EL SAPO MOLITO

Cuento Infantil para niños/as, escrito por: Hermanas Martín (8 y 9 años) (Buenos Aires)

Había una vez… un sapito llamado Molito. Que quería cruzar el río para ver a su familia y amigos que estaban del otro lado… pero el río era muy ancho. Entonces pensó:

– Le voy a decir al castor que me ayude a construir una balsa y así podré cruzar el río!!

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Fue a ver al castor y le dijo: – Sr. Castor, ¿me puede ayudar?

– Ahora no puedo, estoy muy ocupado. – Interrumpió el castor

– Pero.. Necesito que me ayude a construir una balsa para poder cruzar el río para visitar a mi familia.

– Está bien, pero… ¿Qué recibiré a cambio? ¿Con qué me vas a pagar? – Increpó el castor.
– Eee… No sé. – Balbuceó Molito. – ¿Qué se le ocurre?
– Ya se me ocurrirá algo… – Dijo el castor.

– Mmmm… hojas, eso, diez mil hojas!!
– ¡Diez mil hojas! – Se sorprendió Molito.
– Sí, eso es. Si te gusta, bien, y si no, sigue tu ruta. – Le dijo el castor.
Y Molito quedó pensando de dónde sacará diez mil hojas para darle al castor.

Se le ocurrió pedirle ayuda a las hormigas. Fue a hablar con la jefa de las hormigas:

– Señora hormiga, señora hormiga.
– ¡Ahora no puedo! – Interrumpió la hormiga-.

– Es que necesito que me ayude a conseguir diez mil hojas para dárselas al castor y que él me ayude a construir una balsa para poder cruzar el río y así poder ver a mi familia.

– Está bien, está bien. – Dijo la hormiga.
– Pero.. ¿Qué recibiremos a cambio? ¿Con que nos va a pagar?
– Eee, no sé. – Volvió a balbucear Molito. – ¿Qué se le ocurre?
– Mmm.. manzanas. Quinientas manzanas.
– ¡Quinientas manzanas!! – Se sorprendió Molito.
– Pero.. ¿De dónde las sacaré?
– No sé. – Le replicó la hormiga. – Tómalo o déjalo. – Dijo la hormiga.

Y se fue Molito pensando: – ¿De dónde sacaré quinientas manzanas?

Y se encontró con el Sr. Mono.
– Sr. Mono, Sr. Mono, ¿usted me podría ayudar?
– No, no. Ahora no puedo. – Interrumpió el mono.
– Es que necesito quinientas manzanas para dárselas a las hormigas para que me den diez mil hojas, después dárselas al castor para que me ayude a hacer una balsa para cruzar el río y poder ver a mi familia…

– Está bien, – dijo el mono. Pero… ¿con qué nos vas a pagar? ¿Qué recibiremos a cambio?
– Eee… – Y nuevamente balbuceó Molito.

– No sé. ¿Qué se le ocurre??
– Mmm, bananas, cien bananas.
– ¡Cien bananas!! ¿Y de dónde podré sacar cien bananas?
– No sé, no sé. Si te parece bien. Si no.. Sigue tu ruta!!

Uff.. Ya cansado Molito veía que todos le pedían algo a cambio. Hasta que se cruzó con un hombre. Y ya casi resignado le dijo:

– Señor, señor…
– Sí sapito
– Necesito que me ayude a conseguir cien bananas, es muy importante para mí.

– Está bien sapito, ven, acompáñame.

Y lo subió a un bote y cruzó el río. Una vez que estaban del otro lado. El hombre le dijo al sapito:

– Ves, allá está el bananero, ahora juntemos tus cien bananas.
Sorprendido Molito, casi sin entender, sólo atinó a darle un enorme abrazo al hombre y decirle que ya no era necesario. Y salió contento a reunirse con su familia.

Y colorín colorado…este cuento se ha acabado.

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