EL REINO DE HIELO – 4ª PARTE

Cuento Infantil para niños/as, escrito por: Salvador Olvera Albores

La Ciudad Saborín tenía un gran comentario, nadie creía lo temerario de como el Vagabundo Fresco se había comportado; aún así algunos le tenían envidia, pero para muchos ya era mas respetado. Noticia era la gran fiesta que por ley se había pospuesto; tal vez por eso se interesaba, a que este asunto fuese resuelto.

En el Palacio de los Helado el Rey Frio y su esposa, la Reina Crema de Nieve, hablaban de tantas cosas, cuando con cierto interés el Rey pregunto:

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– «¿Qué te pasó hoy, que mucho palideciste cuando apenas había entrado él?

– «!No!». – Cortantemente interrumpió la Reina Crema de Nieve.

–  «Perdóname amado mío, pero mucho he sufrido, y hablar de aquello dañaría a mi corazón dolorido».

El Rey Frio no comprendió, mas por la sinceridad de sus palabras a otro tema cambió, no quería perturbarla y casi suspirando habló:

– «Ojalá no sea eterno el hechizo y sea como el Mago dijo; pues hay esperanza lejana, pero es una esperanza; ordenaré que la alcoba de mi hija ya no se habra, ésta ha sido por hoy mi última palabra».

El Vagabundo Fresco miraba un amanecer distinto, sentía que un nuevo horizonte se ampliaba; el temor de ayer era ya extinto, algo vibrante en su espíritu experimentaba. Jamás se había arrepentido de ser él y mucho menos ahora, aunque el tiempo había tomado su demora, por fin Dios su existencia pincelaba.

Despedido ya de su abuelita inició su camino esta vez lo hacia despacio, por las calles algunas gentes le deseaban suerte, otras con el orgullo de saludarle, lo espiaban por las ventanas, que ridiculez sufrieron al declararse esas esquivas miradas.

– «¡Oh! muchacho triste que lloras la perdida de algo querido, ya no veras lo que añoras, no cualquiera tenía un felino; aún no te explicas el porque murió porque sucedió, así apenas valoras la palabra muerte; el mundo se desenmascara, se ejemplifica al así verte».

El vagabundo fresco lo ha observado y esto ha pensado:

– “Esto que estoy viendo Dios mío, a muchos no le interesaría, pero tú me hiciste sensible de tal manera que todo apreciaría; espero aplicar siempre una filosofía fría”.

Para decir: – «Ponte a pensar, que lo que estás viendo ahí ya no está; sólo estas viendo a un cuerpo que muy pronto desaparecerá».

– «Y lo que tú querías está tal vez a tu lado, aunque no puedas verlo ni con tu mano ser tocado».

– «¡Tu que puedes saber!» – Le contestaron en forma iracunda.

– «Abunda la gente como tu quien cree poder a cualquier persona aconsejar, déjame con mi dolor y tu continúa donde te fije el andar».

El Vagabundo Fresco lo observó un mínimo instante, dándole la espalda, volvió ser el caminante.

Estando a orillas de la ciudad Saborín, dio un hasta luego interno, sabía que regresaría, lo presentía.

A lo lejos distinguió el pequeño bosque que rodeaba al Lago Congelado, ¡esa era la idea! hoy era el día apropiado, posiblemente vea al misterioso Pato Patinado.

Por la grandeza del lago era muy difícil encontrarlo, se tenía que contar con suerte o gran destreza para rastrearlo.

Si llegara a localizar al Pato Patinado, tendría la clave, y obtener la Rosa de Cristal sería lo mas probable.

Al estar a orillas del lago se sentó a esperar, tendría que descansar hasta que entrara la oscuridad, porque toda su energía aplicaría para buscar.

Mientras tanto preparó y pulió dos tablitas, le servirían para deslizarse en la superficie del Lago Congelado, pues mucho mas área abarcarse, mas fácil sería encontrar al Pato Patinado.

En el horizonte se levantaba la luna llena; el Vagabundo Fresco se preparaba fascinándole ver esa escena; el color rojizo de la luna, su gran tamaño que impresionaba; sabía que en ese momento el Pato Patinado por el lago ya se desplazaba.

El Vagabundo Fresco comenzó a deslizarse muy despacio, pues sabía que podía toda la noche tardar; las estrellas que estaban en el espacio, le servían como punto de referencia para por los mismos lugares no pasar.

Mientras más transcurría el tiempo más se desesperaba; en los claros del lago nada localizaba, y poco a poco su velocidad aceleraba.

Llegó el momento de estar muy cansado, por lo que se fue a la orilla quedándose sentado; ¡oh!, le parece que algo se mueve por aquel lado, con repentina velocidad se acercó al lugar, pero era la parte de una rama que con el viento se había desgajado.

Prosiguiendo su búsqueda, recorrió casi toda la superficie, fue cuando el vagabundo fresco se dijo:

– «Porque venir aquí quise! ya llevaría bastante camino avanzado; bueno no debo desanimarme, tengo que seguir buscando».

Había pasado la media noche ¡y nada! ni siquiera una pista, y no es que tuviera mala vista, pero la sombra de algunos árboles a orilla del lago, le ocasionaba confusiones; y sobre todo al llegar al lugar desvanecía sus grandes ilusiones.

La tenue claridad de un nuevo día, se reflejaba en su rostro fatigado, ansioso por recorrer una y otra vez la inmensidad del Lago Congelado; pero todo quedaba en ganas, pues con la claridad que se acentuaba, en ese hermoso horizonte la ilusión de su rostro se desdibujaba.

En ese momento dudaba de la existencia del Pato Patinado, ignoraba lo realmente difícil que era el ser localizado; sin haber visto el más mínimo rastro se encontraba completamente desanimado.

Hacia la orilla cabizbajo se dirigía pero ¡allá algo se movía!; se acercó de prisa ¡¡era el Pato Patinado!! quien estaba embrocado, pues una de sus patas se había astillado, con los residuos de madera que el Vagabundo Fresco había dejado.

– «¡Valió la espera!» – Exclamó extasiado.

– «Pato Patinado ahora te ayudaré, aunque te dolerá un poco… pero la astilla te sacaré».

Quien con muchos cuidados logró sacarla; el Pato Patinado ¡que alivio sintió en la pata!.

– «Casi no menciono palabra, pero te daré las gracias aunque ¿parece que me buscabas?»

Le respondieron: – «Quiero traer al Reino de Hielo la Rosa de Cristal, y la verdad, no sé ni como actuar». – Contestó el vagabundo fresco.

– «Sabrás que el bien va de la mano con el mal; sin saber que es mal o bien son muy difícil de controlar, pues siempre sobresale una cualidad».

– «Sólo hay un lugar donde el equilibrio óptimo existe: es la Cueva del Calor Controlado, ahí están todas las respuestas; ya estás más que bien informado».

Desapareciendo al confundir el Pato Patinado, su color blanco, con el fondo del Lago Congelado.

Continuará…………. 

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Valoración del cuento
  • Redacción
  • Historia
  • Enseña Valores
  • Educativo

Resumen

Cuento Infantil de un reino donde se produjo un hechizo y tenían que buscar la solución para eliminarlo.Los reyes querían que todo volviera a ser como antes

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