PEDRITO Y EL CUMPLEAÑOS DE ANITA III

Cuento para niños escrito por: Michel Martinez Bedevia.

En la ultima aventura de Pedrito y Anita recuerden que Anita se intercambió las ropas con la Cenicienta y Pedrito también intercambió sus ropas con el Príncipe y cuando los guardianes del mundo de los cuentos vinieron a la casa de Anita a recoger a la Cenicienta y al Principe, por confusión se llevaron a Pedrito y Anita y dejaron aquí en nuestro mundo a la Cenicienta y al Príncipe.

También dejaron a los dos ratoncitos que se amarraron a la cama para quedarse y también se olvidaron de la calabaza que está en el garaje de la casa de Pedrito.

Recuerden también, que el parecido de Anita y la Cenicienta y el parecido de Pedrito con el Príncipe es muy grande, son casi iguales.

Quiero recordarles la luz que entró por la ventana del cuarto de Anita aspirando, como la aspiradora con la que limpiamos las alfombras, a Pedrito y Anita subiendolos tan alto que pasaron las nubes, y el viaje al mundo de los cuentos fue tan largo que Anita se quedo dormida en los brazos de Pedrito.

Después, Pedrito tambien se quedó dormido pensando como proteger a Anita de cualquier cosa que pudiera pasar. Cuando despertaron, Anita estaba en una casa con su madrasta y sus dos feas hijas que la obligaban a que limpiara la chimenea y Anita estaba sin un zapato porque lo habia perdido.

Pedrito despertó en una habitación de un palacio y tenía en una mano el zapato que Anita había perdido.

Pedrito salió y fue por todas las casas preguntando si alguna niña de ocho o nueve años había perdido un zapato…, y así encontro a Anita.

Pedrito cogió a Anita y corrieron hacia el bosque. Allí, de pronto, Anita empezó a gritar muy asustada porque algo se movía dentro de los bolsillos del delantal que llevaba puesto, y qué sorpresa se llevaron… eran los ratoncitos de Anita que se habían metido en los bolsillos de el delantal de Anita para no abandonarla.

Ahora se estaban despertando los ratoncitos, y Anita y Pedrito empezaron a reirse tanto que por un momento olvidaron donde estaban, pero mayor fue la sorpresa cuando los dos ratoncitos preguntaron al mismo tiempo:

«¿Dónde estamos caballeros?«, Pedrito y Anita empezaron a reirse de nuevo y Anita le pregunto a los ratoncitos: «¿Cómo es que podéis hablar?«, y los ratoncitos les respondieron al mismo tiempo: «Nosotros tampoco sabemos caballeros», y se rieron todos de nuevo.

Se rieron tan alto que despertaron a un viejo y sabio Búho que vivía en el bosque, entonces el Búho les dijo que dejaran de reirse y volvieran al cuento de la Cenicienta donde pertenecían, y los ratoncitos les respondieron: «Oiga caballero búho, nosotros no pertenecemos a ningun cuento, estamos aquí por un error. Entiéndalo usted caballero.»

Entonces el búho dijo: «Él es el Principe, y ella es la Cenicienta… mirando a Pedrito y Anita, y vosotros sois los dos ratones del cuento de la Cenicienta»

Los dos ratoncitos les respondieron hablando al mismo tiempo al Búho: «Suena más bonito si dijeras: los RATONCITOS del cuento, en vez de los ratones del cuento. Entiéndalo usted caballero. Pero no pertenecemos a ningún cuento.»

Entonces Pedrito interrumpió, y le dijo al búho que los ratoncitos decían la verdad, que él no es el Principe ni Anita es la Cenicienta  y que los dos ratoncitos no son los de el cuento. Que la verdadera Cenicienta y el verdadero Principe con los dos ratoncitos del cuento, que se quedaron por un error en el mundo donde ellos viven. Y Pedrito le explicó todo como había pasado que eso vosotros ya lo sabéis.

El búho se quedo pensando, porque en realidad creía a Pedrito, y creía que Pedrito y Anita eran buenos y honestos niños, pero les preguntó…: «¿Por qué tú Pedrito te pareces tanto al príncipe, y Anita se parece tanto a la Cenicienta? Yo podría jurar que vosotros sois el Principe y la Cenicienta, y como además andáis con dos ratones…»

Entonces Anita le dijo al búho: «En realidad no entendemos por qué nos parecemos tanto a ellos, pero amigo búho, ¿pudiera usted ayudarnos a regresar?»

«Yo no puedo ayudaros», le dijo el búho, «pero conozco a alguien que pudiera ayudaros, ella es una hada madrina. Pero sólo podemos verla en las noches, porque durante el día ella esta ocupada. En realidad no sabemos qué hace ni a dónde va todos los días«. Entonces decidieron esperar hasta la noche.

Los ratoncitos tenían hambre y uno de ellos trepó hasta un bolsillo de el delantal de Anita y saco un trocito de queso, y dijo: «Caballeros, podemos compartir nuestra comida con ustedes si ustedes desean«, y mirando al búho, le dijo: «Caballero yo sé que ustedes los búhos cazan ratones en las noches para comer, pero recuerda que nosotros no somos ratones, somos ratoncitos y somos turistas aquí porque venimos de otro mundo. Sepa usted caballero».

Cuando llegó la noche, el búho se los llevó a ver al hada madrina que podía ayudarles a regresar. Ella vivía en una casita en el medio del bosque. Pedrito tocó a la puerta y gritó: «Hada madrina, hada madrina…«, y el hada madrina dijo: «Pasen, pasen«.

Pedrito y Anita se estremecieron al oir la voz, los ratoncitos también se quedaron sorprendidos y uno le dijo al otro..: «Esto se complica caballero«.

Pedrito y Anita entraron en la casita y allí estaba la abuela de Pedrito. Pedrito le dice abuela: «¿Qué estás haciendo aquí, y vestida de hada madrina? Ahora entiendo por qué los vecinos dicen que ven lucecitas todas las noches alrededor de la casa«.

Anita saltó sobre la abuelita y la besó, Pedrito también la besó y la abuela dijo: «Pedrito estoy muy orgullosa de tí y de Anita, vosotros fuisteis escogidos para salvar al mundo de los cuentos de alguien que quiere que los niños no lean«.

«Fuisteis escogidos por el parecido que tienes tú con el principe, y Anita con la Cenicienta, pero lo más importante es que fuisteis escogidos también por ser buenos y honestos. También  los dos ratoncitos jugarán un papel muy importante en la batalla«. Entonces Anita le pregunta a la abuelita: «¿Usted sabe algo de mis padres?» y la abuela sólo dijo: «Tomaros esta sopa caliente y después hablamos«,  y le puso un trozo de queso a los ratoncitos debajo de la mesa.

Entonces un ratoncito le dice al otro: «Y nosotros cómo podemos ayudar en esta batalla caballero…….«. En la próxima aventura sabremos que pasará…

FIN

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