DOS AMIGAS Y SU SECRETO

Beatriz tenía poco más de seis años cuando sus padres la llevaron a aquel colegio. Allí conoció a Alba, una niña de la misma edad, como casi todos los otros compañeros de clase. Alba fue la primera en acercarse a Beatriz para darle la bienvenida y mostrarle su apoyo, dado que era “la nueva” en la clase. Entre las dos, poco a poco, fue creciendo la amistad.

En casa de Beatriz siempre existía un ambiente relajado. Su madre y su padre, que eran muy exigentes incluso con su hermano tres años menor que ella, practicaban la psicología positivista. Eran de esas personas que piensan que la auténtica escuela es la familia, no el colegio, y que no es nada recomendable la “nueva pedagogía de los medios”, cuyos objetivos distan tanto de lo que ellos consideran la educación. Durante y después de las comidas siempre hablaban de los temas más diversos y de cómo debía ser el comportamiento de las personas en sus relaciones con los demás. Beatriz, desde muy pequeña había oído hablar del respeto debido a todas las personas y de la filosofía de la comprensión “cumple las normas y disculpa a quien no las cumple”. Esta es la filosofía de la filosofía, solía decir su padre. A pesar de todo, ella era algo tímida, por lo que su en cuentro con Alba le infundió seguridad y ánimos, desde su primer día en aquel colegio.

cuentos infantiles - dos amigas y su secreto

Con mucha frecuencia también jugaban en el parque, por el que todos los días pasaba Alba en dirección a la escuela. Beatriz también vivía cerca y sus padres frecuentaban el parque para que jugara con otros amigos y compañeros de la escuela. Las dos amigas, cuando no estaban otros niños, hablaban de sus experiencias y de sus inquietudes. A pesar de la amistad que las unía, Alba nunca había contado a Beatriz lo que le ocurrió aquel día en el parque en que una persona le entregó aquella esfera que celosamente guardaba y que no enseñó a nadie después de haberlo hecho a su madre.

En casa de Alba el ambiente era diferente al de la casa de Beatriz. Sus padres coincidían poco en casa y tenían pocas oportunidades para entablar conversaciones con su hija. Aún así, también participaban de ese espíritu de la psicología positiva. A veces estaban en casa sus abuelos, que recogían a Alba, por la tarde, a la salida del colegio. A pesar de todo, Alba era decidida, emprendedora y hacía amigos con facilidad.

Alba temía que Beatriz se riera de ella cuando le intentara mostrar aquel objeto al que miraba todas las noches antes de dormirse y del que percibía destellos luminosos que eran diferentes todos los días en intensidad y colores. Beatriz no podrá ver mi esfera – pensaba Alba recordando lo que ocurrió cuando intentaba mostrarla a su madre – y entonces no querrá ser mi amiga. Este pensamiento atormentaba a Alba hasta que un día, cuando su abuelo dijo que irían a jugar al parque, cogió la esfera para mostrarla a Beatriz.

Aquel día, ya avanzado el curso, Alba, Beatriz y otros niños estaban jugando en el parque como solían hacer las tardes de primavera en las que la temperatura era agradable, ante la mirada atenta de sus madres, padres o abuelos. En un momento dado, cuando la atención de los otros compañeros de juegos se centró en uno de los juegos infantiles del parque, Alba tomó de la mano a Beatriz diciéndole: Ven Beatriz, que tengo que enseñarte algo. Corrieron hacia un banco cercano, donde Beatriz se sentó expectante. Alba, con sigilo, se llevó la mano a un bolsillo donde se centró la mirada curiosa de Beatriz. ¿Qué es eso que tienes en el bolsillo? Le dijo impaciente a su amiga. Alba, con cierto recelo y prudencia, fue abriendo su mano y mostrando la esfera a su amiga. Beatriz quedó hipnotizada mirando los destellos que emanaban de la mano de Alba, hasta que dijo: ¿Me dejas cogerlo? Cógelo – dijo Alba – ligeramente asombrada al saber que su amiga sí veía su esfera.

Beatriz, con una mezcla de temor y prudencia, puso su mano sobre la de Alba y encerró en ella a ese raro objeto hasta sentir su suavidad, calor y destellos entre sus dedos. Retiró su mano de la de Alba acercándosela para ver de más cerca ese objeto, mientras quedaba invadida de una rara sensación al ver que la esfera continuaba en la mano de su amiga. Por un instante, Alba pensó que Beatriz había disimulado tomar el objeto, por lo que una incipiente desilusión se tornó en incredulidad cuando Beatriz abrió la mano donde guardaba la esfera ¡Había dos esferas! Ambas amigas se miraron a los ojos sin poder articular palabra, mientras sentían en sus manos cada una su esfera. ¿Qué ha ocurrido? – Dijo Alba a Beatriz – yo solo tenía una esfera.

No podían comprenderlo. Después de unos instantes intercambiando miradas incrédulas entre ellas y sus respectivas esferas, Alba confesó a Beatriz la historia de su esfera. Le habló de aquella “persona del saco” que un día, en aquel mismo parque, le dijo: “es todo lo que necesitas para vivir” y de otros detalles de su más guardado secreto. También le dijo, que la miraba todas las noches antes de dormirse y que cada noche veía algo diferente. Entonces, después de una atenta escucha, Beatriz se atrevió a decir: Las esferas serán nuestro secreto y hablaremos cada día sobre lo que nos hayan dicho la noche anterior. Esa tarde, cuando Alba y Beatriz regresaban a su casa de la mano de su abuelo y de su madre respectivamente, se sentían aún más amigas, al compartir el secreto de las esferas.

 

FIN

Escrito por Lucía Nante

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26 pensamientos en “DOS AMIGAS Y SU SECRETO

  1. Itte beiia muack

    Buuenisimo el cuento :’3 lo voy a imprimir y luego lo voy a traspasar a una hoja en blanco.En clases me pidieron un trabajo de crear un cuento… pero me dió paja hacer uno yo, además no tenia ninguna idea, pero con este cuento… tan solo lo traspaso en una hoja en blanco y ya está, con buena letra y otras cosas más.

  2. valentina

    esto es para una tarea y pensaba que era corto y es muy largo yo no se como la spersonas copian esto

    no es justo…

  3. tomatito

    largisimo los cuentossssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss

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