SEWO, LA BOLSA DE PAPEL RECICLADO

Cuento Infantil para niños; creado por: Ulica Tizaber

Sewo era una bolsa de papel que desde hacía mucho tiempo, se encontraba bien doblada en el altillo de un armario. Alguien la colocó ahí después de haber transportado ropa nueva desde una tienda a casa. Era feliz con su condición de papel reciclado, y sabía cual era su destino. Lo cual le

Cuentos infantiles - Pape la bolsa de papel

hacía sentirse más feliz aún.

Cuando la puerta del armario se abrió, Sewo no pudo evitar arrugarse un poco para que la luz no le molestase tanto. Una mano joven la desdobló y metió en ella un regalo con un envoltorio de muchos colores con un lazo rojo alrededor, colgó la bolsa del picaporte de una puerta, y Sewo se pudo terminar de estirar y alisarse todo lo que pudo.

Antes de que se pudiera dar cuenta, se encontraba en el asiento del copiloto de un coche, y no sabía a dónde se dirigía, oía vocecitas que preguntaban:

– «Mami, ¿qué es el regalo para Carlota?»

«¡Aaaaah!, ya lo verás, es de muchos colores», le contestó su madre.

«¿Y le va a gustar?», volvió a preguntar el niño.

«Yo creo que sí, luego lo veremos».

El niño iba muy intrigado por lo que le iba a regalar a su amiga Carlota, y Sewo se lo estaba pasando fenomenal, ya que hacía mucho tiempo que no vivía una experiencia como esa.

De repente, el coche frenó, ya habían llegado a donde sea que fueran, el niño cogió a Sewo por las asas, y salió corriendo para saludar a sus amigos de clase. Dejó la bolsa a un lado, y mientras, Sewo pudo cotillear el lugar.

Estaba en una fiesta de cumpleaños, con muchos globos de colores, guirnaldas de muchas formas, y muchísimos juegos divertidos. Empezó a oir voces y se giró con cuidado para que no vieran que se había movido para poder mirar donde estaba.

– «Petri, no se me ocurría otra cosa para tu niña, yo creo que le gustará, y si no, lo cambiáis que no hay problema». – Escuchó Sewo decir a la madre del niño, mientras sacaba el regalo de su interior.

«Claro que sí, seguro que le encanta. Vamos a entregarle los regalos a la cumpleañera», – dijo la madre de Carlota.

Sewo se quedó sola, vacía, tirada en el césped, y un poco tristona. ¡Con lo bien que se lo estaba pasando!. Así pasó un buen rato, no hacía nada de aire, así que ni siquiera se podía distraer moviéndose de un lado para otro.

Ya se estaba haciendo de noche, y alguien la cogió de un asa, y comenzó a introducir basura, y cosas para tirar en su interior, todo mezclado, el lazo rojo del regalo, un trozo de tarta que alguien no había querido, servilletas sucias,…

Esto enfadó mucho a Sewo, porque tenía una cosa muy clara, si era una bolsa de papel, sólo servía para reciclar papel, nada de plásticos ni orgánico, así que hizo un movimiento para caerse y vaciarse, y con suerte escaparía de esas manos anti-reciclaje.

Otra persona que pasó por allí, vio lo que había sucedido, y comentó:

– «Vamos a reciclar bien, usemos esa bolsa de papel para los envoltorios de los regalos, así luego es más fácil reciclar en el contenedor adecuado».

Esto enorgulleció a Sewo, alguien sabía reciclar, y Sewo iba a colaborar.
Aunque viera que su futuro era acabar en un contenedor de papel, estaba contenta, después del proceso de reciclaje completo, sería una felicitación de cumpleaños, un vaso de papel, o un poster de un bello paisaje. Su mentalidad recicladora era muy positiva, y si servía de ejemplo para todos aquellos papeles que vería en el contenedor, se daba por satisfecha.

FIN

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