EL DRAGON MAXIMO Y EL MEDIO AMBIENTE

Cuento Corto Infantil para niños, escrito por: El Equipo de Cuentos Infantiles Cortos

Máximo vivía en una cueva de una gran montaña en la parte más alta del hemisferio norte, que por ser del norte siempre hacía mucho frío, y la nieve apenas se derretía.

Quizás por ello, Máximo estaba tan aclimatado y contento en su hogar, ya que con el fuego que expulsaba cuando bostezaba por las mañanas, calentaba la cueva y los alrededores hasta que volvía a bostezar antes de irse a dormir, de manera que conseguía una temperatura muy agradable a lo largo de todo el día.

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Su misión en el planeta era vigilar que la nieve siguiera en su punto de dureza y temperatura, para que el deshielo que había habido en otras décadas no terminara con el ecosistema de la zona, y como consecuencia, de parte del mundo. Así que el único fuego que debía salir de sus fauces era el de la mañana y la noche, y siempre orientándolo hacia dentro de la cueva.

Un buen día, Máximo se despertó muy cansado, lo estaba tanto que empezó a tener despistes, y en vez de ponerse los calcetines en las patas traseras se los puso en las delanteras, y lo mismo le pasó con los guantes, que se puso en las orejas.

El problema no fueron aquellos despistes con la ropa de abrigo, sino que de tan despistado que andaba, el fuego esa mañana lo expulsó hacia fuera de su cueva, y produjo un pequeño incendio en los matorrales de la entrada, después de derretir en cuestión de segundos la nieve que los cubría.

Cuando Máximo vio las llamas saliendo de los arbustos, se asustó mucho y se prometió a sí mismo que no le volvería a pasar, pero Máximo no podía controlarlo todo, y cuando vio que el fuego seguía activo, y que la nieve empezaba a derretirse velozmente más allá de aquellos matorrales, empezó a agitar sus grandes alas de dragón para intentar apagarlo.

Al poco tiempo de empezar el fuego, éste ya estaba apagado y el humo que salía de las cenizas se extendió por la montaña, y alertó a los osos y pingüinos del valle. Todos llegaron para ver lo que había sucedido, y se encontraron al dragón cabizbajo y muy triste sin ganas de volver a su trabajo.

Entre todos comenzaron a animarle:

– «Máximo, ha sido un error, pero no te preocupes que seguro que no te vuelve a ocurrir. Piensa que gracias a ti, nos has salvado a todos los demás».

El dragón apenas escuchaba lo que le decían, pero algo en su interior le decía que no debía ser tan duro consigo mismo, y después de un rato reflexionando, se levantó, extendió las alas y planeó por encima de la montaña para ver los daños que se habían ocasionado.

Con gran confianza en sí mismo, y después de oír las palabras de sus amigos, los animales polares, pudo sentirse mucho mejor y estar convencido de que nunca más le pasaría algo así.

A partir de entonces, para cumplir con su objetivo ecológico en el planeta, se convirtió en otro animal polar, se volvió de color blanco y nunca más necesitó calentarse con su fuego, que con el tiempo, aquellas bocanadas de fuego que le salían, se transformaron en agua congelada, para que la nieve no se derritiese nunca jamás.

FIN

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