LA NIÑA QUE SALVÓ AL MUNDO CON UNA SONRISA DE MEDIA LUNA – 1ª PARTE

Cuento Infantil para niños, creado por: Andrea Castelán

Este cuento fue un regalo para alguien mágico. No es necesario poner su nombre, ella sabe muy bien quién es. Y para ella: No pierdas tiempo tratando de alcanzar la luna, trata de quedarte contigo.

“She was like the moon, part of her was always hidden away”

Cuentos infantiles - La luna y el pajaro

El pelo nunca se le lograba acomodar como ella quería. Siempre se peleaba con el cepillo tratando de acomodarlo contra su cabeza.
»Es inútil» decía su mamá. «Tu pelo es más rebelde que tu padre a los 17 años».

Su pelo no era lo único desordenado. Éso lo tenía claro. Nunca había entendido realmente nada. Era una niña triste, muy amable, y a pesar de jamás haberlo estado, siempre se había sentido sola. 
Nunca estaba de acuerdo con nada, la gustaba discutir, pero nunca ganaba las discusiones. «Eres igual de testaruda que tu abuelo» decía su abuela cuando ella se negaba a tomarse la sopa de lentejas que tanto odiaba.

Lo cierto es, que todos decían.
Decían muchas cosas de ella.
Decían tanto que al final lo creía.
Pero ella, ella nunca decía nada.

Desde que era pequeña, la daba miedo la oscuridad. No podía dormir sin aquella lamparita con forma de estrella que tenía desde bebé. Pero a los 5 años, el pequeño foco había colapsado, y la había dejado sin luz por dos noches consecutivas, llorando y escondiéndose de los monstruos debajo de las cobijas.

Y es así como comienza la historia.

Después de los dos días de no haber podido dormir, una noche, se levantó de la pequeña cama, puso una silla en la ventana, abrió las cortinas, y de un enérgico tirón abrió las ventanas, encontrándose cara a cara por primera vez con la luna.
 La dió luz esa noche y durmió tranquila y sonriendo.


Pasaron los años y la fue convirtiendo en su mejor amiga, en su guía, en su luz, en su familia. 
No podía dormir sin sentir los rayos de su compañera dándola en la frente. Hablaba con ella, la pedía consejos y la confiaba secretos. Nunca recibía contestación alguna, pero la niña triste de ojos color aceituna, se conformaba con verla para poder dormir.

Y así pasaron los años, y cierta noche, la niña, cansada y triste, siguiendo su tediosa rutina, corrió las cortinas y esperó paciente a que su amiga apareciera por la ventana.
 Dieron las 9 y no salió. Y la niña, sorprendida y asustada, durmió esa noche con la lámpara vieja de su buró prendida.

La espero el día siguiente. Pero la luna no regresó. 
Pasó una semana, pero la luna no regresó.La niña con pelo color infierno, se desconsoló. Pasaba las noches despierta, llorando lágrimas vacías, haciéndose ovillo al lado de la cama, llamando a su amiga a gritos para que la fuera a consolar. Pero no hizo caso a sus lamentos, y no volvió a aparecer.

El pueblo, también se encontraba triste, completamente desolado al no tener a su añorada y cálida protectora nocturna. Pero no tanto como la niña.

La niña con huracanes en los ojos, se pasó días buscándola. Buscó debajo de cada roca, dentro de cada cajón, en cada grieta de pavimento, en cada árbol, en cada bolsillo de pantalón, en cada suela de zapato, pero no la encontró.

Decidió darse por vencida y se tiró en la húmeda banca de un parque vacío. Mientras ella jugaba con su pelo distraídamente y vertía lágrimas silenciosas que rodaban hasta caer en el suelo, la ví yo.

Continuará …………

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