Cuentos-infantiles-La-cuerda-y-los-ninos

UN GRAN TESORO – 1ª PARTE

Cuento Infantil para niños, escrito por: Denisse Adriana Guerrero

Aquella mañana en que Carolina conoció a Juan, iba vestido con ropa que le quedaba enorme, calzaba unos zapatos muy desgastados y abiertos de las costuras; era hijo de inmigrantes que acababan de llegar al pueblo en busca de empleo en la cosecha de manzana.

Los padres de Juan eran los más pobres entre los pobres; apenas ganaban lo suficiente para alimentar a su familia.

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Esa mañana, frente al salón de segundo grado de la escuela secundaria, Juan se apoyaba inquieto y con desesperación en una pierna y otra mientras la maestra, Carmela anotaba su nombre en la lista de asistencia.

Los alumnos no sabían cómo reaccionar ante el andrajoso recién llegado, pero empezaron a murmurar.

─ «¿Qué es eso?» ─ dijo el niño que estaba sentado a espaldas de Carolina mientras fruncía el ceño.
─ «Que alguien abra la ventana» ─ dijo una niña en sentido de burla.

En ese momento la maestra los vio por encima de los anteojos, los murmullos cesaron, y ella continuo con sus anotaciones.

─ «Niños, este es Juan Gómez» ─ les anunció con un tono de entusiasmo.

Juan los vio a todos y sonrió en espera de que alguien también lo hiciera, pero nadie correspondió a esa simpática sonrisa.

Carolina contuvo la respiración y rogó en silencio que la maestra no escogiera el pupitre vacío que estaba a su lado, pero la maestra Carmela lo vio en ese mismo instante y se lo señaló a Juan diciendo:

─ «Ese será tu pupitre de trabajo».
─ «Está bien maestra, ¡muchas gracias!» ─ respondió Juan, con una mirada demasiado seria.

Al llegar al pupitre Juan volteo a ver a Carolina, pero ella apartó la vista para que no creyera que podían ser amigos.

Al final de la semana Juan ya ocupaba un lugar social en el colegio y claro, en el pupitre azul al lado de Carolina.

─ «Él tiene la culpa, apenas y sabe contar». ─ le dijo Carolina a su madre una noche, en la cena.

Su mamá había llegado a conocer a Juan mediante los comentarios de Carolina, la escuchaba con paciencia, pero solo decía:

─“Aja” ó “ya veo”.

Una mañana soleada, al día siguiente en la escuela secundaria Juan le preguntó a Carolina:

─ «¿Puedo sentarme junto a ti?» ─ con una sonrisa en el rostro, Carolina vio a su alrededor para asegurarse de que nadie los estuviera viendo porque hablarían mal de ella y respondió:

─ «Está bien» ─ viéndolo con seriedad.

En ese momento se pusieron a hablar tranquilamente, mientras Carolina lo observaba comer y lo escuchaba, se le ocurrió pensar que no merecía ser el hazmerreír del grupo; era un compañero muy simpático y el niño más alegre que hubiera conocido.

Después del almuerzo caminaron por el patio del colegio, cuando la maestra dio la orden de formarse para regresar al salón, Carolina decidió que Juan ya no andaría siempre solo ahora contaba con su amistad.

─ «¿Por qué crees que los niños traten mal a Juan?»─ le preguntó una noche Carolina a su madre, mientras guardaba los útiles en la mochila.
─ «No lo sé, tal vez no saben comportarse de otra manera» ─ dijo la mujer con tristeza.
─ «Mamá, mañana es el cumpleaños de Juan y no va a recibir ni pastel, ni regalos»─ le dijo Carolina a su madre con lágrimas en los ojos.
─ «Me parece muy malo que sea así, porque no se lo merece» ─ respondió la mujer, dándole un abrazo a su hija.

Pero la madre de Juan trabajaba todo el día en los huertos de manzana, así que ese momento tan especial sería como cualquier otro.

─ «No te preocupes» ─ dijo la mujer a Carolina, después de darle las buenas noches.

Al día siguiente Carolina no quería ir a la escuela y creía que su mamá no la comprendía; pensó un rato y durante el desayuno, le dijo a su madre:

─ «Me siento mal, seguramente me hizo daño el espagueti de la cena»─
─ «Pero como puede ser eso posible, yo también comí de ese espagueti y no me siento mal»─ respondió la mujer.
─ «No iré a la escuela» ─ dijo Carolina, muy pensativa.
─ «¿Tiene esto algo que ver con el cumpleaños de Juan?» ─ le pregunto su mamá, viéndola fijamente a los ojos.

Carolina se puso muy nerviosa, bajó la mirada y respondió:

─ «Sí, está bien iré a la escuela» ─ y se despidió de su mamá.

Al llegar a la secundaria Carolina le dio un abrazo a Juan y le dio una pequeña carta diciéndole:

─ «Muchas felicidades Juan, sé que es un pequeño detalle».
─ «Muchas gracias Carolina, te lo agradezco mucho» ─ respondió Juan con una cálida sonrisa.

Después de unos minutos entraron al aula de clases, Carolina se sentó al lado de Juan como todos los días, sin temor a que los demás hablaran mal de ella.

Cerca de la 1:00 de la tarde, mientras la profesora escribía unas ecuaciones en el pizarrón, cerca del pasillo se escuchó una voz que estaba cantando una canción de cumpleaños.

Carolina dijo en voz baja:
─ «Esa voz es tan conocida, ¡Es mi mamá!».
─ «Juan, ¿escuchaste eso?» ─ dijo Carolina muy entusiasmada.
─ «Sí, vaya ¿a quién estarán cantándole las mañanitas?» ─ respondió Juan, impresionado.

En ese momento la madre de Carolina entró al salón, con pasteles y un obsequio. Todos los compañeros de Carolina la miraron esperando una explicación, Juan estaba muy emocionado.
La mujer colocó los pasteles sobre el pupitre vacío de Juan y le dijo:

─ «Muchas felicidades Juan, yo soy la madre de Carolina».
─ «Muchas gracias, es un gusto para mi señora»─ respondió Juan extendiendo su mano derecha.
─ «El gusto es mío, mi hija me ha hablado mucho de ti» ─ le dijo la madre de Carolina, estrechando la mano Juan.

Juan compartió los pasteles con sus compañeros de clase, mientras hablaba acerca de su vida en su lugar de origen, la vida de sus padres y abuelos. Sus compañeros lo escuchaban con atención; comenzaron a hablarle y a tenerle un enorme cariño.

─ «Muchas gracias por estar aquí en un día tan especial» ─ dijo Juan muy entusiasmado.

Un mes después, Juan se iría de la ciudad.

─ «Carolina, tengo que darte una noticia un poco triste»─ dijo Juan con un tono demasiado serio.
─ «Me estas asustando Juan, ¿Qué pasa?»─ respondió Carolina, muy preocupada.
─ «La siguiente semana me mudaré, con mi padres»─ respondió Juan.
─ «Pero, ¿Por qué?» ─ pregunto Carolina con tristeza.
─ «Verás, la temporada de cosecha ha terminado, mis padres ya no tendrán trabajo en este pueblo» ─ respondió Juan muy preocupado.
─ «Vaya, eso suena muy triste, ¿nos volveremos a ver algún día?» ─ dijo Carolina, mientras escribía algunas notas sobre la clase de historia.
─ «Temo que no Carolin» ─ respondió Juan, con lágrimas en los ojos.
─ «Eso es muy triste, yo quiero saber de ti a pesar de que ya no te vea a diario, ¿podemos escribirnos?» ─ pregunto la niña.
─ «Tal vez eso sea posible. Sabes, no quiero separarme de ti, te quiero tanto» ─ respondió Juan, obsequiándole a Carolina una pequeña flor.
─ «Si es posible, si lo crees. Yo tampoco quiero sepárame de ti, te he llegado a querer tanto, ¡muchas gracias! es un obsequio hermoso».

Después de unos segundos Carolina y Juan fueron a la biblioteca a realizar una tarea que tenían pendiente.

─Saliendo de la biblioteca, me gustaría invitarte a comer a mi casa ¿Quieres venir?» ─ le pregunto Juan a Carolina.
─ «Claro, me encantaría ir» ─ respondió Carolina.
─ «Eso me hace muy feliz, me encantaría que conocieras a mis padres, bueno si tú quieres»─ dijo Juan
─ «Sí, me gustaría mucho»─ Respondió la niña.

Cuando terminaron su tarea en la biblioteca, caminaron por un largo callejón hacia la casa de Juan, mientras hablaban tranquilamente y sonreían juntos.

─ «Juan, eres mi mejor amigo» ─ dijo Carolina, entre risas.
─ «Tú también eres mi mejor amiga, me gusta mucho hablar contigo»─ respondió Juan, mientras agachaba la mirada hacia el suelo.
─ «¿Qué es esto?» ─ dijo Carolina inclinándose hacia el suelo.
─ «No lo sé, al parecer es un dije» ─ respondió Juan.
─ «Hace mucho que no veía uno igual. Tiene un bonito color dorado, y una letra “J” en medio» ─ dijo la niña.
─ «Sí, está muy bonita, tal vez pertenezca a alguien que vivió en esta vieja casona hace años» ─ dijo Juan Gómez
─ «Tal vez, no te parece que es demasiada coincidencia, ¿por qué tendrá una letra “J” en el centro?» ─ pregunto Carolina.
─ «Lo dices porque me llamo Juan, si es demasiada coincidencia. Habrá que investigar a quien pertenecía ese dije» ─ respondió Juan Gómez.

Continuará……………….

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Resumen

Cuento Infantil de un niño pobre que nadie le aceptada en el colegio. Una niña se hizo muy amiga suya y eran muy felices juntos, nunca se separaron.

4.8
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2 pensamientos en “UN GRAN TESORO – 1ª PARTE

  1. Patricia

    Hola! Me parece que este cuento es maravilloso, pero nesecito imprimirlo y no se como. Espero su respuesta y ayuda con ansias. Gracias!

Los comentarios están cerrados.