LA BRUJA MALA Y SU FIEL AMIGA, LA CACATUA FELIZ

Nuevo Cuento Infantil para niños, creado por: Ana Clara de la Barrera (Argentina)

Elvira, la niña que nunca reía, era una bruja que vivía en una aldea alejada de las grandes ciudades. Pasaba horas practicando sus hechizos, pero era muy torpe y no le salían. Era la hija menor del brujo más importante de la aldea. Le decían la bruja mala. Gruñía y trataba mal a los demás porque no aceptaban como era. En realidad, ella tampoco se aceptaba.

Un día, mientras miraba las nubes desde su ventana, vio un montón de loros blancos que volaban en grupo. Recorrían el cielo como si estuvieran bailando. Era una coreografía hermosa. Casi perfecta. Elvira notó que uno de los loros blancos estaba separado del grupo y que volaba más rápido y fuerte que los demás para alcanzarlos. De repente, el loro blanco se hartó y decidió volar para el lado opuesto hasta aterrizar en la ventana de Elvira.

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-“No los soporto más”, dijo el loro blanco.

Elvira lo observaba sonriente.

-“¿Qué?”, dijo el loro.

Elvira corrió hasta su cuarto y le mostró un dibujo que había hecho.

– “Mirá, sois vos. Un loro blanco.”

-“Ca-ca-túa. Soy una cacatúa. Pariente lejano de los loros. Soy blanca y con una cresta amarilla en la cabeza. Eso nos diferencia”, -dijo.

Elvira largó una carcajada. La cacatúa estaba fastidiosa, pero igual era muy graciosa y simpática. Mientras miraban por la ventana a la familia de cacatúas, Elvira, le contó que observar las nubes por la ventana era uno de sus pasatiempos favoritos. Cuando se cansaba de practicar sus hechizos, jugaba a ver figuras en las nubes y, después, las dibujaba. La cacatúa, le contó que estuvo mucho tiempo intentando encajar en el grupo. Había agitado sus alas lo más rápido que pudo pero seguía sin poder volar a la par de ellos.

-“Soy diferente y eso no es malo. Lo malo es no aceptarme y querer ser como los demás. ¿Sabés? No es la primera vez que te veo. Mi familia elige esta zona para volar porque está alejada de las ciudades y del ruido. Noté que nunca sonreís, pero hoy, te vi reír varias veces”

Desde ese día, Elvira y la cacatúa se hicieron grandes amigas. Recorrían la aldea, dibujaban y reían. Mientras miraban un atardecer de color naranja, rosa y amarillo, Elvira, le dijo a su amiga que su sueño era volar y conocer lugares nuevos.

-“Volemos”. -le dijo la cacatúa.

– “No puedo volar. No tengo alas y no me sale el hechizo de la escoba”.- Dijo Elvira.

“Sí que puedes. No tienes alas pero tienes sueños. Piensa en tus sueños más profundos”.- Le dijo la cacatúa.

Elvira cerró los ojos y sus pies se desprendieron del suelo. Así fue como la bruja mala y su fiel amiga, la cacatúa feliz comenzaron una nueva aventura.

FIN

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