EL ANIÑO MISTERIOSO

Cuento Infantil creado por: Derek Sánchez

Había una vez, un niño que vivía en los Ángeles, en un rancho llamado «La cabaña«. En ese rancho había muchos campesinos, unos tenían el oficio de limpiar el campo, sacar la miel de las abejas, sacar la cera de las abejas, ordenar las vacas y alimentarlas.

El niño tenía 14 años, un día iba paseando por el monte para ir a la escuela pero en ese momento se cayó y se asustó mucho porque le salió sangre de la pierna, pero él no sabía qué hacer y después de algunos minutos el niño se calmó, pero con su mirada observó algo brillante que le lastimaba la vista.

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Fue a observar y vio un aniño morado con un gran resplandor que le llamó mucha la atención. Se atrevió a tocarlo y sintió algo extraño, le palpitaba muy rápido el corazón, pero no le dio mucha importancia.

Después el niño se fue a la escuela para ser un gran doctor en el futuro, porque una vez su tío enfermó y nadie sabía commo curarlo, así que él desde ese día tenía el sueño de saber más para ayudar a los demás y salbarles.

El niño iba de camino a la escuela, y allí empezaron las clases, no sabía hacer un ejercicio de biología pero en ese momento le pidió permiso a la maestra para poder ir al baño, el niño se metió al baño a lavarse las manos y en ese momento se acordó del aniño y pensó que si se ponía el aniño podía dar buena suerte, así que se le puso.

Efectivamente el aniño le dio buena suerte. El niño salió del baño y volvió a hacer el trabajo de biología, de repente se empezó a sentir mal del estómago y entonces tuvo que volver a pedir permiso a la maestra para ir de nuevo al baño, y maestra le dijo:

– ¿Otra vez vas a ir al baño? bueno no hay problema como quieras, ya terminaste tu trabajo, puedes ir.

El niño tenía la intuición de que el aniño tenía una condición que cada vez que lo usaba le daba un dolor en el estómago.

Pasó el tiempo y el niño ya tenía 23 años y se volvió a poner el aniño para poder resolver el caso de su tío que estaba enfermo, pero cada veintitres horas le daba el dolor estomago pero si se pasaba de la 23:30 horas fallecería.

El muchacho se puso el aniño para poder pensar mejor y que le diera la facilitad de memoria y de inteligencia en su cerebro. Después de algunas horas ya tenía la teoría, nada más le faltaba el experimento, pero cuando ya había hecho todo el procedimiento, la vacuna, nada más le faltaba un componente para completarlo, pero en ese monento ya eran las 23:30 y 59 segundos, así que el niño en ese momento falleció, pero cuando calló si le dio tiempo a agregar el ultimo ingrediente a la vacuna y su tio y él pudieron salvarse.

FIN

– Moraleja del cuento: Todo en exceso es malo.

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Resumen

Cuento Infantil de un niño que se encontró un aniño de la buena suerte. Le utilizó en el colegio y para aprender mucho de mediciona, pero no podía abusar

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