BIBLISER, LA SERPIENTE DE MADERA QUE SABIA LEER

Cuento Infantil para niños/as, escrito por: El Equipo de Cuentos Infantiles Cortos

Había una vez en una biblioteca de una casa, una serpiente de madera que decoraba una de las estanterías. La serpiente medía alrededor de treinta centímetros, tenía pintados dos ojos redondos a cada lado de la cabeza, y estaba hecha con madera de pino, de un tono marrón claro.

En esa biblioteca había tres largas estanterías, y la serpiente estaba en la del medio, así que los libros de su altura los había leído todos, y los de la estantería de arriba y de abajo, había podido leer los títulos, y quería leerse la mayoría.

Cuentos infantiles - La serpiente y la espada

Era una serpiente muy sabia, se llamaba Bibliser, y lo único que echaba en falta eran unas gafas para ver de cerca, porque había perdido vista con tantas letras a su alrededor. Ese era un detalle que no le molestaba, su pensamiento era muy progresista, y pensaba que cuanto más leyera, más lejos llegaría en la vida, a pesar de tener que llevar unos cristales delante de los ojos.

Un buen día, estaba abstraída en un gran libro, por su tamaño y por su contenido, La caída de los gigantes, de Ken Follet, que había leído decenas de veces, cuando de repente sin darse cuenta, resbaló y cayó a la estantería de abajo.

Por un momento pensó que se habría roto la cola y algunas costillas, pero fue sólo el susto y que al estar siempre quieta, se encontraba algo oxidada de movimiento. Enseguida recuperó el talante, sobretodo al ver que ahora sí que podía leer literatura nueva, se puso muy contenta, y echó un primer vistazo al gran tesoro que tenía delante.

– «¡Bufff!, pensé que serían novelas«, – exclamó.

Se encontraba ante los libros de texto que la pareja, dueños de la estantería, habían utilizado para estudiar sus carreras de fisioterapia y de psicología. Esto desmoralizó a Bibliser, y comenzó a llorar. Claro que podía leer esos libros, pero sin un contexto para hacerlo, se sentiría perdida y todas las dudas que le surgieran no tendría a quien preguntárselas.

– «¡Snif, snif!, y además ahora la tercera estantería si que queda lejos, ¡buah, buah!».

Bibliser estaba realmente triste, y no podía parar de llorar. Las lágrimas de madera, con propiedades cariñosas y comprensivas, le caían por el cuello hasta que poco a poco, se hizo un charco bajo su cuerpo, y de repente:

¡Pum!, al suelo se calló. – «¡Buahhhh, buahhhh!, ahora si que no tengo nada que hacer, ¡buahhh!».

Cuando los dueños llegaron a casa, después de una dura jornada de trabajo, lo primero que hicieron fue ponerse calzado cómodo y sentarse en su sillón de lectura, justo debajo de las estanterías. Enseguida vieron a Bibliser en el suelo, la recogieron y la pusieron en la tercera estantería, ya que no se acordaban de dónde estaba antes.

Bibliser era la serpiente de madera más feliz del planeta. Sus dueños le habían salvado la vida, ahora si que podría leer novelas, e incluso cuentos para niños, que allí estaban, esperando a que los dueños tuvieran hijos.

Se sintió muy agradecida con ellos, y todas las noches, como muestra de agradecimiento, les echaba una lágrima de madera a cada uno, para que el cariño y la comprensión reinara entre ellos para siempre.

FIN

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