EUSEBIO, EL ABUELO QUE ENSEÑO A ESCRIBIR A SUS NIETOS

Cuento Corto Infantil para niños/as, escrito por: El Equipo de Cuentos Infantiles Cortos

Eusebio era un señor de unos ochenta años que siempre había contado cuentos e historias de cuando él era pequeño a sus hijos. Se sentía muy orgulloso de ser un padre preocupado por la educación y la cultura de sus hijos, y cuando fue abuelo, pensó que sería una buena acción hacer lo mismo con sus nietos.

A los nietos, que tenía tres, ya les contaban cuentos sus padres, influidos por Eusebio en sus infancias, así que el abuelo pensó que con sus tres pequeños nietos, Carmen, Carlos y Carlota, lo que haría sería enseñarles a escribir.

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Así fue como cuando todos cumplieron tres años, les regaló un cuadernillo de escritura y un lapicero a cada uno, y propuso que todas las semanas y al menos un día, se sentarían los cuatro juntos a empezar a manejar el lápiz y su trazo.
Poco a poco, los niños avanzaban a pasos gigantes, y en cuestión de dos meses, los tres niños ya escribían su nombre a las mil maravillas.

Un buen día, Carlos se despertó muy temprano con ganas de aprender muchas más cosas, se fue al salón a hurtadillas, y sin que nadie más de la familia se diera cuenta, empezó a hojear el cuaderno de tareas de su padre, donde anotaba sus proyectos pendientes y que había dejado olvidado en el cuarto de estar.
Al poco rato, cuando ya todos estaban despiertos, fueron a desayunar juntos a la cocina, y allí estaba Carlos, con una hoja arrancada de un cuaderno lleno de frases.

Cuando su madre vio aquello, dijo: – «Carlos, ¿y esa hoja de dónde la has sacado?».

– «De un cuaderno de papá que tenía en su mesa, pero las letras son mías», – contestó Carlos.

La madre muy emocionada, comenzó a leer lo que su hijo había escrito con apenas tres años, se sintió tan orgullosa que enseguida llamó al abuelo Eusebio, ¡tenía que saberlo!.

El abuelo se presentó esa misma tarde después del colegio en casa de los niños, todos fueron a recibirle como siempre, con su nombre escrito en un trocito de papel, y cuando Carlos en vez de su nombre, le llevó la hoja con sus frases, el abuelo tuvo que sentarse de la emoción que sintió, y empezó a leer:

– «Querido abuelo, muchas gracias por enseñarnos a escribir a mis hermanas y a mí. Siempre estarás presente cuando de mayores, firmemos libros escritos por nosotros. Eres el mejor abuelo del mundo».

Eusebio le preguntó a su nieto cómo había conseguido escribir tantas cosas y tan correctamente, y Carlos le dijo:

– «En el cuaderno de proyectos de papá hay muchas letras, como las conozco y se cómo se colocan para formar otras palabras, lo fui intentando hasta que lo conseguí. ¡Aunque estoy muy cansado porque me desperté muy pronto!».

Todos rieron con el comentario de Carlos, y se sintieron muy felices y orgullosos de que ese talento natural para la sabiduría estuviera presente en aquella familia, que seguro que se transmitía a los nietos de los nietos de los bisnietos de Eusebio.

FIN

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