LOLA Y EL DRAGON DEL ESPEJO

Cuento Infantil para niños/as, escrito por: Jorge Molinero

Lola se mira al espejo y siempre ve un dragón que le abraza. Los demás no deben poder verlo, porque nadie le dice: – «Lola, tienes un dragón de bufanda».

Y da igual que haga calor, el dragón siempre le acompaña. Es muy bonito, pero a Lola no le hace gracia. Es un rollo tener siempre colgado un dragón al cuello.

Dibujos para colorear - la princesa y el dragon

A ella le gustaría que los demás vieran el dragón, porque cuando lo cuenta nadie la cree. Todos decían que Lola se lo inventaba todo. Si lo pudiesen ver también nadie hablaría así.
Su familia pensaba que era un amigo imaginario. Lola es igual que su madre, siempre soñando e inventando. Pero ella no tenía a su mamá cerca, le dijeron que se fue al cielo y que allí está muy bien. Lola cree que se la llevó un dragón como la que se aparece en el espejo.

– «Llévame con mi mamá», – dice Lola a su dragón y este se ríe muy fuerte. A veces le susurra que es muy pronto.

Ella jugaba casi siempre solo, porque muchos niños se aburrían con Lola, siempre estaba callada y cuando abría la boca hablaba de su dragón. Algunas veces jugaba al escondite, pero los niños en vez de esconderse se iban a jugar al fútbol donde Lola no pudiera verles.

La primera vez lloró mucho pero su dragón le consoló con un gran beso de fuego que echó por la boca. Después se sentó frente al espejo y jugaron a la pelota, pero el dragón no sabía devolvérsela.

A la pequeña Lola no le importa que los niños de su clase la insultasen.

– «Lola es un dragón con dientes de conejo, porque los paletos los tiene grandes como su mamá.

– «Lola tiene la cabeza grande», – cantan a coro los niños.

Ellos no saben que es porque necesita mucho espacio para guardar todo lo que aprende en los libros. También se ríen de ella cuando llega tarde al colegio con un bigote de leche con cacao, porque es una dormilona y le cuesta levantarse para ir a clase. Además, ¡el dragón pesa tanto en la mochila!
Pero no le importa, porque su dragón le tapa las orejas para que no oiga cosas desagradables.

Aunque hace poco, Lola se escapó de su dragón y escucho cómo dos vecinas mayores que venían de comprar el pan decían:

– «Lola, la niña del tercero, me ha dicho mi nieto que está loca, dice que un dragón siempre está a su lado»

 – «Pobrecita» – respondió la otra señora. – «Está como su pobre madre, que esté en el cielo».

Y Lola rompió a llorar y estuvo cinco días seguidos sin parar. No quería comer ni dormir, sólo llorar. Papá no sabía qué le pasaba y Lola no le dejaba entrar en la habitación. Todos estaban muy preocupados.

Entonces ella se miró al espejo y le dijo gritando al dragón:

– «Vete! no quiero verte nunca más, por tu culpa todo el mundo me insulta», – y de la fuerza de su voz, rompió el espejo. Vio marcharse por la ventana al dragón y, mientras volaba, iba soltando lágrimas de fuego.

Lola estaba feliz por fin, sin el pesado del dragón al lado y quiso salir a la calle a jugar con los niños del barrio a la pelota, a pillar, al escondite. Les dijo a todos que había inventado lo del dragón, que la perdonaran y que quería ser su amiga. Todos la perdonaron y jugaron con ella toda la tarde.

Así pasaron muchos días, feliz, con amigos por fin. Por las noches soñaba con el dragón volando hacia una isla llena de montañas donde, una vez en su cueva, lloraba con muchos dragones más porque no les querían los niños a los que protegían del daño de los demás. Lola se levantaba sudando, y, en cierta manera, echaba de menos al dragón, pero era tan feliz, si su mamá pudiera verla ahora, que reía todo el día y tenía amigos.

Pero la felicidad no dura siempre y en el recreo, cuando jugaban con las peonzas, todos los niños se enfadaron y empezaron a discutir entre ellos. Lola quiso poner paz y les dijo que tenían que ser buenos amigos y no reñir, pero se dieron la vuelta y empezaron a gritarle fuerte a los oídos:

– «Dientes de conejo, dientes de conejo, Lola tiene dientes de conejo»

Otro dijo que además tenía la cabeza grande y todos se rieron cuando un niño señaló su bigote de leche con cacao que dejó encima del labio el batido que acababa de beber.

– «Además es una mentirosa, dice que ve un dragón y es mentira» – chilló otro compañero de colegio.

Lola se sintió muy mal, como nunca, muy triste y desolada, pues supo lo que los demás pensaban de ella.
Fue entonces cuando ocurrió algo tan maravilloso que no lo vais a creer, pero que es cierto. Cuando todos se reían de Lola, en vez de llorar, se tapó las orejas con las manos y, no sabe porqué, llamó fuerte, fuerte, tan fuerte que se escuchó hasta en la China, a su mamá.

– «Mamaaaaaa»

Y de pronto, apareció en el patio del colegio donde los niños jugaban en el recreo, el dragón que siempre acompañaba a Lola, con su cola roja llena de estrellas, echando fuegos artificiales por la boca y cantando una hermosa canción. Los niños se quedaron alucinados, no podían creer lo que veían sus ojos, era verdad, Lola tenía razón, los dragones existían. Todos querían un dragón, pero sólo había uno y era de Lola. El dragón bajó del cielo haciendo piruetas y se posó delante de Lola, que esperaba con una gran sonrisa.

– «Hola mamá», – dijo Lola y el dragón le abrazó muy fuerte.

– «Hola pequeña, te quiero mucho, no me iré nunca más de tu lado, siempre te protegeré, cariño». – Le dio un beso muy tierno y se metió dentro del bolsillo del pantalón como por arte de magia.

Los niños fueron a abrazar a Lola y a pedirle perdón por no haberle creído y dijeron que tenía mucha suerte de tener una mamá dragón, ellos querían una igual aunque querían mucho a sus mamás. Prometieron que nunca se reirían de ella y siempre le creerían y que el dragón podía jugar con ellos siempre que quisiera, aunque no sabía devolver la pelota. Todos se abrazaron muy felices.

Ahora Lola se mira al espejo y guiña un ojo a su mamá dragón, pero siempre olvida limpiarse el bigote de leche con cacao después de desayunar. Siempre va con prisa al colegio, ¡es tan dormilona esta Lola!

FIN

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3 pensamientos en “LOLA Y EL DRAGON DEL ESPEJO

  1. Maria Belén Candanedo

    A Mi hija de 5 años le gusta mucho este cuento y me pide repetirlo muy seguido. Felicitaciones y agradecimientos al Autor.

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