Cuento Corto para niños/as; creado por: Ulica Tizaber
Había una vez un libro que vivía en una biblioteca antigua, llamada Alejandrita. El libro era también antiguo, tenía las cubiertas de cartón duro de color rojizo, y en su interior, muchas páginas amarillentas describían la mejor manera de tratar las heridas de las ardillas en cautividad.
El libro se llamaba Herardil, y el concepto que tenía de sí mismo era muy negativo. No le gustaba su nombre, ni sus colores, ni su contenido, y siempre estaba triste, aburrido y deambulando por la biblioteca, sin que nadie quisiese abrirlo ni ojearlo. Herardil se sentía abandonado y feo.
Un día entró en Alejandrita, la bibliotecaria, una señora elegante con las gafas puestas en la punta de la nariz, y con cara de pocos amigos. Herardil la vio y quiso esconderse, pero no le dio tiempo y se hizo el libro cerrado. Pero tuvo una gran sorpresa cuando la bibliotecaria lo cogió y lo puso en el carrito de los libros que salen de la biblioteca.
Herardil observaba todo lo que iba pasando a su alrededor, un par de puertas, un mostrador, una bandeja metálica, ¡las manos de alguien que se lo llevaba!. Se puso muy nervioso, él nunca había salido de aquel recinto; y de repente lo subieron a una mochila y oía silbar a quien lo llevaba. Al rato lo depositaron en una mesa y lo abrieron. La persona que lo había rescatado era la misma bibliotecaria, que lo leía con ojos de máximo interés y que pasaba sus hojas con sumo cuidado.
Herardil estaba feliz, primero por haber salido de la biblioteca, y segundo por comprobar que a pesar de que no se gustase mucho a sí mismo, había alguien a quien le gustaba. Eso fue haciendo que su autoestima subiera, y poco a poco sus hojas se fueron poniendo más claras, y las tapas tomaron un brillo especial a causa de la luz del día, que infundía mucho positivismo en Herardil. Así fue como el libro aburrido de Alejandrita se convirtió en un libro antiguo de consulta en casa de la bibliotecaria.
FIN
Valores del cuento: Autoestima. Optimismo. Paciencia.
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