mi nombre es Olivia». – Contesto sonrojada. – «Gusto en conocerle».

– «El gusto es mío. Las ballenas rara vez se acercan porque suelen tenerme miedo. Claro, hasta que cierto chico rebelde se acercó a saludarme sin ningún temor». – Dijo mirando a Loreto.

– «Sí, tienes razón, a decir verdad, yo no sabía porque te tenían tanto miedo».

– «Bueno, al menos algo bueno sale de esto». – Exclamo Paz.

– «¿Qué cosa?» – Preguntó Olivia con curiosidad.

– «Que cuando encuentro una buena cantidad de comida las ballenas se alejan porque piensan que soy un tiburón carnívoro y así puedo comer hasta reventar». – Contestó el anciano de forma burlona. – «Aunque ahora tengo que compartir mi botín con este muchacho, parece ser que se me acabó la buena suerte».

– «Pero aún hay suficiente para todos». – Reclamó Loreto.

– «En fin, vallamos por ese rico bocadillo que nos espera».

Los chicos se dieron el mayor festín de su vida, y, finalmente se despidieron amablemente del viejo tiburón que se retiró con calma.

Los días pasaron, Loreto y Olivia se seguían viendo para compartir la comida y pasear juntos. Ellos hablaban y se conocían más entre ellos. Ambos se tenían una gran confianza y sentían que podían hablar de cualquier cosa.

– «Oye ¿Por qué siempre que te veo estás sola? ¿Qué pasó con tu grupo?»

– «Bueno, es que yo soy huérfana, así que no tengo un grupo».

– «Lo siento mucho». – Respondió Loreto avergonzado.

– No te preocupes.

– «¿Sabes? Yo también soy huérfano. Mis padres fueron atacados por un grupo de barcos».– Le contó Loreto con un suspiro.

– «A mi papá le pasó lo mismo, pero mi mamá quedo atrapada en una red de pesca«.

– «Bueno, ya basta de hablar de cosas tristes». – Exclamó Loreto tratando de animar el ambiente.

– «Aunque para ser huérfano sabes muchas cosas». – Comentó Olivia con una sonrisa.

– «Lo que pasa es que viví un tiempo con mis padres, incluso fuimos varias veces al Estrecho de Bering. Dime ¿Tú ya has ido al Estrecho de Bering?» – Preguntó Loreto con curiosidad.

– «Fui una vez, pero era muy pequeña y recuerdo muy poco».

– «Bueno no te preocupes, para el siguiente viaje puedes viajar conmigo yo te puedo enseñar cómo llegar».

– «Excelente. Bueno, después de conocer a un tiburón amable, seguro que sabes muchas cosas».

De esta forma pasaron los meses, con las enseñanzas de Loreto y el humor de Olivia, poco a poco fueron logrando una gran amistad. Hasta que, finalmente, decidieron hacerse novios y justo antes de comenzar el viaje hacia el norte, Loreto le propuso matrimonio a Olivia.

La boda fue sencilla, invitaron a todas las ballenas del grupo. San Carlos, la ballena más vieja del grupo, fue el encargado de la ceremonia. Todos les desearon lo mejor en la vida y mucha suerte para el viaje que les esperaba.

Continuará………….

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