UNA ALEGRE PICADA – 2ª PARTE

Cuento Infantil para niños y niñas, escrito por: Militza Perales

Hasta que Cata nos pidió que esperáramos para ella entrar en una especie de caverna, no sé cuánto tiempo pasó cuando vimos que venía Cata con varias hermanas fornidas y de aspecto perturbador, la mayoría venia sin alas.

– «Amigas, ya podemos entrar». – Nos dice muy emocionada Cata.
– «Acabo de explicarle a mis hermanas que ustedes son mis amigas y que las invité a casa,¡vengan están en su casa!».

Cuento la hormiga y el grano

La impresión fue total, al entrar a la caverna y encontrarme con un ejército de miles de hormigas todas muy ocupadas en su labor, un grupo alimentaban a las larvas que se encontraban en una madriguera, otras reguardaban la entrada con mucho cuidado, otras traían muchos alimentos y los depositaban en otra guarida, otras alimentaban a las hormigas hembras, ninguna estaba sin hacer nada como mi amiga Cata, Lampy y yo.

Bueno amigas este es mi hogar y todos ellos son mis hermanos, el grupo que está en la entrada y que nos acompañó hasta aquí son los guardianes, el otro grupo que cuida y alimenta a mis hermanitos larvas son las obreras, aquellas hermosas hormigas hembras con alas son las princesas que aún no han tenido hijos como yo, a mí no me gusta estar en casa y sin hacer nada por eso me acompañaba aquella hermana instructora, yo sólo quería salir y conocer el mundo siendo una recolectora como aquel grupo, que son las fortachonas mayores que se encargan de buscar alimentos a toda la colonia. Ese trabajo sólo lo hacen las mayores porque es muy peligroso, algunas de ellas no regresan a casa.

– «Cata eres muy valiente». – Le dije.
– «Sé que con tu actitud y con esfuerzo vas a lograr todo lo que deseas».

En eso se acercaron varias hormigas obreras con trozos de hojas, y de otras sustancias que ni sabía que eran ni de donde provenían.

– «Es hora de comer, las invito».
– «Bueno a ti Carolina porque sé que Lampy no come si no se alimentan de pequeños caracoles y babosas. Los paralizan con un fluido digestivo que digiere el cuerpo del molusco y luego succionan su alimento. Y de esos no tenemos aquí».

Sin embargo nosotras nos alimentamos con hojas de hongos que cultivamos en nuestros propios jardines. Las obreras se especializan en tareas según su tamaño; las más grandes cortan tallos, las medianas mastican las hojas y las más pequeñas cuidan de los hongos en los jardines donde los acumulamos.

– «Eh… gracias, pero comí antes de encontrarte». – Le respondí disculpándome para no desairar su amabilidad. – «Pero come tú, nosotras te acompañamos».

Mientras Cata comía me dedique a observar la caverna, su expansión tan enorme y bien organizada, con cada grupo de hormigas todo muy bien cuidado, cuando escucho un movimiento extraño y un sonido como de roce. Eran un grupo de hormigas recolectoras que se acercaban y se comunicaban entre sí con Cata, moviendo sus cuerpos y frotando sus patas haciendo una especie de sonido ensordecedor para mí.

– «Amigas, vámonos de aquí, no aguanto las burla de estas hermanas. No me dejan comer en paz».

Y caminando apresurada hacia la salida nos guío Cata en silencio. Yo no sabía si hablar o callar. Así que preferir llegar a la salida. A unos metros pude ver que aparecía la luz de la salida y nos detuvimos un momento.

– «Carolina hasta aquí nos acompaña Lampy, ella no puede salir a la luz». – Me dijo Cata aún con voz de molesta.

– «Fue un placer conocerte Lampy». – Le dije.
– «Lo mismo dice ella». – Me tradujo Cata.

Caminamos hacia la salida pero algo pasaba después de la entrada, había un olor diferente, como humedad.

– «¿Qué sucede?» – Pregunté.
– «¡Oh, hay que tener mucho cuidado al salir!» – Me dijo casi alterada.
– «Muchos de mis hermanos recolectores me han hablado de esto. Me han dicho que cae del cielo gotas enormes que han ahogado a muchos de mis hermanos y por eso no han podido regresar a casa».
– «Espera, pero este no es el mismo lugar por donde entramos». – Le dije asombrada.

Todo era diferente habían grandes y largas hojas mucho más altas que nosotros me acerco y las toco y son enormes a las que no les veo tallo.

– «¿Grama?» – Pensé.

En eso veo que una enorme gota viene sobre nosotros pero algo la detiene, una enorme pata de animal que me recordó a mi gato Éufrates.

– «¡Si! Mi gato». – Grité con emoción. – «Agárrate rápido vamos con él».

Instintivamente, Cata me siguió y aferrándonos con fuerza fuimos llevados cómodamente al interior de mi casa. Aunque todo era diferente. Su tamaño era desproporcionado, tan enorme que no diferenciaba en donde me encontraba. Cuando de pronto todo comenzó a estremecerse y salimos disparados hacía una ventana de la cocina. Chocamos las dos contra el vidrio de la misma. En la altura en que me encontraba pude ver a mi gato Éufrates aun rascándose de donde estábamos nosotras. Y del otro lado como llovía torrencialmente en el patio de mi casa. Era impresionante ver como la silueta gigante de mi madre se movía muy rápido sin que yo pudiera observar bien su figura. Fue cuando me acorde de que todo esto no era mi mundo y me entristecí al punto de ponerme a llorar.

– «¿Qué tienes Carolina, por qué lloras?». – Me dijo Cata.

– Sabes, estamos en mi hogar y esa figura enorme que casi no se entiende que es y que se mueve muy rápido es mi madre, lo que no entiendo es que pasó y como llegue yo aquí.

– «¿Eso es un seruma? ¿Tú eres así de grande?» – Me preguntó alarmada Cata.
– «Bueno, no tan grande como mi mamá pero si eso es un ser humano».
– «En nuestro mundo tenemos conocimiento de su existencia, aunque las vemos no todos las comprendemos como lo he hecho hoy. Son mucho los seres humanos que no conocen de la manera tan ordenada y lo trabajadoras que son ustedes las hormigas. Son muy pocas las personas que tienen una disciplina tan excelente como la de ustedes y no todos trabajan en completa armonía como lo vi hoy en tu hogar. De hecho he aprendido hoy a valorar a una hormiga y a todo lo que relaciona con un ser vivo, la naturaleza que es tan perfecta y como tiene gran importancia en nuestra vida, seamos seres humanos insecto, plantas o cualquier animal. Todos cumplimos una función importante en esta tierra que compartimos.

– «Viéndolo así como tú dices, me haces sentir muy importante». – Me dijo con su tono orgulloso.
– «Sí lo son y mucho, son un gran ejemplo para nosotros los humanos, representando el trabajo intenso y el esfuerzo cooperativo».

Luego dejó de llover, y salió nuevamente un sol resplandeciente. Escuchamos un fuerte zumbido que nos llamó la atención, al girarnos hacia el techo de la casa, en una lámpara de techo se estaban acumulando una gran cantidad de hormigas voladoras.

– «¿Escuchas y ves eso?». – Pregunto asombrada.

Al no tener respuestas giro a ver a mi amiga Cata. Quien comienza a mover sus alas de manera genial.

– «¡Qué feliz me siento! Necesito ir hacia allá. ¿Ese aroma no lo sientes Carolina?». – Preguntó Cata.

A lo que negué y en un parpadeo vi volar a Cata con una seguridad que parecía profesional. Voló hasta sus hermanos voladores y hermanas voladoras, era el momento de procrear. Me sentí muy contenta, pues vi que su sueño se hizo realidad y que Dios respondió mi oración, la cual afianzó la fe de la que le había hablado a mi amiga Cata. Cerré mis ojos en gratitud a Dios y al abrirlos estaba yo frente mi mesita de noche con mi gato enrollado entre mis piernas.

– «Carolina llegó el transporte, ¿conseguiste los lentes?». – Gritó mi madre.

Ahí me acordé del sueño que había tenido, era ese mismo sueño que me hizo reconocer que Dios hizo la naturaleza perfecta y que todos estamos en este mundo con un propósito real.

– «Sí mami, ya voy».

Bajé las escaleras con mi morral y una picazón en mi mano, rascándome y sonriendo, me despedí de mamá con un beso para subirme a mi transporte.

FIN

– Moraleja del cuento: Nunca hay que dejar de soñar, pues tus sueños te esperan y con la fe en que luchas por conseguirlos lo lograrás.

– Valores del cuento: La valentía, la honestidad, el amor y la fe.

DEDICATORIA: Este cuento se lo dedico a mi nieta de 7 años Angelina, quien me inspiró por su curiosidad de conocer y comprender todo lo que le rodea.

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  • Enseña Valores
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Resumen

Cuento Infantil de una niña que descubre otro mundo y conoce a una hormiga que la enseña grandes valores humanos, como el esfuerzo, el optimismo, etc.

4.3
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